Capítulo 27.- Conocimiento.

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Hermione le dió la razón internamente a Narcissa, el primer año de trabajo fue muy frustrante y complejo, pero después de está última reunión y comienzo del segundo año de trabajo, se sintió más segura de que todos los sucesos vividos comenzaba a dar frutos.

—No existe ninguna intriga en mí, pero si te acepto esa copa en nombre de esta asociación.

—No necesito leer tu mente Granger, tus movimientos corporales lo dicen.

Las brujas tomaron asiento frente a la chimenea, la música volvió a ambientar el estudio y las copas con vino aparecieron flotando frente a cada bruja. Cada una bebió de su copa, degustando vino y música. Sus miradas estaban perdidas entre el danzar de las llamas, sumergidas en pensamientos, recordando, añorando, anhelando... La bruja rubia suspiró y sin apartar la vista de las llamas comenzó a hablar, Hermione no volteó a verla pero si se dispuso a poner atención.

—Cuando vives en un estatus social tan privilegiado y exclusivo es muy importante estudiar a tus colegas, ya que ese pequeño circulo son los que mueven las piezas del ajedrez que viene afectar a los otros círculos sociales que se encuentran debajo...

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—Cuando vives en un estatus social tan privilegiado y exclusivo es muy importante estudiar a tus colegas, ya que ese pequeño circulo son los que mueven las piezas del ajedrez que viene afectar a los otros círculos sociales que se encuentran debajo de ellos y que irónicamente es la mayoría. —hizo una pausa para avivar el fuego de la chimenea con su varita— Estudie a escondidas estrategias de guerra muggles y mágicos, negociaciones, economía, política, gobierno, quería saber sobre el mundo que ofrecía y alardeaba el innombrable, el por qué veneraban la idea que él les vendió a mis padres y a mi hermana mayor... —unos segundos bastaron para que decidiera omitir pronunciar el nombre de Bellatrix, un poco por respeto a Hermione y en su mayoría por miedo a Severus—; entender el por qué mi hermana Andromeda había renunciado a todo lo que ese mundo ofrecía, saber del mundo que mi hermana Andromeda había elegido a lado de aquel mago proveniente de familia muggle. En casa desde pequeñas tuvimos una institutriz, su labor era enseñarnos literatura mágica, caligrafía, francés, portugués, alemán y ruso, clases de etiqueta, protocolo, glamour, vestimenta, maquillaje, piano o violín, hechizos de cocina, hogar, decoración y básicamente el manual de "princesas" que las familias acaudaladas y sí, miembros de los sagrados, debíamos llevar. A mis dos hermanas no les interesó aquellas clases, siempre buscaban la forma de escapar, una prefería aprender artes oscuras y la otra los animales; por ende, al ser la menor, era difícil que las siguiera, era sumamente consentida y mis padres decían que yo tenía todo para llegar a casarme con un hombre guapo, rico y bien posesionado socialmente. Los temas importantes, aquellos que rigen al mundo, a los gobiernos, ministerios o presidencias, les pertenece a los hombres. Quizás sea mejor así. ¿Cuántas mujeres han ganado o perdido guerras según la historia de la magia o la historia muggle? —Narcissa se dejó llevar en su discurso, bebió a fondo su copa— Cuando Severus era estudiante, definitivamente era un insufrible sabelotodo, —dijo de golpe, mientras rellenaba mágicamente su copa— él se la pasaba en la biblioteca, era el mejor estudiante de Hogwarts en esa época, dominaba la mayoría de las materias, jamás se sintió atraído por los deportes, por eso las clases de vuelo para él fueron solo protocolarias. Yo estaba en quinto año cuando lo conocí, a sus 11 años sabía más maldiciones o hechizos oscuros que cualquier estudiante y él jamás los uso en contra de esos desgraciados... jamás los uso en contra de nadie. Él tenía sed de conocimiento, estoy segura, que si los maestros lo hubiesen acogido, Severus no hubiese tomado aquel camino. Él era una serpiente y eso ya lo etiquetaba. La época estudiantil fue dura, y se escudan en decir que es necesario vivir eso para forjar el carácter, pero no se dan cuenta que dicha vida escolar es un ensayo para la realidad, que si no se corrige con eficacia, las consecuencias pueden ser irreversibles.

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