Capítulo 20: "Frustración"

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"No hables, sé lo que estás diciendo.

Entonces por favor deja de explicar, no me lo digas porque me hiere.

No hables, sé lo que estás pensando, no necesito tus razones,

no me lo digas porque duele"

Don't Speak, No Doubt

Ed caminaba por los pasillos del colegio abriendo cada puerta de cada aula, cada baño y cada sala. Nada. Jo no aparecía por ningún lado. Tal vez Amy tenía razón y nadie debería hablar con Jo; pero él no quería hablar, solo quería estar con ella, sabía que estaba triste. Escuchó un sollozo agudo. Abrió la puerta del aula derecha, encendió la luz, pero no había nadie allí. Se giró sobre sí mismo y vio entreabierta la puerta del aula opuesta. Se asomó por el umbral. No hacia falta encender la luz, en cuanto su vista se acostumbró a la oscuridad, la vio recostada boca arriba con su uniforme escolar sobre dos bancos y sus piernas colgando desganadas. Con su mano derecha se tapaba los ojos, como intentando detener las lágrimas. Ed sintió dolor en el pecho y, a la vez, bronca; apretó los dientes. Jo hipó y notó una sombra en la puerta.

— Dije que quería estar sola – gruñó Jo intentando esconder la angustia.

Se destapó la vista para ver quién era. Ed dio un paso al frente ingresando en el aula.

— Ah... Ed.

— ¿Quieres que me vaya? – preguntó tímidamente.

No contestó, solo bajó su mano y la dejó inerte sobre el banco junto a su cadera. Ed dio otro paso lento. Sabía que si Jo en serio quería estar sola le hubiera gritado y, por lo general, solo él y Amy podían acercarse a ella cuando se angustiaba así.

Se acercó y se sentó en el banco junto a ella.

— Ey... – dijo Ed dándole un apretón cariñoso en el brazo.

Ella seguía llorando sin decir ni una palabra. Se pasó el dorso de la mano por las mejillas, secándose las lágrimas y se giró de espaldas a Ed. No quería que la viera llorar así, aunque él ya lo supiera.

— Jo... – llamó, pero sabía que cualquier cosa que le dijera era en vano.

Jo entrelazó sus manos y las colocó sobre el banco apoyando su mejilla derecha en ellas, tomando una posición fetal. Ed le dio otro apretón en el brazo.

— ¿Qué piensas hacer? – preguntó él luego de un rato de silencio.

— Seguir llorando hasta ir a matar a un par de monstruos y a la estúpida de Kasumi – soltó Jo con la voz tomada.

Esa idea era suicida. Pensó por un momento no decirle nada, pero debía hacerlo. Unos minutos atrás se había detenido sólo porque había quinientas bestias más, pero sabía que, si fuera por ella, Jo mandaría todo a la basura e iría a matar a todos los monstruos, especialmente a Kasumi. Ed la tomó del brazo y la hizo girarse hacia él.

— Ni lo sueñes – dijo con voz dura.

Su amiga lo miró por encima del hombro perpleja sin poder comprender. Jamás le había hablado así, tan firme y directo.

— No volverás a hacer la misma estupidez que la otra vez. ¿Entendido?

— Déjame en paz – gruñó Jo.

— Lo que quieras, pero no hagas locuras – dijo Ed.

— ¡No entiendes! No sabes. ¡Ni siquiera deberías estar aquí!

Lucero (Lucero Saga 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora