¿Está mal si te deseo? •Dabitodo•

☀20☀

Aquellos días de tormentas se veían lejanos comparados con este nuevo ambiente; sin embargo, el anhelo estaba lejos de desaparecer.

El clima era increíblemente frío, tanto como para que varias capas nieve cubran el verde césped, y que alguna capa de agua en el lago se enfriase hasta convertirse en hielo.

Sin embargo, dicho frío no detenía a la humanidad de ser feliz, de divertirse, pues aquella época estaba llena de sueños, anhelo, felicidad.

Como si la nieve estuviese hecha para aquel momento, creada por capricho solo para caer levemente sobre el par de seres, sentados a la orilla del pequeño estanque congelado, dándole contexto ese efímero instante.

Dichos sujetos se mantenían en una amena charla, que pronto quedó al olvido en el presiso momento en el que sus miradas se encontraron, aparentemente el contacto visual era más efectivo que el verbal. Más profundo.

Dabi lo creía, y mientras estiraba las articulaciones de lo que alguna vez fueron unas magestuosas alas, admiraba la belleza de un par de ojitos de diferente color.

Perfecto, esa era una palabra que, para el diablo, describía perfectamente la imagen de Shoto para él.

Y la fría nieve bajo ellos no era suficiente para apaciguar toda la calidez que sentía.

El ángel, al ver cómo los ojos de Dabi adquirían ese brillo que le hacía sentir como si fuera la cosa más bonita existente, se sonrojó, sonrió, y cerró los ojos mientras se acercaba lentamente y sin cuidado al demonio.

Dabi se alejaría en caso de que pudiese llegar a tocarle.

Una vez sintió el aliento contrario chocar con el suyo, se detuvo, y se detuvo a darle el más delicado de todos los besos.

Un beso mariposa.

Igual, sabía que Dabi siempre cuidaba que sus pestañas jamás tocaran su piel.

Eso le hacía irremediablemente feliz.

Una sonrisa ronca y rosca salió de los labios ajenos, sacándole de su ensoñación hacia lo mucho que adoraba los cuidados ajenos, y se permitió abrir los ojos completamente una vez sintió al diablo alejarse de él.

Un par de ojos celestes admiraban su rostro, más precisamente el color de sus mejillas, y, en su estado de admiración, levantó su mano, tan llena de imperfecciones hacia una piel tan perfecta, de un bonito color cereza.

Un solo dedo se acercaba lentamente, uno tan áspero y huesudo, tan frío.

Shoto sonrió y cerró los ojos, entregándose; la calidez en su pecho incrementó, al grado que podía sentir su órgano vital extaciado, golpeándose con frenesí contra su pecho, anhelante.

Corazón que se volvió loco cuando una mano fría le toco la mejilla, y se estremeció mientras se dejaba hacer por un par de caricias, circulares, dadas por el pulgar, mientras que, los demás miembros sostenían con delicadeza su quijada.

Y no podía más que sentir el cosquilleo en su piel, tan, perfecto.

Joder, no tenia ni puta idea de cómo hacer esto, pero, creo que estoy satisfecho xd