Capítulo 9 Elsa de Arendelle no es ninguna cobarde.

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La figura se derrumbó ante Elsa. Nada.

El sudor la invadía por completo. Se dejó caer en la gran roca que había detrás de ella mientras contemplaba con un silecio sepulcral aquel cielo del último día de Noviembre. Elsa suspiró profundamente,  no le quedaba tiempo.

Todo sucedería en menos de un mes. Dirigió su mirada a su antebrazo admirando aquel tatuaje tan siniestro. Cada día se sentía más confusa pues millones de sentimientos la invadían continuamente tales como miedo, dolor, desesperación, tristeza, furia pero sobre todo...venganza. Volvió a levantarse rápidamente y con paso firme anduvo hasta la orilla del lago.

-¡Firme así, me quedo aquí! Gran tormenta habrá...-cantó.

De repente la una pequeña porción de lago se había convertido en hielo, sólido y resistente. Elsa lo miró asombrada y rápidamente recogió su vestido para intentar cruzarlo.

-No lo hagas- chilló una voz por detrás. 

Allí estaba él, vestido con su típica sudadera azul, avanzando lentamente con su cayado. 

-Espera-dijo Jack, agarrando una piedra del gran jardín. 

La lanzó con una gran firmeza. Ésta rebotó en un árbol cercano al lago y cayó en medio de la porción que Elsa había congelado. Todo el hielo se rompió en mil pedazos, volviendo a la normalidad otra vez. Elsa lo miró decepcionada, soltó un suspiro y con la cabeza bien alta sin mirar directamente a Jack, puso dirección al castillo de nuevo. 

-¿Alguien le ha dicho que haya terminado la clase, señorita Arendelle?-le espetó Jack por detrás. 

-Ya te dije que no necesitaba nada tuyo, puedo conseguirlo perfectamente sola- le contestó ella, con dureza. 

-Asi que se atreve a desafiar a un guardián...Muy bien, reina Elsa, veamos que es capaz de hacer- dijo él, mientras con un rápido movimiento se colocó delante de ella, obligándola a retroceder.

Elsa lo miraba confundida, ella no tenía tiempo para estas tonterías...Intentó rodear el río para poder salir por otro lugar pero cuánto más lo intentaba, Jack alzaba el vuelo y le prohibía el paso. 

-Jack, quiero que pares-finalizó ella, sujetándo al peliblanco por los hombros. 

Dicho eso se volvió con aire triunfal, esperando que el chico se diera por vencido y no volviera a molestarla más, al menos eso creía ella. 

-Con que esas tenemos eh...¿Tiene miedo de que le gane un guardián del tres al cuarto, reina Elsa?-le retó él. 

La ira se apoderaba de Elsa, ¿Por qué este chico no llegaba a entender que ella no era como cualquier persona, que lo único que quería era que el mundo no la molestara? Era demasiado madura para estas tonterías. 

-Mm...¡Gallina!-susurró de repente Jack en su oído. 

Antes de que ella reaccionara alzó el vuelo colocándose en la copa de un árbol.

Elsa no lo podía creer que aquel chico fuera tan infantil, ¡Tenía que tener más de 300 años!¿No se suponía que los guardianes de la Luna debían ser sabios, o al menos...responsables?

Volvió a colocarse a su lado, Elsa cerró los ojos esperando oír cualquier tontería, insulto o broma salir de sus labios pero en lugar de eso, con un ágil movimiento le quitó la goma y deshizo su trenza.

Su pelo rubio platino caída en cascada por toda su frente, aquello era demasiado.

Se apartó el cabello de la cara de un manotazo y sin pensarlo dos veces arrinconó a Jack en un árbol robusto, sujetándolo por el cuello de la sudadera. 

-¿Tienes idea del tiempo que lleva hacer una trenza y adornarlas TODAS las mañanas?- le gritó enfurecida.

