Fear Games » Harry Styles

Capítulo 2.

Dos días para año nuevo.

Narra Harry.

—¿Qué? ¡Niall, estás loco! — digo riendo, el mira hacia la nada por unos segundos; pensando. Luego me mira con el ceño fruncido, mientras las lágrimas se asomaban nuevamente.

—¡No te rias, esto es serio, estás elegido! — dice pálido, y si, más de lo que es.

—¿Y a qué se supone que me han elegido? — digo.

— Los juegos del miedo —.

—¿Los juegos del miedo? —.

—¿Listo para jugar? —.

—¿Qué? — digo totalmente desconcertado, ¿Tenía sentido su respuesta al menos? Porque yo no le veo que encaje con la conversación.

—No, no, no ¡No! — dice casi arrancandose el cabello con sus manos —Mi amigo, mi novia... Mi mejor amigo, ¡Todos ellos morirán! — gritó.

—¡Niall, para! Vamonos, hay que llegar con Kendra — digo mientras tomo sus manos y las separo de su cabello.

Me voy al auto y me subo en el asiento del piloto, veo desde la ventana como Niall camina con la cabeza gacha, caminando como un zombie, como cuando lo encontré en el camino. Pero antes estaba mucho peor.

Cuando sube, enciendo el motor y me encamino hacia la casa de mi novia, estamos muy cerca, y el resto del camino pasamos en silencio, con Niall llorando en silencio a mi lado y yo preguntándome ¿Por qué tanto drama? Sé que él es una persona sensible, pero realmente hoy ha sido su peor día, nunca lo había visto así.

Cuando llegamos a la ciudad de mi novia, dejo a Niall en un hotel cercano a la casa, diciendo “Vendré a verte mañana” y recibiendo por su parte un “Gracias” y se aleja con la cabeza gacha, igual que como entró a mi auto en esa estación de servicio.

Intento dejarlo pasar, pero en mi mente la intriga me carcome por dentro, decido ignorarlo y dirigirme a la casa de Kendra que no está muy lejos. Sólo a unas calles.

Cuando llego a la casa, toco el timbre y un señor alto y robusto se asoma por la puerta.

—Tu debes ser Harry — dice serio, juro que si uno lo veía bien, podía decir sus emociones. Celos, odio, envidia. Eso era lo que él expresaba.

—El mismo — contesto con una sonrisa.

—Pasa — dice señalando el interior indicándome que pase.

—Gracias —.

La casa se veía pequeña por fuera, pero por dentro era realmente espaciosa, y con un estilo vintage que hacía (para mi) un hogar, y ahora no digo casa porque la palabra hogar es diferente, hogar es donde pasa la familia, todo el amor y mientras la casa, simplemente un proyecto de construcción sola, fría, y vacía. Nada que tenga un valor sentimental.

—¡Harry! — escucho esa voz que me trae enamorado, Kendra O’Connor, el amor de mi vida.

—¡Kendra! — digo abriendo mis brazos para abrazarla como un osito, pero un osito bien sensual.

Ella llega a mis brazos y me corresponde el abrazo de inmediato, abrazándonos como una pareja que los separó el Titanic. Porque sin ella, ese es el sentimiento que siento.

—Te extrañe tanto, Tarzán — dice ella bajo mi cuello.

—Y yo también, Ken — digo de la misma manera.

—¡Que no me llames Ken! —.

—Ken, Ken, Ken, Ke... — me interrumpe una voz masculina. El suegro.