Capítulo 1: Prólogo

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Konoha estaba sumergida en una lluvia bastante fuerte, las personas se encontraban en sus hogares cenando tranquilamente y en familia. Todos excepto uno, específicamente un niño de 5 años. Su pelo era de color amarillo y sus ojos eran azules sin ningún tipo de brillo, aunque en algún punto de su vida eran muy brillantes y transmitían calidez. Tenía tres marcas con forma de bigotes en cada mejilla, siendo este su rasgo más identificable entre toda la población. Según el viejo Hiruzen Sarutobi esas eran marcas de nacimiento, pero el chico no quedó muy convencido por la respuesta.

Pero volvamos a la escena, seguro te preguntarás qué hace un niño tan pequeño solo, de noche, abajo de la lluvia. La respuesta es muy simple, pero para ponerlos mejor en situación debemos irnos al barrio de la clase alta de la aldea. Específicamente, hay que fijarnos en la mansión más grande de todas. Esta residencia le pertenecía al hombre más fuerte de toda Konoha, al Yondaime Hokage, el Relámpago Amarillo, Minato Namikaze. Kushina Uzumaki, su esposa y la Kunoichi más fuerte de la aldea, se encontraba terminando la cena.

-¡Niños, ya está preparada la comida!- exclamó la pelirroja, y por consecuencia se escucharon los pequeños pasitos de un niño y una niña de 5 años ambos.

El niño era pelirrojo y de ojos celestes como el cielo, con tres marcas de bigotes en cada mejilla. La niña también tenía las marcas, pero era rubia de ojos morados.

Esperen, creo que me salté una paete fundamental para comprender mejor la historia. Mejor rebobinemos el tiempo, 5 años atrás, hasta el momento en el que esta bella mujer pelirroja se encontraba recostada en una camilla mientras insultaba deliberadamente a su esposo. No era nada malo, simplemente se quejaba del dolor que le producía el parto de unos trillizos.

-¡Como me vuelvas a dejar embarazada, te parto las dos piernas!- gritó furiosa Kushina, haciendo asustar a su esposo.

-Tranquila, ya está terminando...- intentó calmarla Minato, que se encontraba manteniendo el sello del estómago de su mujer.

-¿Cómo está el Kyubi?- preguntó preocupada la pelirroja.

-Antes estaba intentando salir, pero ahora está quieto...- dijo confundido el rubio, pero la duda dejó paso a ña felicidad.

Pasados 15 minutos, dos recién nacidos ya bañados y envueltos en sus mantitas fueron entregados a la exhausta Kushina.

Pero de repente se escuchó un golpe, y cuando ambos voltearon a mirar se encontraron con la enfermera muerta y a un enmascarado sosteniendo al bebé rubio. Le apuntó con un kunai a la cabeza, y el recién nacido comenzó a llorar.

-Aléjate del Jinchuriki, Yondaime Hokage.- ordenó el hombre.

-Tranquilízate y entrégame a mi hijo...- pidió el rubio.

-Tú eres el que está exaltado.- respondió el encapuchado, lanzando al bebé hacia arriba y luego intentando asesinarlo con un kunai.

Pero en un relámpago amarillo, Minato hizo relucir su título como Relámpago Amarillo y atrapó a su hijo. Se dio cuenta de los sellos bomba en la manta de su hijo, por lo que volvió a desaparecer en un rayo amarillo. Apareció en una cabaña abandonada, donde soltó la manta y volvió a desaparecer. El bebé se comenzó a reir a carcajadas, a lo que el padre suspiró.

-Tú pareces divertirte con esto...- murmuró con una sonrisa Minato, que desapareció en un rayo amarillo y llegó a su casa.

Dejó al bebé en su cuna, y volvió a la cueva. Vio a sus dos otros hijos en la camilla, por lo que los llevó a la cuna con el otro recién nacido.

Minato llegó al campo donde sintió la prescencia de Kushina, y notó que ella ya no tenía al Kyubi en su interior. Logró desatarla y llevarla con sus hijos.

-¿A dónde vas a ir?- preguntó la pelirroja, que estaba muy débil. Ella veía como su marido se había puesto su túnica de Hokage.

-Debo detener a ese hombre.- dijo el rubio, desapareciendo en un rayo amarillo.

Bueno, supongo que ya saben lo que pasa despuén de esto. El Kyubi es controlado por el Sharingan del enmascarado y comenzó a destruir la aldea de la hoja. Mientras tanto, Minato derrota al villano con un Rasengan y le quita el control sobre la bestia, provocando que huya.

-Ya no estoy siendo controlado...- pensó el zorro de las 9 colas, aunque siguió destruyendo la aldea.

Un sapo gigante lo aplastó, y unas Cadenas de Diamantina lo atraparon. Minato se sorprendió por ver a su esposa en el lugar, pero le restó importancia y comenzó una secuencia de sellos manuales luego de dejar a sus tres hijos en tres pedestales distintos.

-¡No lo hagas, sabes las consecuencias!- gritó desesperada la pelirroja.

-Tranquila, ya lo he decidido. Cuida de nuestros hijos...- dijo Minato, completando la secuencia de sellos.

La figura del Shinigami en su aspecto demoníaco apareció detrás del Hokage.

-¿Qué quiéres, humano?- preguntó la deidad.

-Quiero que selles el chakra Yang del Kyubi en mi hijo Menma, el chakra Yin en mi hija Mito y la consciencia del zorro en mi hijo Naruto.- pidió el Yondaime.

-¿Acaso eres idiota o te falla el cerebro? ¿Cómo quiéres que sepa el nombre de cada uno?- preguntó a los gritos el Shinigami, y a Minato le cayó una gota de sudor por la nuca.

-Tienes razón, no te he dicho los nombres. La niña es Mito, el pelirrojo es Menma y el rubio es Naruto.- explicó Minato.

-No puede ser, ese niño...- pensó la deidad mientras veía a Naruto.

El Shinigami hizo lo ordenado, y la amenaza del Kyubi ya había terminado.

-Humano, no me llevaré tu alma. Pero recuerda que tus acciones y las de tu esposa tendrán repercusión en el futuro...- dijo misteriosamente la deidad, que desapareció.

Minato tomó a sus tres hijos en sus brazos y ayudó a Kushina a levantarse. La familia caminó hacia su hogar, la noche había sido larga, y la felicidad del nacimiento de los hijos del Hokage había sido opacada por la tristeza que tenían los familiares de los caídos en batalla.

El Poder de los DiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora