Capítulo 27: Aliados poderosos

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-¿Puedes ver la espada que está insertada en esa roca?- preguntó Ryujin.

-Emana una fuerza similar a mi espada...- pensó Naruto.

-Debes intentar sacarla de allí y luego deberás luchar contra mi hijo Igneel.- dijo el gran dragón.

Naruto caminó hasta la piedra, y vio varios esqueletos de personas detrás de la roca. Tomó la espada y la logró sacar al cabo de dos segundos de esfuerzo.

-Imposible...- murmuraron algunos dragones.

-Quizás si sea un Uzumaki después de todo...- pensó Igneel, el cual se preparó para el combate.

Naruto sacó su propia espada, y ambas se fusionaron en una sola, aumentando de manera exponencial la fuerza.

-¿Acaso era esa la espada de Amaterasu y la Raijin no Ken?- se preguntó Ryujin.

Ambos combatientes se lanzaron el uno contra el otro, pero las garras de Igneel no pudieron llegar a su objetivo. Naruto saltó muy alto, y concentró chakra Fuuton y Katon en su espada.

-¡Katon: Llamarada descendente!- dijo el ojiazul, y una lengua de fuego de gran tamaño descendió hacia el dragón.

Igneel la contrarrestó con un suspiro de fuego, y decidió ponerse serio. Comenzó a emanar una energía roja bastante impresionante, y Naruto sentía como la fuerza de su contrincante aumentaba bestialmente. El gran dragón desapareció en un destello rojo y apareció detrás de Naruto, el cual estaba muy vulnerable.

-¡Muere!- gritó Igneel, escupiendo una bestial llamarada de fuego.

Los ojos de Naruto se abrieron de par en par, mientras se volvían de color rojo y con un patrón negro. El fuego incandescente cegó a todos menos a Ryujin, el cual estaba sorprendido por algo. Cuando todos recuperaron la vista, vieron a Igneel aterrizando triunfante, pero no veían a Naruto.

-Vaya... lo pulverizé...- murmuró Igneel, y todos los dragones lo aplaudían.

-Casi que no la cuento...- murmuró Naruto, que estaba sentado en la cima una de las columnas. Su prenda superior había sido pulverizada y apenas tenía alguna quemadura.

-Esos ojos...- murmuró Igneel, que volvía a emanar esa energía roja.

Las quemaduras de Naruto ya estaban sanadas, y se dispuso a pelear otra vez. Igneel intentó cortarlo, pero lo único que logró fue atravesarlo como si fuese un fantasma.

-¡Amaterasu!- dijo el rubio, pero las llamas negras no lograron tocar al dragón.

Igneel parecía ya cansado de luchar, por lo que concentró toda su energía en la boca, preparando su ataque final.
Naruto canalizó tanto chakra Katon a la espada que las llamas eran blancas. El piso se comenzó a agrietar, y Ryujin preparó una barrera para encerrar a los combatientes y proteger al templo.

-¡Aliento del infierno!- gritó Igneel, escupiendo una enorme llamarada de fuego infernal.

-¡Reduce toda la creación a cenizas: Shikai!- gritó Naruto, el cual blandió su espada y lanzó una llamarada blanca hacia Igneel.

Ambos fuegos chocaron, pero el de Naruto consumió fácilmente al del dragón. El dragón logró protegerse un poco del ataque, pero aún así quedó inconsciente. Los demás estaban anonadados, aunque Ryujin estaba sonriendo.

-Naruto Uzumaki, has logrado derrotar a mi hijo, y también demostraste una gran destreza y honor al salvar a uno de mis subordinados allá abajo. Es por eso que yo, Ryujin, te ofrezco el contrato de invocación de los dragones.- pronunció el gran dragón, a lo que Naruto se postró en señal de respeto.

El pergamino fue puesto ante él, y Naruto se dio cuenta que era el primero en firmar tal contrato. Cuando terminó de firmar con su sangre, el rubio sintió un pequeño dolor en su brazo izquierdo. Miró su hombro y vio un símbolo que representaba a un dragón comiendo su cola en forma circular.

 Miró su hombro y vio un símbolo que representaba a un dragón comiendo su cola en forma circular

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-¿Qué es esto?- preguntó Naruto.

-Este símbolo representa tu adhesión al clan. Además, alberga un poder inmenso que despertarás cuando llegue el momento. Intenta volver a aquí cuando eso ocurra, así te entrenaré como mi discípulo.- dijo Ryujin.

-Muchísimas gracias.- dijo el rubio, viendo como el Rey abría un portal.

-Este portal conecta mi reino con la biblioteca oculta de los Uzumaki. Puedes venir cuando quieras.- dijo Ryujin.

-¿No es mejor que me enseñe una técnica de teletransportación especial hasta aquí? No siempre estoy en Uzu...- dijo el rubio.

-Entiendo.- dijo Ryujin, haciendo aparecer un pergamino de tamaño normal.

Naruto leyó el pergamino y le agradeció al dragón, para luego despedirse y atravesar el portal.
Ya en Uzu, el rubio salió a las afueras y comenzó a practicar el jutsu de teletransportación. No tenía un nombre en específico, pero según la descripción de la habilidad unas llamas rodearían a Naruto y lo teletransportarían al lugar que esté pensando. Solo le costó tres intentos para poder aplicar el jutsu en cortas distancias. Entrenó una hora entera, y ya pudo teletransportarse a Konoha sin problemas.

-¿Por qué no aplicas las otras naturalezas de chakra?- preguntó Kurama, y el rubio asintió.

En vez de canalizar chakra Katon, probó con el Raiton. Un Rayo lo absorbió y volvió a aparecer en Nami. Luego intentó con el Fuuton, y una ventisca lo hizo desaparecer para luego terminar en la frontera con Suna. Intentó con Doton, y la tierra lo tragó para después dejarlo en Kiri. Fue el turno del Suiton, y se deshizo en agua para luego reaparecer en su pequeño departamento.

-Esto es una lágrima, debo comprar otro departamento...- dijo el rubio.

-Compra algo con una sala de entrenamiento...- sugirió Kurama.

-Tienes razón. Creo haber visto un lugar en venta...- dijo el ojiazul.

Naruto usó el torbellino de fuego para aparecer en una gigantesca casa de 3 pisos. Tenía un cartel que indicaba su estado de venta, y el rubio se dispuso a entrar. Cuando entró vio una muy acogedora sala de estar, y a una familia más allá en la cocina.

-Disculpen, vengo a ver la casa...- dijo el rubio.

-Claro, bienvenido.- dijo con una sonrisa la madre.

-Adelante, te enseñaré la casa...- dijo el padre, que era un ninja.

Mientras hacían el tour, Naruto preguntó por qué la casa estaba a la venta.

-Es muy cara para nosotros, además casi nunca estamos aquí. Nuestros hijos ya son grandes y se fueron a vivir solos, por lo que nos quedó grande la casa...- dijo el hombre, y justo allí finalizó el tour.

-La compro.- dijo el ojiazul.

-Muchas gracias, son 300.000 ryos. Mañana desalojaremos la casa.- dijo la mujer.

-Gracias, mañana les doy el dinero, he venido con la billetera vacía...- dijo el rubio, haciendo reír a los dos.

-Por cierto, el patio tiene el mismo tamaño que la casa, y puedes entrenar allí sin problemas...- dijo el hombre, despidiendo a Naruto.

El rubio ya estaba preparando las cosas para ese intenso mes de entrenamiento, en el cual desarrollaría el Hyouton que había logrado ccopiar de Baku.

El Poder de los DiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora