Capítulo 18.

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Narra Harry.

-¿No vas a decir nada, brócoli? O es porque... - dijo mientras volvía a colocar la máscara sobre su cara, al parecer no quería que nadie más nos viera - ... Tienes miedo - soltó una sonora risa perturbadora.

-¡Jamás! - grité lanzándole una silla de madera que, sinceramente no sé de dónde apareció.

Sólo nengaba el sentimiento de miedo públicamente. Porque tenía que admitir para mi mismo que sí, tenía miedo. Miedo de él.

-Vamos Harry, ¿No le darás ningún abrazo a tu padre? - reía mientras yo intentaba de tomar el control de mis piernas, las que me habían derribado unos momentos antes.

-¡No! ¡Tu abusabas de mi! - grité intentando retroceder, pero mi estado me lo impedía.

Estar en este estado era demasiado frustrante. Tener el sentimiento de sentirse inferior a una persona, como un esclavo. El que tiene que seguir las órdenes de su amo. Pero no estamos en el siglo XV, no hay esclavos, no hay gente que sea más superior que otra. Estamos en una sociedad "actualizada" donde la gente se debería tratar afectuosa entre si, que se unan las razas, paren las guerras, desaparezca la homofobia. Pero lamentablemente no es así, el hambre corre por el mundo y cada vez se va expandiendo más. Las guerras destruyen cada vez más vidas, y con eso, lágrimas de personas, las personas que querían al fallecido, los familiares, amigos, hasta la mascota. El blanco sigue criticando al moreno por ser diferente, porque lo diferente le aterra a las personas, y es totalmente absurdo, lo diferente debería darnos asombro por ser algo nuevo, lo diferente debería ser acogido igualmente como fueron acogidas las viejas costumbres. Los homosexuales se esconden por miedo a ser rechazados, despreciados y abucheados, cuando el mundo debería estar esperándolos con los brazos abiertos, aceptando sus diferencias y apoyandolos en sus dificultades, porque Dios nos creó a todos iguales, a todos con los mismos derechos y tenemos que tratarnos como tal. Pero el hombre, con esa cabeza tan imbécil que tiene no puede entender y se niega a cambiar, creyéndose superior, ¡Já! Bando de idiotas.

"-Mamá, yo quiero un auto como el que vimos en la mansión, seré súper mega ultra millonario y te compraré una mansión para ti y papi y viviré con ustedes y les compraré 101 dálmatas, ¡Como en la película!.

-Oh, Harry. Los verdaderos millonarios no tienen dinero, cariño.

-¿Qué tienen, mami?.

-Corazón, pequeño. Ellos tienen corazón."

No lloraré, o por lo menos eso intento yo. A estas alturas cuando comienzo a recordar cuando era felíz sólo hundo mis penas en alcohol, y el dolor desaparece. Pero como en todas las historias, la felicidad es momentánea. El dolor vuelve a aparecer y todo sucede de nuevo, volviéndose en una adicción.

No tengo nada en contra de los adictos, para mi, los adictos son personas heridas, que buscan entre esa adicción parar el dolor, buscar la felicidad por lo menos por unos pocos segundos. Yo estoy en contra de las autoridades, se podría decir que soy anarquista, pero no. No estoy en un grupo secreto, ni me alejo de la tecnología. Simplemente estoy en contra de las autoridades verbalmente, no me da vergüenza decir lo que pienso frente a un policía, senador, Rey, etcétera. Creo que son una total farsa, prometen cosas que al final resultan no ser verdad. Mienten al país de una forma despreciable que no debería ser actuada por alguien que representa a nuestra nación.

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