Es interesante cómo la vida da tantas vueltas, a veces buenas, a veces malas, pero siempre hay un motivo y un porqué de todo, sólo hay que mantenerse firme y afrontar las cosas como vengan, y quizás así se pueda ver la luz al final del túnel.
Eso es lo que se decía a sí misma Temari, que no sabía qué sería de ella ahora que su padre había muerto, sin embargo, esa no era la principal preocupación de Temari, por supuesto que se sentía mal por la muerte de su padre, pero teniendo en cuenta que su relación nunca fue para nada buena, no era algo que le doliera tanto como a cualquier otra persona que le pasara lo mismo. Y es que Rasa nunca fue especialmente un buen padre, de hecho, casi nunca se hablaban, y como su madre murió dos años después de dar a luz a su hermano menor, Gaara, desde siempre ella ha sabido cuidarse sola, y tal vez por eso Temari era una chica de carácter fuerte, decidida y a veces hasta intimidante. Y ahora que su padre los había dejado realmente solos, a ella y sus hermanos, lo único que pensaba era qué harían, pues Rasa tenía más deudas que tiempo para sus hijos, y al morir este, lo poco que les había dejado en herencia, lo usaron para pagar algunas de las deudas, sin embargo, no fue suficiente, y puesto que su padre siempre les insistía que se dedicaran a estudiar en lugar de trabajar, no tenían ni un centavo ahorrado ni nadie a quién pedir ayuda, pues no conocían a nadie de su familia aparte de ellos mismos.
-Entonces... Definitivamente es la única opción que tenemos -sentenció Kankuro luego de discutir con sus hermanos sobre lo que harían.
Habían pasado alrededor de cinco días desde el funeral, y no habían tardado en llegar cartas de los cobradores con ultimátums, algunos bastante inquietantes, sobre el tiempo que tenían para pagar las deudas de su padre.
-Supongo que no hay de otra -dijo Temari, derrotada -¡Agh, maldita sea! ¿Por qué tenías que gastarte todo en alcohol y juegos de azar? -gritó golpeando la mesa.
-Calma Temari, ya se nos ocurrirá algo para salir de esta -dijo Kankuro dándole una palmada en la espalda a su hermana.
-Pero... ¿A dónde iremos si vendemos la casa? -preguntó por enésima vez Gaara.
-No lo sé Gaara, ya lo veremos. Ahora lo importante es pagarles a esos criminales antes del último del mes, y ya estamos a 14, porque mira que hasta amenazaron con matarte sólo por ser el menor. Y yo prefiero mil veces dormir en una plaza que dejar que les hagan algo a ustedes.
-Pues habrá que ir buscando una linda plaza para vivir, ¿no? -dijo Temari.
Kankuro suspiró.
-Eso parece.
Al día siguiente Kankuro publicó que estaba en venta la casa, y rogó que apareciera pronto un comprador, y ya que la opción de hipotecaria estaba descartada pues el valor de la hipoteca seguía sin ser suficiente para pagar todo, no tenían otra opción. Además, en el mejor de los casos, si luego de pagar las deudas quedaba algo del dinero que les dieran por la casa, podrían alquilar algo mientras conseguían un buen trabajo.
Por suerte para ellos, esa misma tarde llamó un posible comprador, y en tan sólo unos días estaba listo el trámite y pudieron pagar la gran mayoría de las deudas antes de la fecha límite.
Kankuro había conseguido un trabajo como lavaplatos y Temari repartiendo volantes, no era la gran cosa, pero al menos les daba para comer, ya que habían logrado pagar una habitación en un hostal barato con una parte del dinero de la casa.
-Estoy cansada de todo esto, vivimos en una pocilga, comemos apenas una miseria, y lo peor de todo es que ni siquiera nos lo buscamos -decía Temari pateando lo que se encontrara en el suelo.
-Y si sigues pateando lo poco que tenemos es peor -dijo Gaara acostado mirando el techo, Temari resopló y se sentó en su cama, que estaba junto a la de Gaara.
-¿Cuándo llegará Kankuro? Se suponía que él traería hoy la cena.
Eran aproximadamente las 8 de la noche, y normalmente Kankuro llegaba a eso de las 7 menos cuarto.
