Capítulo 9.- Saikeirei.

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Para el Director del Instituto Durmstrang el primer año fue un martirio emocional, social, económico e intelectual

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Para el Director del Instituto Durmstrang el primer año fue un martirio emocional, social, económico e intelectual. Había renunciado a Hogwarts, durante el año posterior a la guerra, todos los problemas legales mágicos consecuencias de su actuación como doble agente, quedaron resueltos y sepultados para él. Hizo caso omiso a las ceremonias en su honor, así como a asistir a la ceremonia de entrega de la "Orden de Merlín Primera Clase", aunque la única motivación que tenía era para verla pero ahí estaría el mentecato de Weasley por lo que sería incomodo, pero solo para ella, a Severus no le afectaba en absolutamente nada la presencia de ese pelirrojo, sin embargo ella siempre respeto su relación y él conocía perfectamente el significado de la palabra respeto.

Al decidir irse de Londres dejó todos aquellos lastres que lo acompañaron por casi 19 años. Lo malo lo desechó, hasta llegó a vender su casa de la Hilandera. No le servía ahora para nada, estaba consciente de ello. Entregó sus recuerdos con toda la intención de morir, y realmente lo hizo, algo en Severus murió. Estaba completamente libre de deudas, culpas y no tenía ninguna intención de repetir patrones o errores en este renacimiento o reencarnación, y sería un camino largo por recorrer, ya que uno no se desprende de la noche a la mañana de malos hábitos o costumbres. Tenía que ser honesto consigo mismo, como le dijo Hermione, ya no servía de nada seguir queriendo vivir en el inframundo o con sus mascaras. ¿De qué le iban a servir ahora?.

Ella se enamoró de él sabiendo toda la complejidad que él era. Y él quería ser la mejor versión de sí mismo, sentirse pleno consigo mismo para poder estar a la altura de la bruja más brillante e insufrible de su generación. Aquella bruja que de manera indirecta lo obligó a conocerla y que poco a poco cambiará su opinión sobre ella.

La vida dentro de toda su injusticia, era sumamente sabia, lo colocó en una posición en donde así sería la única manera en que Severus Snape hubiese podido llegar a admirar a esa bruja. Lo dejó moribundo y bajo los meticulosos cuidados de ella. Era irónico que comenzó a verla, sentirla, pensarla, desearla como mujer, por el sencillo hecho de escucharla hablar, por medio de su voz. Al inicio era irritante, pero ella en su infinita gracia y amabilidad, supo llegar al corazón y alma de Snape, compartían tantas cosas en común y aquellas pocas diferencias que tenían, eran necesarias para tener un balance entre ellos.

Toda la correspondencia qué compartieron después de salir del hospital y encontrarse en arresto domiciliario mágico mientras el Tribunal resolvía su situación legal fue exquisita. El alma de Hermione no iba acorde con su edad, pero afortunadamente para que ella no se sintiera agobiada, algunas acciones que ella realizó en su vida estudiantil la ayudaban a contrarrestar ese peso y tener momentos en donde disfrutaba la edad que tenía realmente. Con cada carta sentía más por ella, no se atrevía a admitir que la amaba, ya que le ocasionaba una confusión interna al no amarse a sí mismo para ser merecedor del amor de ella, aunque aquella noche cuando aquel impulso propio de su edad, la llevó a gritarle todo lo que ella sentía por él, fue que tomó la firme determinación de ser el hombre que ella merecía. Ella no merecía un Severus Snape con conflictos internos, ni complejos absurdos o lleno de dudas. No iba a seguir siendo así.

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