• VIII •

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Si no conociera bien a Jimin, diría que carga consigo una gran cuota de drama tras su espalda, como una especie de actuación digna de admirar.

Está arrodillado frente a mí mientras aún me mantengo sentado en la silla.

Apoya sus pequeñas manos en la mesa de escritorio y me dedica miradas que se asemejan a un pequeño cachorro. —Habla con él. —hace un puchero para intentar conseguir que diga algo al respecto. —No puede ser que lleven semanas sin hablarse, ¡Dios! —lleva sus manos hasta desordenar todo su cabello. —Van a tener un hijo... —continúa en un tono mucho más bajo mientras se pone de pie.

—Estoy actuando responsable, no he dejado de ayudarlo en lo que necesita. Sólo que ahora mantengo distancia para no cruzar la línea. —le aclaro. —¡Vamos, Jimin!, no te engañes. Ni siquiera sabes si nacerá. —sueno tajante tras guardar mis cosas para luego ponerme de pie.

—¿Te vas a rendir? —cuestiona. —No es eso lo que necesita, lo sabes. —me sigue hasta la puerta del salón cuando decido avanzar dejándolo atrás. —Tae me contó que quieres tenerlo.

Hago un movimiento con mis hombros como si eso ya no importara. —¿Y eso de qué me sirve? Taehyung fue claro, no lo quiere y no lo tendrá, está fuera de sus planes de vida. —le recuerdo. —Además, el que yo quiera no influye en su decisión.

Jimin emblanquece sus ojos y echa la cabeza hacia atrás, como si estuviese pidiendo algo de clemencia. —Claro que si, se gustan. Puede funcionar.

—Tu amigo se encargó de hacerme entender que no pretende tener nada conmigo en el ámbito amoroso, así que... —comento hasta que ambos nos encontramos en la salida. —Ahórrate todo esto, Jimin-ssi.

—Está mintiendo. —asegura. —Sabes que lo conozco más que a nadie en todo el maldito mundo. —dramatiza una vez más. —Sólo necesita algo de tiempo para entenderlo.

—No. —respondo, frunciendo el ceño de paso cuando noto a Taehyung a la distancia. —Mientras menos contacto tenga con él, más sano es para mi. No me voy a arriesgar a tener la ilusión de ser padre, si en un par de días más tendré que despedirlo. —una sonrisa amarga se asoma en mis labios y Jimin suelta un último suspiro.

—Por favor, Jungkook. —ruega. —Si estas cerca de él, todo cambia. Ha estado triste desde que te fuiste.

Arqueo una de mis cejas al escucharlo. —¿Qué tanto sabes? —interrogo.

—Todo. —sonríe. —Créeme cuando te digo que ese chico que está a metros de nosotros, necesita de tu cariño y cuidados para sobrellevar esto. Puede que no mida sus palabras y de manera constante dice todo lo contrario de lo que piensa pero... —traga un poco de saliva antes de continuar. —Pero en el fondo es un dulce.

Me carcajeo sintiendo como la mirada de Taehyung me penetra desde lejos, aún así, no se acerca.

—Sé que lo de ustedes va a funcionar, algo me lo dice, sólo debes intentarlo una vez más. Nos queda una semana para que cambie de opinión. —indica mientras alza la mano para saludar al aludido.

Observo la media sonrisa de Tae al responderle el saludo a su amigo y cojo un poco de aire para analizar toda esta locura. —Está bien, Park. Haré todo lo que esté a mi alcance pero te diré algo, si sale todo mal, te culpare a ti y te odiaré toda la vida. —sentencio.

—Va a salir bien. —vuelve asegurar. —Porque yo también jugaré mis cartas, Jeon. —me guiñe un ojo y luego posa su mano sobre mi hombro, dándome un suave apretón. —Entonces...

—Entonces, ¡Vete a la mierda! —me río y luego camino en dirección hacia Kim, dejando atrás a Jimin con todas sus palabras recriminatorias en la punta de su lengua.

Taehyung retrocede un paso cuando me ve a pocos metros, intenta salir disparado pero no lo logra porque ya me encuentro frente a él. Cojo su brazo y lo obligo a caminar sin que pueda negarse. —¿Q-qué haces? —inquiere.

—Nos vamos. —le digo mientras lo llevo hasta el estacionamiento. —Ésta vez, tú y yo, haremos las cosas bien.

Intenta zafarse de mi agarre al llegar al auto pero entre forcejeos y alegatos, termino actuando tan impulsivamente que mi faceta de chico apuesto estilo maleante, se viene abajo. En vez de eso, le damos la bienvenida al príncipe de segunda categoría que, acaba de hacer todo de manera errada pero con el mismo resultado feliz de los cuentos de hada.

Lo tomo por la cintura y lo aprisiono contra mi cuerpo. Taehyung intenta alejarme mientras empuja con sus manos desde mis hombros. —Me jode. —le recrimino. —Me jode toda esta mierda...

Lo beso. Intenta poner resistencia pero finalmente cede. Sus manos en puño abandonan mis hombros y se aferran tras mi cuello para intensificar el contacto. Sus dedos se internan entre las hebras de mi cabello mientras me dedico a devorarle la boca.

Mordisquea levemente mi labio inferior antes de que rompamos ese pequeño instante. Luego conecta su mirada con la mía y abre la boca como si quisiera decir algo al respecto pero prefiere callarse. Entonces, noto como intenta ordenar sus pensamientos antes de comenzar a hablar.

—Esto... —su mandíbula se tensa ante sus propios cuestionamientos. —Esto, Jungkook...

—Esto somos tú y yo, Tae. —aclaro. —Y por supuesto que también él bebé, si me lo permites. —finalizo, besándolo nuevamente para no darle pie a ningún reclamo.

Jugaré la última partida de este juego, aunque tenga que apostar todo de mi para poder vencerlo.

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