17. Pensamientos

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Solo faltan pocos minutos para la cena. Me encuentro sentada en la gigantesca cama, nunca imagine que mi tía podría convertirse en reina, era una mujer muy reconocida por el apellido Sellers, ese apellido que te hace temblar, la única que ha podido vivir más con este apellido. Yo llevó la desgracia de no tener el apellido, solo el apellido de mi padre por petición de el.

Mi tía siempre había querido hacerse cargo de mi, pero mi padre se negaba rotundamente, incluso al dinero y a los trabajos que mi tía le ofrecía. Siempre trataba de poner a esa pequeña familia en una mejor posición, mi padre y ella siempre discutían sobre mis problemas en la escuela, quería que valla al mismo colegio que mis primos, que pudiera tener más ropa que la que usaba, tener ropa limpia, bañarme hasta tres veces al día, mi tía muchas veces decía: "-Ella merece vestidos de princesa y un castillo". 

Ella me contaba las travesuras que hacían mi madre y ella, era divertido saber cada cosa de mi madre, estando con la tía Margorit podía sentir  la presencia de mi madre, por más loco que suene así era. 

Las fotos de mi madre eran el tesoro de mi tía, eran gemelas, por ello el parentesco de Allen y yo, salimos idénticos a nuestras madres, nuestros tesoros, nuestros mundos. A mi padre nunca le gusto el hecho de que mi tía me hablara de mi madre o que me enseñara como era. Lo que ellos sentían hacia en otro era obvio "Odio a muerte".

Mi tía me contó como mi madre deseaba tener su primer hijo, pero tenía una deformación en el cuello  uterino, perdió mas de 5 vientres, siempre en el primer trimestre, estaba casada desde los 15 años con mi padre, ya que cuando mi tía salio embarazada de Sebastian fue a la edad de 15, así que mi madre quiso apoyarla contrayendo matrimonio con mi padre. 

" -Siempre decía que gemelas para siempre. Si una se va la otra también, si una se cae la otra debe ayudarla a levantar, si una se lastima la otra le sana, si una muere la otra cuida de su familia. -Una lagrima resbalo por la mejilla de la tía. -No he podido cumplir muy bien la otra."

Me dolía ver a la tía llorar, siempre trataba de ser fuerte pero cuando tocaba el tema de mi madre muy afondo lloraba hasta más no poder, yo siempre estuve ahí para acompañarla a llorar, sentir como cada lagrima bajaba llena de tristeza, de dolor, con la tragedia que llevaba su alma, con el dolor de saber que estaba sola, sin su compañera de travesuras, sin su compañera de desgracia tanto como gracias.  Mi compañero siempre fue Allen, pero la conexión no era tan fuerte ya que no eramos hermanos reales, solo primos, una conexión tan débil como fuerte.

Allen y yo siempre nos escabullíamos de la casa, el me ofrecía lo que mi padre nunca me dio o dejo hacer. Me compraba chocolates para que comiese hasta mas no poder, íbamos al parque de diversiones, me compraba juguetes aun sabiendo que cuando llegará a casa no  los tendría, ya que mi padre siempre los quemaba, no le gustaba que aceptara ningún regalo sin ser mi cumpleaños. 

Después de mi cumpleaños numero 15, mi padre nos prohibió volvernos a ver, hablar, ni siquiera podíamos mirarnos. El nunca estuvo de acuerdo con el hecho de que yo compartiese con algún Sellers, a estas alturas aun no entiendo el porque pero ya tendrás sus razones en la tumba con el. 

Se que tal vez se este revolcando en la tumba al saber que estoy aquí, cerca de quienes me pidió alejarme, pero la equivocación y los errores en mi infancia era el que los cometía. Ese día, cuando murió, el mismo día de mi accidente en el baño de chicas, me había dicho: "-Espero que seas una mujer de bien, ningún hombre más que yo merece tu amor, si por casualidad del destino yo no este contigo en un futuro, prométeme que me seguirás obedeciendo a través de mis reglas".  No pude dar mi respuesta al final, la enfermera nos había interrumpido, por lo que mi padre dijo que seguiremos hablando en casa, pero esa promesa nunca tuvo respuesta, ni siquiera cuando tenía su cuerpo inerte en mis manos, llenas de sangre, su sangre, mi sangre, nuestra sangre. 

Las veces que he llorado a mi padre son incontables, por más que había hecho de mi infancia un infierno seguía siendo mi padre, ese que me crió. Los primeros años fueron muy dolorosos, siempre tenia pesadillas sobre lo de esa noche, gracias a Erick las superaba. 

Erick, siempre estuvo ahí para mi, todas las noches en el orfanato iba a su cama a dormir después de las pesadillas, el me hizo la promesa que cuando tenga una pesadilla un lado en su cama estará  dispuesto para mi, para que me abrazara a el con toda la fuerza que tenía, hasta casi dejarlo sin aire, mi tranquilidad era la suya. Incluso cuando fui adoptada por Jeison, tuve que rogarle para que sacara a Erick de allí y eso hizo, unos vecinos lo adoptaron, y cuando las pesadillas aparecían cruzaba por la ventana de mi habitación, para luego subirme en el árbol que dividía nuestras ventanas. Cuando cumplimos los 21 nos mudamos juntos a un apartamento cerca del campo de entrenamiento policial.

Nos habíamos convertidos en una necesidad del otro. En estas semanas lo he comprobado, extraño a Erick con toda mi alma, pero ahora quien me ayuda con las pesadillas es otro, el cuerpo al cual me mantengo pegada cuando pasan es otro, los abrazos son de otro, los "Todo va estar bien", son de otro. Mi vida dio un pequeño Giro, quitándome poco a poco a cada persona especial para mi, solo espero que a estos idiotas no les pase así, ya que se están convirtiendo en especiales para mi, más Aitor que los demás.

El es quien me da su hombro para llorar por cada perdida, quien me abraza por cada pesadilla, con el que aveces duermo por algunas horas, con el que me la paso hablando de mis problemas, en definitiva a tomado el puesto de Erick en tan solo unas semanas, me duele decirlo pero Aitor me trata mejor que cualquier otra persona y el parecido a mi padre, a Erick y a mi abuelo, es lo que lo hace mejor.

Tiene tres personalidades cuando sus ojos y cabellos cambian de color, cuando son verdes su cabello es negro, haciéndose parecerse a mi padre más, cuando son azules su cabello es rubio, pareciéndose a Erick, cuando son grises su cabello es igual, dándole el parentesco con mi abuelo. 

-All, Allen a dicho que ya es hora de ir. -Aitor llega hasta mi, sus ojos están verdes. -¿Porqué lloras nena? -Sin más me abraza haciendo que comience a llorar. 

La realidad es esta, sin mi madre, sin mi padre, sin Jeison, sin Erick, sin mi abuelo, Solo ellos y yo. 

-¡Papá! -susurro entre lagrimas. -¡Te extraño tanto!, ¡Abuelo perdón por quitarte a tu pequeña! ¡Erick te extraño muchísimo idiota!.


Justicia en mis manosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora