Capítulo 3.- Inquebrantables.

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Severus: Hermanione Granger acaba de hacer lo que siempre hace, ganar con argumentos válidos, fuertes e inapelables. No quise abrir mi puerta por una sencilla razón. Respirar. Y para respirar necesito tiempo. Respirar profundo, lento, suave y así ser realista. No, no soy un cobarde, jamás lo he sido. Sé que me ama. Y estoy seguro que también la amo... pero aunque el amor sea la magia más poderosa, cierto es también que para llegar a dominar esa magia, se necesita de muchos otros factores. Las semanas en San Mungo fueron el primer paso para aceptar que se aperturó una nueva oportunidad de decidir plena y conscientemente que soy dueño rotundo de mis decisiones. He de admitir que lo que dijo de la puerta de Gryffindor me caló. Esa niña sabe que decir. Sabe tanto y nada a la vez.

Narcissa: Jum, curioso.

Severus: ¿Su declaración?

Narcissa: No, para nada. Esto (ve con indiferencia la copa que Severus le había entregado momentos antes y la dejó en la mesa de centro) que dices llamar vino.

Severus: Narcissa, te ofrecí vino por tus principios de considerar el whisky un licor exclusivo de caballeros. No soy un anfitrión que recibe visitas.

Narcissa: Pues, Señor anfitrión acabas de recibir una visita y preferiste ignorarla, mantener la puerta cerrada, bueno, quizás por la experiencia que viviste frente a la puerta Gryffindor -dijo con sarcasmo de sobra-.

Severus: Es evidente que fue lo único que te interesó de todo lo que declaró.

Narcissa: Fueron muchos años Severus. Años en donde en donde no fuiste dueño de ti. Seguiste órdenes. Instrucciones. El querer escapar de la situación de tu hogar, el no tener el concepto de familia o la guía de los padres, de manera subconsciente aceptaste la guía de magos más poderosos y con más jerarquía. Suma lo vivido con Potter, mi primo, Remus y Peter. La humillación era una constante en tu vida, te sentías familiarizado con ese sentimiento y bueno, la madre de Potter fue la gota que derramó el vaso para crear la perfecta crisis emocional de cualquier adolescente que no tiene un lugar para pertenecer y con un potencial como el tuyo. Seamos honestos, eras presa fácil y un elemento indispensable para que Lucius quedará bien con él. Pero ahora, podrías sentirte ¿nervioso?, ¿perdido?, ¿temeroso?... tienes una vida. Una vida para ti solo y bueno, tienes 38 años, supongo que ella tiene la misma edad que Draco, así que son casi 20 años de diferencia.

Severus: Sabes perfecto que la edad es lo que menos me preocupa. Su mente, su alma definitivamente tienen casi nuestra edad Narcissa.

Narcissa: La edad no es ningún impedimento para ti. Sobre todo sabiendo que tienes una ventaja en ello. Los padres de ella y su...

Severus: No te atrevas Narcissa -le dijo interrumpiéndola de manera autoritaria y fría-

Narcissa: Tranquilo. Al menos esa amenaza me da la seguridad de que no estás leyendo mi mente.

Severus: Te respeto y me gusta guardar las formas.

Narcissa: Los libros también te enseñaron a comportarte como un caballero. Pero en realidad, lo que iba a decir es que la ventaja que tú tienes, es que al saber la situación de tu padre muggle y tu madre bruja, tu genética te da más longevidad, para las mujeres es algo maravilloso, ya que cuando llegamos a la edad de 30 años, nuestro envejecimiento es más lento y sutil por poseer genética mágica. Mi genética es más favorable por tener ambos padres magos, tú tienes una genética de 50 y 50 y cuando ella llegue a la edad adecuada, no se notará en ningún momento la diferencia de edad. Esa es tu ventaja, superficialmente y físicamente envejecerán a la par. Intelectualmente dudo que el cerebro que cada uno de ustedes posee llegue a envejecer.

Severus: Tiene 19 años. A su edad, yo...

Rápidamente Narcissa se puso de pie, lo interrumpió con un ademán de silencio, se acercó al Profesor y frente a frente le dijo:

Narcissa: Sí, a su edad, tú ya estabas en las filas. Pero ahora, tienes 38 años Severus. Eres dueño de tus pasos, tus decisiones, eres el responsable de tu vida plenamente. No eres responsable de la vida de ella. Y por lo que acabamos de escuchar, ella sabrá vivir sin ti perfectamente. Es justo para ambos hablar, y si no me equivoco, así comenzó todo esto... ella hablaba, mientras tú solo podías escucharla, lograste recuperarte y no dejaron de hablarse, escucharse... hasta admirarse. Por eso comenzaron a sentir amor el uno por el otro. Sólo que ella como es una Griffyndor, lleva el valor en la sangre y se adelantó en abrir su corazón.

Severus: Respirar. Quiero respirar... Amar no siempre significa inicios de historias felices, finales felices, terminar juntos para siempre o terminar tan separados como nunca.

Narcissa: El amor nos hizo ganar esta guerra. Si no amara a mi familia por sobre las ideas de él, todo sería completamente diferente. Todos jugamos papeles determinantes. Nuestras decisiones Severus. Nuestros sentimientos.

Severus: Ahora, ¿serás una bruja entregada a la caridad?

Narcissa: Jajaja. El amor es para mí y los míos, no pretendo amar a todo el mundo. Además Severus, que tú y yo seamos así, nos hace inquebrantables.

Severus: Es lo maravilloso del libre albedrío. ¿No crees?

Narcissa: Exacto. Nuestras decisiones, nuestras consecuencias. Nuestras individualidades. Considera la propuesta, responde lo más pronto posible. Buenas noches. Mansión Malfoy.

Unas llamas verdes envolvieron a la bruja y en un par de segundos la chimenea de Severus volvía a encontrarse vacía

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Unas llamas verdes envolvieron a la bruja y en un par de segundos la chimenea de Severus volvía a encontrarse vacía.

Severus se acercó a su escritorio, tomó asiento y con movimientos sutiles atrajo pergamino, pluma y tinta y escribir:

"Señorita Granger, sentir amor propio siempre es más fuerte y poderoso que sentir orgullo. Respirar es lo que no había hecho desde hace 19 años, su edad actual. Sábado a las 19:00 horas frente al lago negro, solicito su imponente y puntual presencia.

Profesor S. Snape."

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