-Anda, no te pongas así. Además así estan aún mas guapa, y mira que eso es difícil, te da un aspecto más... sexy-le contestó él, con una sonrisa pícara.

-¿SEXY?¿Te crees que con todo lo que me viene encima me voy a preocupar de que mi pelo te parezca sexy o no?¿Se puede saber que te he hecho yo?-dijo Elsa, elevando la voz. 

No esperó respuesta, le soltó de su agarre y caminó en dirección contraria. 

Un movimiento rápido en una fracción de segundo. Una bola de nieve impactó en toda la espalda de Elsa. 

Se dio la vuelta para mirar a Jack a los ojos, con desprecio y a la vez asombro. 

-¿Es imposible que te tomes algunos de mis discursos en serio?-dijo. 

-No me mires así, no paras de meterte conmigo-dijo él, poniendo cara de niño bueno-además, sigues sin pedirme perdón y eres una cobarde, te merecías un bolazo al estilo Jack Frost.

En el interior de Elsa algo volvía a resurgir, aún había esperanza. Un copo minúsculo brotó de su mano izquierda y recordó en su mente aquel párrafo de su canción 'el frío es parte también de mí', por fin había vuelto. La Elsa que se lamentaba y lloraba había quedado atrás, ahora tenía que actuar, iba a salvar Arendelle. Era hora de divertirse un poco después de tanto tiempo.

Cogió impulso y colocó sus manos en dirección donde estaba Jack, una gran bola de nieve perfectamente redonda surgió de entre sus manos y salió precipitada hacia la dirección del chico, impactándole en toda la cara. 

-¡Eh!¡Eso no es justo!¡Me has lanzado una tres veces más grande que la que te había lanzado yo!-replicó Jack.

-No te quejes, Jack Frost. Eso es lo que le pasa a la gente que se atreve a deshacer mi trenza, yo pongo las reglas-le retó ella.

Ya era hora de dejar de lamentarse y empezar a actuar, y que mejor forma de hacerlo que enseñando a este chico que nadie le manda a la reina Elsa. 

Después de toda la tarde tirándose bolas el uno al otro, volvieron al castillo juntos mientras el atardecer invadía el reino. 

-Oye, Elsa... Perdona por lo de la trenza y...viendo cómo lanzas esas bolas, definitivamente no eres una cobarde-dijo Jack evitando mirarla a los ojos. 

-No te preocupes, por mí esta todo olvidado, empecemos de nuevo-dijo ella, esbozando una sonrisa-además...Si vas a ser mi profesor, tendremos que llevarnos bien¿No?

-Vale, pero prométeme que no te enamorarás de este cuerpazo-dijo él, con una sonrisa embaucadora.

-Aghh...¡Eres imposible!-dijo Elsa toda colorada.

Avanzaron por los pasillos del castillo lentamente, pues ya era bastante tarde. Subieron al piso superior y llegaron a la puerta de la habitación de Elsa.

-Ha sido un placer ganarte hoy tirándote bolas de nieve, reina Elsa-dijo él, haciendo una reverencia.

-Oh, tan guapísimo Jack Frost, prometo no contarle a los demás que lo vi llorar como un bebé al perder contra una dama-dándole su mano, dónde él depositó un tierno beso. 

-¿Algún día me pedirás perdón?-susurró Jack, muy cerca de su rostro.

-Um...Quién sabe...Quizá algún día-terminó ella, dedicándole una de sus sonrisas.

-Buenas noches, Elsa-se despidió él entrando en la habitación de al lado.

Elsa esbozó una última sonrisa y se miró en el reflejo de uno de los grandes ventanales, la verdad es que sí, el pelo suelto le sentaba muy bien. 

Hola :) Por fin termino este episodio después de tanto tiempo, espero que os guste y que comentéis y le déis a mg, estoy muy feliz con cada uno de vuestros comentarios y aunque tarde prometo responder todos, muchísimas gracias de verdad, un beso enorme y hasta el próximo capítulo. 

La última esperanza(JELSA)CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora