Life Happens | KV

• II •

Jimin golpea violentamente la puerta del baño como si de eso dependiera su vida, me implora que le abra pronto o terminará rompiéndola y... ¡Dile adiós a mi querido sueldo, dale la bienvenida a las deudas!, porque reparar la puerta no es un gasto que se pueda permitir cuando se vive solo, muy a pesar de la ayuda que recibo de mis padres, que se llevan todo el gasto de arriendo de éste lugar.

El resto, va por cuenta mía.

🍃5 horas antes.

Es cerca de la media noche del Sábado. El plan era emborracharse hasta por los codos en el bar favorito de la mayoría de los estudiantes de la Universidad de Seúl, el famoso 7th Heaven. Nombrado así, en honor a la serie favorita de su dueño.

El motivo era celebrar que mis últimos parciales fueron aprobados con alta distinción pero no, ni siquiera pudimos llegar a ningún puto cielo ni muchos menos al bar.

¿He mencionado que Jeon Jungkook es un maldito bastardo? ¿no? Bueno, lo cierto es que no lo es aún, pero puede que en cinco minutos más pase de ser un gran bastardo, al rey de todos los hijos de putas.

Aunque debo admitir que él idiota es todo lo que he buscado sexualmente hablando, y eso es algo abrumador si me detengo a pensar más allá de la cuenta.

Resulta que llevo envuelto en un gran círculo vicioso de mareos, cansancio, fatiga, vómitos, hambre e insomnio. A lo menos durante los últimos días tras casi dos semanas intensas de estudios.

Y hoy, justamente hoy, desde el momento en qué puse un pie fuera de la cama hasta que nos encaminamos hacia el dichoso bar, las arcadas y los vómitos se han vuelto a intensificar. Tanto es el descaro, que han acabado con toda la energía de la que gozaba hasta hace un par de horas atrás.

Pero dos calles antes de llegar al bar, terminé vomitando en un callejón sin salida, por suerte estaba junto a Jimin, mi mejor amigo. Él mismo que estaba acariciando mi espalda y me escuchaba maldecir a quienquiera que fuese el creador de las estúpidas enfermedades estomacales.

Porque sí, hasta aquí era una simple enfermedad que podía ser resuelta con reposo, una buena dieta y un atractivo cóctel de medicinas. Jamás barajé otra opción, no hasta que mi hermano Seokjin, lo hizo evidente.

Jimin terminó obligándome a volver al departamento, y guardar reposo para ir al médico a la mañana siguiente. Pero los planes de reposo se fueron mucho más lejos de lo que Buzz Lightyear profesa, porque acabé toda la noche abrazando más al jodido inodoro que a mi apetecida almohada.

Sin embargo, a eso de las cinco, Jimin se da finalmente por vencido y decide llamar a mi querido hermano mayor, y recibir una cuota de su ayuda.

Debo admitir que, de sólo ver el rostro de preocupación de Jiminie, me dio un ataque de nervios tan insoportable que estoy seguro que, de haber contado con la energía suficiente, me hubiese lanzado por la ventana.

A eso sumémosle su mirada de incertidumbre, cómo mastica sus uñas, desordena su cabello y asiente una y otra vez sin siquiera pronunciar palabra alguna. Lo hace parecer como si fuese la típica escena de terror de una película, en donde el asesino en serie suele llamar a su víctima para anunciar que tiene los días contados.

En fin, acaba de cortar la llamada, luego se pasea fuera del baño, me observa y vuelve a mi lado. Se sienta sobre sus piernas en el suelo y una sonrisa ladina aparece en su rostro.