"Es la única cosa que sé cómo hacer, te rechazo.
Pero no puedo seguir con mi objetivo,te olvidaría pero tú seguirías atrapándome en mi puerta trasera.
De alguna forma me perdí a mí misma."
One More Addiction, Natalie Imbruglia
Jo cerró tras ella la puerta de la cocina que daba al garaje. Intentaba sacarse todas las palabras y miradas que Cedric le había dedicado tan estratégicamente para atraparla durante la noche, la hacían sentirse atosigada. Su cabeza no paraba de trabajar. De pronto, la luz de la cocina se encendió y Jo dio un respingo.
- ¡Ah! Eras tú... – dijo su hermano.
- Me asustaste.
- ¿Por qué estás a oscuras? – él la miró levantando una ceja – ¿Estás borracha?
- ¡Son las once de la noche, Paul! ¡Cómo se te ocurre! – le gritó ella mientras salía de la cocina.
- Bueno, hubieras prendido la luz en vez de quedarte allí quieta...
Cerró otra vez la puerta tras ella, esta vez la de su habitación. Se preguntó cuántas puertas tenía que cerrar para alejarse de todos, para evadir preguntas, evitar dar respuestas, huir de lo que sentía y así escapar del dolor.
Vio su notebook cerrada sobre el escritorio pero no pensó en conectarse, sabía que lloverían mensajes de Ed, Ben, Emma y Charo. El único que no le haría preguntas sería Ethan pero seguramente soltaría alguna broma sobre embarazos y esas tonterías como ya lo había hecho. Podía soportarlo pero dar explicaciones de por qué no podía evitar lo que le hacía daño, era demasiado para ese día. Ni ella lo sabía, era un círculo vicioso y se estaba volviendo adicta. Algo vibró en su bolsillo y casi dio un grito antes de abrir la tapa. Otra vía más por la cuál todos la atacaban. Tenía tres mensajes.
"¿eres idiota?" Emma, simpática como ella sola.
"conéctate cuando llegues quiero saber todo ya!" Charo, entusiasta como siempre.
"Llegaste bien?" Ben, preocupado siendo el amigo más fiel.
Se dejó caer en la cama y lanzó el celular lejos de ella. Se tapó la cara con la almohada y dio un grito histérico contra ella. Luego se estiró mientras cerraba los ojos y percibía el aire que entraba por la ventana del balcón y le movía algunos pelos al rostro. Se enderezó sobresaltada en la cama. ¿Cuándo había dejado abierta la ventana? Pestañeó para que sus ojos se acomodaran a la luz.
- No te asustes – dijo una voz familiar.
La silueta de Cedric apareció al lado de la cama.
- ¡¿Qué haces aquí?! – gritó Jo escandalizada.
- Me trepé por el techo – dijo divertido, sentándose en la cama – Sabes, es muy peligroso, cualquiera puede entrar.
- Sí, cualquiera – remarcó ella con tono despectivo – ¿Qué haces aquí?
- No me saludaste...
- Sí, lo hice – dijo ella realizando el saludo con la mano.
Él se recostó de lado en la cama apoyando la cabeza en su brazo. Jo seguía sentada, estaba paralizada, no recordaba haber escuchado el auto irse, ni a él trepando por el techo de chapa y ahora lo tenía de nuevo en su cama a dos centímetros de ella.
- Basta – suspiró él y le tomó la mano, atrayéndola hacia sí.
- Basta ¿qué? – se resistió Jo apretando los dientes.
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Lucero (Lucero Saga 1)
Teen Fiction¿Qué harías si todo lo que creías que era difícil en tu vida de adolescente pasara a convertirse en una guerra entre el bien y el mal? Cuando tus amigos se encuentran en peligro ¿darías todo por salvarlos? Lucero es el primer libro de una saga de c...