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—¿Cómo se te ocurrió la idea de los deseos?— Shoto le preguntó mientras estaban sentados en una mesa en el parque

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—¿Cómo se te ocurrió la idea de los deseos?— Shoto le preguntó mientras estaban sentados en una mesa en el parque.

Estaba oscureciendo, por lo que los colores naranjas y rosas teñían el cielo, mientras ellos tenían un par de hojas y dos lápices a medio acabar, esperando a que la noche comenzara.

El diablo volteó a ver al ángel, quién  estaba recostado sobre la mesa, viéndole con una mejilla pegada sobre la superficie, sus bonitas pestañas resaltaban por la escasa luz del alba, su cabello caía de lado revolviéndose, una de sus alas estaba plegada a su espalda, mientras que la otra se extendía hasta el suelo. Tan precioso... Amaba como esos ojitos le miraban con todo el amor del mundo.

Sintió un pinchazo en su corazón, lo suyo estaba prohibido.

—Escuché a una persona pidiendo un deseo —respondió la incógnita, resistiéndose a las ganas de acomodar un pequeño mechón de cabello que caía sobre los ojos bicolores del contrario, sin embargo, el contrario lo hizo él mismo, como un pequeño coqueteo.

El demonio se mostraba tranquilo, todo lo contrario a lo que sentía.

—Entonces decidiste hacerlo.

—Exacto.

Shoto se enderezó y se acercó al contrario, observando el papel frente suyo, y tomando uno de los lápices.

—¿Qué vamos a hacer? —Dabi sonrió, y también tomó uno de los lápices y fue el primero en escribir, complicándose un poco por la superficie de la mesa de concreto.

—Escribe lo que deseas.

Quiero poder tocarle sin hacerle daño.

El demonio vio como un leve sonrojo y una sonrisa se asomó por los labios contrarios, y su interior regocijó de alegría. Se acercó un poco más a él sin llegar a tocarle, y vio lo que Shoto escribió en la hoja.

Quiero que me ame por siempre.

Con su lápiz tachó aquello, aún con la mirada incrédula del bicolor.

—¿Por qué lo tachas? —entonces le volteó a ver, con una ceja en alto y clara indignación. Hasta así se veía bonito.

—Por que ya esta cumplido —y le sonrió, pero también le mandó un besito, provocando un sonrojo y el ceño fruncido del contrario.

Dabi volvió a escribir.

Quiero besarle.

Lo que no esperaba era que Shoto también lo tachará.

—Eso cuenta como contacto, y es el primer deseo —entonces se rio, y el ángel volvió a escribir.

Quiero que me diga que me ama.

Lo tachó, volteó a verle y acercó su rostro más a él, sintiendo su respiración cálida, y su suave olor a flores. Se encargó de verle a los ojos con todo el amor que profesaría en palabras.

—Te amo —suave y ronco, y el ángel soltó una risa encantadora.

Desearía sentir la vibración de sus risas al abrazarle.

—Listo —y anotó.

También quiero me me diga que me ama.

—Te amo —y lo tachó, aún riéndose de aquel momento.

Y así continuaron, escribiendo deseos que inmediatamente eran cumplidos por el contrario, todo entre risas de absolutamente felicidad.

Entonces, Dabi escribió uno más, antes de doblar la hoja y posteriormente pararse y tomar un encendedor que estaba en su bolsillo.

Quiero que nunca llore por mí, quiero que siempre sea tan feliz a mi lado como lo es ahora.

Dirigió su mirada cyan al ángel aún sentado, en una invitación silenciosa, que fue respondida con la sonrisa contraria.

Shoto se encaminó hasta él, arrastrando sus enormes alas por el suelo, y al llegar hasta donde estaba las extendió hasta cubrirlos a ambos, cuidando de no tocar al ángel.

En esa posición, el de cuernos pudo prender el papel sin temor a que la llama fuese apagada por el viento, y se llevara todos esos deseos tachados, y ese único sin rayar.

En esa posición, el de cuernos pudo prender el papel sin temor a que la llama fuese apagada por el viento, y se llevara todos esos deseos tachados, y ese único sin rayar

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Ayer olvidé actualizar,
lo siento, jsjskfkwk.
Alex

¿Está mal si te deseo?  •Dabitodo•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora