Capítulo 6: "Amores Callados"

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"No es una cuestión de tú contra mí.

Está bien tu propia forma de quererme

Pero al final siempre me quedo sola."

My Favorite Game, The Cardigans


Jo estaba sentada en el sillón pegada a la ventana del playroom mirando el cielo y suspirando. Ese sillón en donde había pasado mil tardes con Ben, y a veces también con Charo, mirando dibujos animados japoneses. No podía dejar de pensar y cuanto más pensaba, más complicado se tornaba todo. Quería detener su curiosidad por saber y entenderlo todo, entender a Cedric, pero él se mantenía tan misterioso. Parecía enredado entre sus ganas de estar con ella y su orgullo. Que intentara acercarse varias veces a ella y luego la ignorara, la confundía. Aquello no iba a acabar bien. De pronto, un nudo se formó en su estómago. Quería trasladarse al bosque, correr, golpear y llorar. Quería huir de todo eso. Emma tenía razón, estaba entrando, estaba abriendo un hueco en su muralla, si es que acaso quedaba algo de ella aún en pie.

Una luz roja comenzó a brillar bajo su brazo, era su brazalete que estaba emitiendo un parpadeo de luces.

Ben subía a su cuarto cansado. Hubiera preferido irse a dormir. Lo que menos quería era ver los intentos estúpidos y egoístas de su amigo revoloteando alrededor de Jo como un buitre. De pronto alguien lo llevó por delante en las escaleras. Atolondrada y distraída, como siempre, Jo se lo llevó puesto en el pasillo del segundo piso. Él la sujetó de la cintura evitando que cayera. Chocar con Ben era como llevarse puesta una pared, el que caía era el otro.

-       Perdón – susurró Jo apresurada.

Se giró desorientada para verlo. Ben se centró en sus ojos, tan profundos que parecían poder leer la historia de su vida. La luz roja que emitía el brazalete lo despistó y sin necesidad de que ella le explicara nada, entendió el nerviosismo y porque lo había chocado. Jo bajó las escaleras seguida por él, pasó por la cocina a grandes zancadas y abrió la puerta de la calle.

Había un silencio aterrador afuera, como si el mundo se hubiera esfumado. Jo se encontraba en el centro de la calle mirando hacia ambos lados, aún llovía, y ambos se estaban mojando. Sintió la mano de él que tomaba la suya. No creía que él tuviera miedo, más bien era una señal de apoyo.

Escucharon el ruido de una rama que se partía. Jo giró sobre sí misma y allí lo vio. A cien metros de ellos había una especie de perro negro y gigante- al menos unos dos metros-. Era como un gran danés, con ojos rojos y la boca abierta, parecía sediento, debido a que chorreaba saliva. Jo soltó un gritito ahogado y Ben apretó fuertemente su muñeca izquierda. Ella instintivamente levantó la otra mano donde de inmediato apareció su espada. Las ropas de Ben que ella vestía desaparecieron y se transformaron en su traje de Hoshi.

El perro soltó un gruñido y se lanzó a correr contra ellos. Cuando se estaba acercando. Jo empujó a Ben fuera de su alcance, éste rodó y, al levantarse, vio al perro parado sobre su amiga que estaba caída en el asfalto, con la espada aún en su mano pero inmovilizada por la pata del animal. Ben se levantó y gritó su nombre. Jo lo vio y luego le dirigió una mirada al perro, se concentró. Odio, rabia, dolor, desconcierto, amor desgarrado y todo lo que sentía en su cuerpo hicieron que sobre su mano izquierda apareciera una bola de fuego, quemando la pata de animal con ella. Apenas la criatura retiró sus garras para socorrerse, Jo rodó hacia atrás y se levantó de un salto. Empuñó la espada para darle un golpe final.

Para entonces, el agua de la lluvia la había cubierto por completo y se sintió pesada, como si tuviera fiebre, como si ya no le quedaran fuerzas si quiera para respirar. Soltó la espada que cayó con un estrepitoso ruido al asfalto antes de estallar en llamas y desaparecer. Cayó sobre sus rodillas y luego se desmayó. Ben tardó unos segundos en comprender lo que había ocurrido pero inmediatamente corrió hacia ella sin percatarse del monstruo que estaba a pocos metros.

Lucero (Lucero Saga 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora