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-No creas que te vas a ir de aquí sin pagarme...

-¿Por qué te tengo que pagar?

***

Un terrible sentimiento anula por completo cualquier movimiento en mi cuerpo, siento una correspondencia a las continuas declaraciones de amor que hacía mirando al techo de mi habitación esas noches frías y solitarias, en las que solo estaba acompañada por un disco de rammstein y mi gran y terriblemente utópica imaginación.

Pero... a su vez siento un dolor en el vientre que me dice que no haga nada de lo que luego pueda llegar a arrepentirme.

Una sonrisa se dibuja en el rostro de Till, me lo dice todo con la mirada, esta se pasea con lentitud por mi totalidad, sin perder detalle, siento el contacto de su mirada, ese simple hecho hace que mi piel se erize.

Mi cuerpo cede, el olor que ambos desprendemos inunda mis fosas nasales en un inteligente intento de hacer que me entregue a los fuertes brazos que me rodean.

Su pecho está tenso, casi pegado en su totalidad al mío, parece que me está aplastando con su grandeza, su cuello tiene que contorsionarse para observarme desde las alturas, me siento diminuta y horriblemente inferior.

Pero ese olor, esa virilidad que siempre me recorre los pensamientos,  esos ojos con los que fantaseo desde mis inocentes quince años...

No... no lo hagas- Agh esa punzada de dolor en el estómago

Pero ¿y si quisiera?, las piernas ceden nuevamente, esta posición comprometida me está haciendo perder los estribos.

Suspiro, noto su acercamiento. La mano que acariciaba tentadora mi espalda finaliza su suave danza y tras unos segundos de asimilarlo noto ese vacío.

Su risa llena la pequeña habitación, una risa grave y masculina, pero intensa y profunda, expresa... ¿arrepentimiento? ¿Indecisión?

- No importa...- ríe sobandose el pelo incontables veces con ambas manos.- Vamos.- hace una ademán con su mano- El ensayo- susurra egocéntrico y altanero, como si lo hubiera olvidado

Acto seguido se aleja por donde vinimos, estoy petrificada en mi sitio. Esa maraña sentimental que invadía mis entrañas a acrecentado sus dimensiones, mis pensamientos son performáticos y poco realistas, todos aman y odian a Till.

Pero algo falla... sí, algo en su risa, en su mirada, en sus actos.

¿Por qué me trajo aquí si al final no intentó nada? ¿Yo quería realmente que eso pasara?

-Agh...! - grito en medio de la nada mientras me pongo los dedos en las sienes, jamás me habían dolido tanto.

Enfado, indecisión, incertidumbre...

Él es Till Lindemann, sí.
He ido a un concierto de Rammstein, sí.
Me he encontrado a la banda en una fiesta, sí.

Till insistió e llevarme a mi apartamento esa noche, sí.

Todo comienza a estar borroso en pos de ese momento, el calor me invade nuevamente, mi mente está turbia e indignada.

Ofuscada subo hacia el backstage en dirección a Hanna.

EphemeralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora