29: Reencuentros.

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Aquello había sido más sencillo de lo que habían creído, el que accedieran de esa manera por el bien de JungKook era una sorpresa enorme

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Aquello había sido más sencillo de lo que habían creído, el que accedieran de esa manera por el bien de JungKook era una sorpresa enorme. El camino de regreso se les hizo extrañamente más corto que antes, no sabían si era por aquella sensación de tranquilidad que les había dejado saber que al menos un reino no estaba interesado en todo eso. Sin saber que no era el único.

—Entonces, ¿quiere ver de inmediato a JungKook? —Indagó JiMin, a lo que el hombre le miraba sin entender—. Digo, soy su acompañante y es mi deber de cierto modo procurarlo.

—Sí, me gustaría ver a mi hijo—afirmaba, mientras veía el paisaje un tanto más rústico de lo que estaba acostumbrado—. Quiero ponerlo al día de mí y de lo que será correcto hacer, declinar a mis prestigios quizá sea la mejor opción.

—Aunque está acostumbrado a la nobleza—puntualizó YoonGi.

—Una vida más tranquila y alejada de ese bullicio a mi edad y a la de muchos de mi parlamento nos viene bien—suspiraba, para luego parecer que veía a algo más que el paisaje—. Ya hice el deseo de mi esposo al criar y dar buen futuro a JungKook, no me queda mas que disfrutar de mis días de modo tranquilo.

El silencio luego de un asentimiento de parte del alfa se hizo presente hasta que por fin se encontraban en los dominios del reino púrpura, el aroma al hogar inundó las fosas nasales de YoonGi y JiMin, quienes estaban más tranquilos tras estar en territorio conocido. Miraron al hombre frente a ellos, el cual se maravillaba con el peculiar paisaje que este le daba, pues era un pueblo donde los niños y omegas andaban sin miedo, jugando y pasando un buen rato. Algo que sabía que pocas veces realmente se encontraba en su reino.

—Creo que está en buenas manos al parecer—escucharon decir, aún absorto en lo que veía—. No hice las cosas tan mal después de todo.

Tras aquello y que frenaran los caballos, las grandes puertas de madera color púrpura y dorado les dieron la bienvenida, abriéndose en su totalidad y dejando ver el camino de árboles de cerezo que desde que había llegado JungKook, TaeHyung había hecho colocar en memoria de su esposo y su primer encuentro.

Hasta que el emperador supremo, junto a su bello esposo, fueron quienes les dieron la bienvenida, lucían tranquilos, felices de que ambos chicos volvieran a casa de manera segura. Pero, cuando los ojos de JungKook se fijaron en el tercer llegado, su semblante pasó a uno sorprendido y se acercó a pasos dudosos y lentos hasta este.

—Padre...—susurró con sorpresa.

—JungKook, esperaba verte hasta más tarde pero el que me sorprende eres tú al parecer.

Decir que el hombre estaba anonadado de aquel resplandor en el cual lucía su hijo y que, a pesar de ahora ser del reino púrpura, luciera aún colores rojos, demostrando de ese modo orgulloso sus orígenes.

—Bueno, creo que ambos nos llevamos la sorpresa—soltó una risa nerviosa, para luego ver al resto un poco dudoso—. ¿Creen que pueda hablar con él unos minutos a solas?

Imperial ❀ᴛᴀᴇᴋᴏᴏᴋ | OmevagerseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora