Imperial ❀ᴛᴀᴇᴋᴏᴏᴋ | Omevagerse

14: Reino rosa.

Los árboles frondosos que se podían apreciar desde aquel singular castillo, delimitando la región del único reino que hasta esos momentos se mantenía ajeno a todo lo que le rodeaba. O al menos es lo que su gobernante, Kim SeokJin estaba pensando en esos momentos.

Muchos verían quizá su decisión basada en su naturaleza, ya que era el único gobernante de los reinos en ser un omega. Todo lo contrario, a lo que se pronosticaría, el líder y de la palabra decisiva del reino rosa era nada más y nada menos que un omega de belleza enorme. Aunque eso no lo hacía un líder más débil o sin conocimientos sobre lo que pasaba, ya que era muy responsable e inteligente.

Y era por aquello mismo, que cuando recibió la jugosa idea de ser uno con los demás reinos e irse contra el gobernante púrpura quien les dirigía, se había negado rotundamente. Y si bien había sido de su conocimiento el hecho de que el emperador supremo TaeHyung no había tenido interés inicial en asumir sus tareas; sabía que no por ello era no digno de su cargo.

Pero había conocido a un gobernante con la misma idea inicial hace mucho tiempo.

—SeokJin, su majestad—escuchaba aquella voz familiar que tanto adoraba llamarle, girándose de aquel ventanal que daba a las afueras de su pequeño reino—. ¿En qué tanto piensa este hermoso rey?

SeokJin sonrió, mientras se acercaba al chico frente suyo y le daba un ligero beso en los labios. Un simple roce que utilizaba en la privacidad como un saludo ligero, mientras negaba con su cabeza y colocaba sus manos en los hombros ajenos, mirando aquellos ojos que le devolvían adoración pura.

—No es nada de lo que preocuparse NamJoon—sonreía mientras el hombre le devolvía una mirada insegura, sabiendo que en realidad algo sí pasaba con aquel omega—. Bien, solo pienso un poco en todo lo que está pasando con los reinos y con el emperador TaeHyung, en la guerra sin sentido que se quiere desatar.

—Ya veo a dónde va esto, pero no debes preocuparte cariño por lo que pase—NamJoon aseguraba mientras tomaba la cintura del omega, tratando de darle un gesto tranquilizador con su mirada y caricias—. Si lo que te preocupa es nuestro hijo, SanHa estará muy bien.

—No solo es nuestro hijo o los habitantes de nuestro reino—negaba ligeramente molesto, alejándose un poco de su pareja y señalando hacia las afueras del reino rosa, donde colindaba el reino naranja—. Es por todos los demás reinos, los pobladores de estos. Además, que personalmente se me hace absurdo por lo que quieren iniciar la guerra.

—Bueno, eso es porque quizá alguien se ve un poco reflejado en nuestro gobernante supremo—musitó con ligera burla, causando que el mayor se sonrojara y no le encarara, causando ternura en NamJoon aquel gesto de su omega—. Y no sé, quizá por eso es tu angustia a que otros se estén colocando en esa postura, aunque en cierto modo es muy noble que te preocupes por otros reinos.

El omega encaró al chico, mientras carraspeaba en un intento de encontrar voz para reputar a lo que el alfa le decía.

—Sí, tienes razón en ello. El emperador supremo me recuerda a mi época en la que no quería ser un líder—sonreía con gracia, mientras se recordaba de más joven y cómo las cosas habían sido para él más fáciles—. Aunque claro, fue mi miedo al ser yo un omega y no un alfa, además de la desconfianza que se me tenía por eso.

—Lo sé, aún recuerdo cuando huías para no estar en las juntas de consejo y cuando solo querías ir a comer o ver con qué ropas te verías mejor—NamJoon no pudo evitar reír ante el recuerdo de la vanidad un tanto natural de aquel omega y que, aun así, con cualquier cosa NamJoon lo veía perfecto—. Personalmente eso fue lo que me llamó la atención hacia tu persona, aunque creo que lo nuestro simplemente se tenía que dar.