-¿Está mal si te deseo? -preguntó viendo al ángel al lado suyo, quien se removía incómodo ante lo dicho.
-Si es un deseo impuro, entonces está mal -volvió a encogerse. -¿Para qué me deseas?
-Para estar contigo por toda la eternidad.
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—¿Qué haces? —preguntó el ángel al verle buscando algo en el cielo, hasta hace poco se habían levantado a hacer lo que sea que estuviera haciendo.
—Ven —el azabache le hizo señales con las manos, para que fuese con él.
Se levantó y caminó hasta el de cuernos, quién aún miraba el cielo de un lado a otro.
—¿Qué buscas? —preguntó una vez llegó a su lado, además de extender sus alas al estirarse.
—Está anocheciendo.
—No me digas —ante la ironía, Dabi soltó una carcajada, y en el momento en que abrió los ojos vio el astro que estaba buscando.
—Mira —apuntó al cielo. —La primer estrella —el ángel se quedó observando aquel punto de luz tintineante, el único que estaba en el cielo. —Ayer escuché a un humano decir que podías pedirle un deseo...
La brisa nocturna movió sus cabellos, y los ojos bicolores observaron una vez más, ese rostro de anhelo del azabache.
Suspiró, cerró los ojos y sintió un escalofrío recorrerle la piel. Cuando abrió los ojos pudo notar un picor en ellos, y como las lágrimas querían rodar por sus mejillas.
Él también quería tocarle, pero no como él quería...
Le vio sonreír, pero el ángel estaba decidido a no caer ante él.
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Recuerden que no todo es miel sobre ojuelas y Shoto piensa que Dabi quiere hacerle caer en tentación.