-Chicos, no van a creer lo que me pasó hace un rato -anunció el mayor mientras dejaba una bolsa con comida en la mesita de noche, que era también la única mesa que tenían.
-Te encontraste una lámpara mágica y tienes tres deseos -dijo sarcásticamente Temari repartiendo la comida que trajo Kankuro en tres platos.
-Me llamó Obito, dijo que se enteró lo de papá, y que quería hablar con nosotros -dijo ignorando la antipatía típica de su hermana.
-Obito... ¿Quién era ese? -preguntó Gaara empezando a comer.
-Obito Uchiha, el amigo de papá de la infancia.
-¿El de Konoha? ¿Que tenía una empresa de autos? -preguntó Temari.
-Ese mismo -contestó Kankuro sonriendo -No sé qué será lo que quiere decirnos, pero cuando hablamos dijo que vendría mañana a esta hora para hablar con nosotros en persona. Sonaba urgente. Si tenemos suerte, quizás nos de trabajo en alguna sucursal.
El ambiente cambió considerablemente, se notaban más relajados, aunque aún estaban a la expectativa, no sabían si era seguro que Obito Uchiha los había llamado para ayudarlos, tal vez tenía asuntos pendientes con Rasa, tal vez sí quería darles empleo. Pero eso no lo sabrían hasta hablar con él.
Y así pasó el siguiente día, en la noche habían arreglado la habitación, pues no tenían otro sitio para recibirlo.
-Esto es un asco, ni siquiera hay espacio para nosotros tres, me da vergüenza traer a alguien a este sitio.
-Al menos se ve mejor que hace un rato -comentó Gaara viendo el vaso medio lleno.
En eso sonó el teléfono de Kankuro, quien corrió a contestar.
-¿Sí, diga? -hizo una pausa, Temari y Gaara lo miraban expectantes -Sí, perfecto, ahí nos vemos... En 15 estamos ahí -colgó.
-¿Qué te dijo? -preguntaron los otros dos al unísono.
-Nos invitó a cenar, dice que va en camino para allá. Vámonos.
Al llegar al restaurante donde habían quedado de verse, Obito ya estaba allí. Fueron directamente a la mesa donde se encontraba, saludó con un beso a Temari y con un apretón de manos a los chicos.
Obito Uchiha era un hombre de unos treintitantos, con una gran cicatriz en el lado derecho de su cara, pero aún así bastante guapo.
Luego de darles sus condolencias a los hermanos, les explicó el motivo de su llamada.
-Ordenen lo que quieran, no se cohiban -dijo el Uchiha. Los chicos se sorprendieron, pero aceptaron la oferta y pidieron lo que se les antojó -Iré al grano, pues me imagino que están ansiosos de saber porqué era tan urgente reunirme con ustedes -empezó, luego de que ya todos hubieron ordenado.
-Sí, de hecho nos sorprendió mucho que nos llamara, después de tanto tiempo sin saber de usted -habló Temari, quien era a veces muy directa.
-Tienes razón. Por eso lo que quería decirles, o mejor dicho, ofrecerles, primero, es un lugar dónde vivir, no debe ser cómodo vivir tres personas en una habitación. Lo segundo que les ofrezco, pero sólo a ustedes dos -señaló a Gaara y Temari -es una plaza en la Universidad de Konoha, una de las mejores del país, para que Temari pueda continuar su segundo año y Gaara pueda comenzar en la carrera que quiera -ambos se quedaron con la boca abierta, no se lo creían -Y tercero, para ti, Kankuro, un cargo ejecutivo en mi empresa, los detalles del trabajo como tal te los doy después... Si aceptan -terminó.
Ninguno supo qué decir, eso realmente los había tomado por sorpresa a los tres. ¿Era solamente un acto de generosidad pura de parte de un viejo amigo de su padre, o había algo más implícito?
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Optimista, pero no tanto.
FanfictionLuego de la muerte de su padre, quien los dejó sin nada gracias a las muchas deudas que tenía, Temari y sus hermanos se mudan a Konoha con un viejo amigo de su padre, quien les ofrece ayudarlos mientras consiguen estabilizarse. Kankuro, el mayor, co...