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—Deberías dejar de ver el teléfono a cada segundo. Te aseguro que pareces él idiota más grande que he conocido... —escupe Yoongi cuando ingresa con el torso descubierto en el camerino.

—¿Te pedí la opinión? —cuestiono a medida que se acomoda a mi lado, en la banca.

—Mira, Jeon. —su rostro se enseria y su ceja se alza engreída. —Sabes, no me gusta entrometerme donde no me llaman pero como tú compañero y amigo que soy, me siento en la obligación de pedirte concentración. Eres nuestro jugador más valioso, de ti depende nuestra estrategia de hoy, así que sea lo que sea que está perturbando tu...

—Voy a ser papá, Min. —interrumpo sin poder detener la veracidad de mi lengua.

—Cabeza... —Yoongi se detiene para parpadear unos segundos, antes de abrir sus ojos con impresión. —¿Qué?

—Estoy... bueno, él está embarazado. —trago un poco de saliva, dejando mi celular a un costado.

—¿Kim? —pregunta, aún sabiendo que era la única posibilidad.

Asiento moviendo la cabeza. —Pero puede que nunca llegue a serlo, hyung. Tae aún no lo decide así qué, si continúa con el embarazo, estaré a su lado en lo que haga falta pero si al final no quiere al bebé, no puedo obligarlo. Sólo me queda esperar...

—Le estás dando la responsabilidad mayoritaria en una decisión que debe ser de ambos, no de uno solo. —Yoongi suelta todo el aire acumulado en sus pulmones, aún sin poder asimilar lo que acaba de escuchar.

—¿Qué más puedo hacer? Quien se lleva la peor parte es él. —respondo frotando mis manos sobre la cara, en un intento por disipar la angustia que se acumula por cada rincón de mi cuerpo. —Jimin me ha dicho que haga lo posible para que él bebé nazca...

—Él enano ese... —pronunció ante la sola mención de su medio hermano. —Olvídalo. Sé que es complicado pero si te sientes tan abrumado, háblalo con él. Deberías barajar la posibilidad de ser absolutamente sincero, independiente del resultado. ¡Carajo! ¿de verdad está embarazado? —inquiere cuando al fin toma absoluta conciencia del asunto.

Le sonrío débilmente, llevado la punta de los dedos hasta apretarle una de sus areolas como jugueteo. Recibiendo un manotazo devuelta, directo en la espalda. —Me estoy enamorando, hyung y se siente mal... —confieso, mientras aprisiono mi labio inferior con la punta de los dientes.

—Él amor es extraño, Jungkookie, pero eso lo hace aún más bonito. —agrega mientras me abraza para calmar mis temores. —Habla con él, después de todo tienen algo que los une en este momento.

—Si, tienes razón. —indico tras dejar el abrazo atrás. —Lo invité al partido.

¡Ohh, ya veo! Esto es más serio de lo que creí. —se burla, poniéndose de pie y cubriendo su tonificado torso con la camiseta del equipo.

—Ojalá que venga, Min. De verdad me gustaría que estuviera aquí, junto a mi. —admito, con un leve rubor asomándose en mis mejillas.

—Lo hará, créeme. —asegura con la voz alzada. —Sé que te dije que nunca tomarás en cuenta a Jiminie cuando se emociona mucho con algo pero, en cosas del corazón, nunca se equivoca. —me guiñe un ojo y me lanza una de sus muñequeras de las suerte. —Úsala. Hoy necesitas más de ella que yo. Te espero afuera.

Yoongi avanza por el pasillo mientras tomo cada una de sus aseveraciones para hacerlas propia. Cojo el celular y le envío un último mensaje a la única persona que, se mantiene en mi mente y enloquece mi corazón.

JJK:
"Quiero ser el padre de ese bebé más que todo en ésta vida. Quiero tenerlo, quiero abrazarlo y sentir su calor. Quiero amarlo y protegerlo de todo. Quiero una vida entera a su lado pero si tú no deseas nada de eso, será mejor que nos nos veamos hasta el día en que tengas que abortar. Te acompañaré pero no me quedaré. Ten un buen día, Taehyung.".

Cierro los ojos frente a la crudeza de las palabras que he utilizado y es que, ya no son necesarios los adornos cuando tengo todo el tiempo en contra.

No quiero seguir insistiendo, si al final no podré cambiar el resultado. Es mejor así, no debí ilusionarme con las palabras de Jimin, al fin y al cabo él no es Taehyung.

Apago mi celular cuando vibra para notificarme que el mensaje ha sido entregado. Luego camino directo a la salida para alcanzar a mi equipo y decido por primera vez en mucho tiempo, dejar a un lado la imagen de la familia que he deseado toda mi vida, pero que jamás tendré.

Suspiro con fuerza al llegar donde se encuentran todos. Deteniéndome a ver a cada uno a los ojos mientras los gritos de la barra del equipo, se mezclan con los sonidos de anuncio del partido. —¡Bien! —exclamo para llamar la atención de todos. —No hemos llegado aquí por nada ni gracias a nadie. Esto sólo se lo debemos a nuestro esfuerzo como equipo. Es un partido difícil, un rival que hace mucho tiempo no enfrentamos, no debemos subestimarlo. Hagamos historia, este partido es nuestro. —agrego para impregnar de energía a mis compañeros. —¡¿Entendido?!

—¡Si, capitán! —recibo al unísono.

Sonrió mirando de reojo a Min mientras me abraza para hacer que avance hasta la entrada de la cancha.

—¡Hagámoslo! —formula, dándome un pequeño empujón al poner los pies en la cancha.

Sí, esto es lo que mi corazón y mi mente necesita para avanzar. Hoy es mi día, y ni Kim ni nadie, lo podrá arruinar.

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