Capítulo 16 Segunda noche de tormenta(PARTE 2)

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Unas horas después...

        Una delicada mano se posó en la parte superior de su espalda. El cuerpo de Elsa sentía escalofríos mientras la habitación seguía completamente a oscuras, sólo se oía el leve sonido de la lluvia pero, de repente el contacto desapareció. Instintivamente Elsa se sentó en la cama mientras unas manos por detrás le colocaban la venda en los ojos. Auqello iba a ser muy divertido. 

Sentía como su respiración iba a mil. 

-Shh, tranquila-susurró el muy cerca de su oído. 

Un relámpago se proyectó de tal manera en la ventana que Elsa se sobresaltó sin darse cuenta. Después de aquello, volvió a reinar la calma. Oía al chico respirar en algún lugar de la estancia, ¿Qué pretendía hacer? Cuidadosamente, el peliblanco desató el lazo trasero que sostenía el vestido de Elsa, dejando su espalda completamente desnuda. Primero empezó con un leve roce, después continuó con una serie de caricias a través de su columna vertebral que cada vez iba a más. Ella seguía paralizada, intentando contener el placer que aquello le producía. Después, el guardián repitió el mismo proceso dejando una estela de besos mientras sus manos masajeaban el cuello de Elsa. Sin poder contenerlo Elsa soltó un profundo gemido y se arrepintió al instante. Notó la sonrisa del chico amortiguada contra su espalada, aquello le estaba divirtiendo mucho. 

Quería volverse, quería besarle, lo quería ya y ahora. Intentó zafarse de los brazos del peliblanco, pero fue un movimiento inútil. 

-Todo a su tiempo, mi reina-la voz de Jack sonaba más grave que nunca. 

Después de aquello, el chico bajó el vestido de Elsa hasta los codos de ésta mientras le sujetaba los brazos con la otra mano. Se acercó a su oreja y la mordió suavemente para después pasar a besar su cuello. Al principio seguía depositando pequeños besos desde su lóbulo hasta la clavícula pero después sus besos se volvieron más intensos, Jack necesitaba más, los dos necesitaban más. 

Esta vez Jack no pudo controlarse. Empujó a Elsa hasta que su espalda chocó con el colchón, le quitó de un tirón la venda y se colocó encima de ella. Fue un beso salvaje, apasionado, Elsa exploraba con su lengua cada perfecto y blanco diente de Jack. El chico apoyó un brazo al lado derecho del rostro de Elsa y la obligó a apoyar la cabeza presionando su trenza, hasta que se soltó dejando su pelo totalmente suelto. 

-¿Sabes lo que cuestan de hacer esas trenzas, verdad?-replicó en un susurro ahogado, pero toda replica se esfumo cuando notó como Jack había dejado atrás los labios de la chica para bajar un poco más su vestido y trazar con su lengua un camino desde su abdomen hasta su ombligo. Después Jack se levantó, dejando a Elsa muerta de deseo, incapaz de levantarse de la posición en la que estaba.

Fue a abrir la ventana, dejando que la luz de la Luna iluminara la alcoba. 

Se quitó la sudadera de espaldas a Elsa y ella se quedó contemplando su ancha espalda. Cuando se colocó de nuevo encima de ella no dio tiempo a que la chica reaccionara. Le robó un profundo beso para después enredar las manos en su pelo. Esta vez Elsa no lo dudó, dirigió la atención a la espalda de Jack y la acarició de arriba a abajo mientras el chico seguía jugando con sus mechones.

Fue Elsa la que se levantó esta vez, dejando en el rostro de él una mueca sorprendida. Le apartó la mirada mientras se quitaba el resto del vestido, realmente lo deseaba, y si quería estar con Jack, no quería que su vestido se lo interpusiese. Antes de poder darse la vuelta, sintió el pecho del peliblanco pegado a su espalda.

-Oh no, otra vez el cuello no- dijo mientras el guardián repetía el proceso anterior. 

Jack agarró del antebrazo a Elsa para darle la vuelta y se quedaron mirandose fijamente. Fue Elsa quien esta vez acercó su rostro para robarle un beso a él con mucha necesidad. Rápidamente la agarró de los muslos y ella pasó las piernas alrededor de su cintura. Colocó las manos en el cuello del chico mientras Jack la mantenía sujeta contra la pared. 

-El-Elsa-dijo él entre besos-Eres...eres preciosa.

Aquella frase actuó como un resorte en la mente de la reina. Sin pensárselo dos veces ayudó a Jack a quitarse sus pantalones. Aquel la empujó de nuevo a la cama y con sumo cuidado le quitó su ropa interior para después repetir con él el mismo proceso. 

-¿Tú...estás segura?-le preguntó con la voz entrecortada. 

Elsa volvió a depositar su mirada en él para después asentir con la cabeza. 

Antes de que pudiera cambiar de idea Jack entró dentro de ella con suavidad. Elsa cerró los ojos instintivamente para reprimir un grito de dolor. Se agarró al cuello de Jack y sin querer le arañó minimamente la piel. Él empezó a moverse rítmicamente y todo el dolor que había sentido se convirtió en puro placer. 

Elsa empezó a gemir sin vergüenza alguna y en el rostro de Jack se formó una sonrisa torcida. Aquella era la verdadera Elsa, aquella era su reina. 

Después de aquello, cayeron exhaustos uno al lado del otro. Completamente en silencio, oyendo como sus corazones latían al mismo compás. Al poco tiempo Elsa se incorporó en la cama y le miró con una mueca divertida. 

-¿Qué?-le dijo él con su pose pervertida mientras se incorporaba al igual que ella.

-Me has deshecho la trenza-le respondió colocánse entre sus piernas- Tienes que hacerme una nueva. 

Se pasó un buen rato intentando explicarle a Jack cómo debía trazar el pelo para que le saliera correctamente, fue una misión imposible.

-¡Pero qué me has hecho en el pelo!-dijo ella horrorizada mientras se miraba en el reflejo de la ventana-¡Estoy horrible!

-Estás muy sexy, la mejor trenza que has llevado nunca-bromeó él sin poder contener la risa. 

Elsa se deshizo el intento de 'trenza' que le había hecho el chico y se sentó en la punta de la cama dándole la espalda y fingiendo una mueca de fastidio. 

-Oh, eres lo peor Jack Frost-murmuró indignada. 

-Soy irresistible-respondió él mientras tiraba de los hombros de Elsa hacia atrás para que apoyara la cabeza en su pecho. 

-Algún día te aplastará tu enorme ego-comentó ella divertida.

-Algún día puede ser-comentó el también entre risas. 

-Ha sido una bonita noche de tormenta, ¿No crees?

-La mejor de todas-comentó él antes agarrar el mentón de la chica y rozar sus labios por última vez.  

La última esperanza(JELSA)CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora