Capítulo 24.- Maldita.

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¿Quién quiere ser feliz, cuando se puede ser la mejor?

El éxito no es sinónimo de felicidad y viceversa -la felicidad no es sinónimo de éxito-.

Así de irónica y compleja es la vida.

Vivimos momentos en cada etapa de nuestro existir en donde nos sentimos plenos, que todo a tomado un equilibro y nos otorga felicidad a pesar de ello; si no llegamos a conocernos de verdad, sentiremos que algo nos hace falta. Podemos llegar a cuestionar todo ese esplendor que estamos experimentando, todo, por estar acostumbrados al dolor, al sufrimiento, a la injusticia.

Empañamos esa felicidad con la inseguridad de saber si somos realmente merecedores e inconscientemente confabulamos contra nuestra propia persona. Creyendo que algo debe de fallar en la ecuación para que no se sienta raro, confuso o extraño. 

¿Es nuestra ambición lo que nos lleva a hacer eso?

¿Es la realidad que nos va consumiendo día a día que ya nos acostumbramos a la injusticia?

Llegar a la cima del éxito, es eso, solo llegar y ver todo lo que quedó en el camino. 

Sintiendo en ese justo momento que el éxito no tiene buen sabor si se está solo.

Así como la felicidad, no sabe bien, si no es compartida.

Imponente, así la veían aquellos magos y brujas que brindaban por y con Pansy Parkinson

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Imponente, así la veían aquellos magos y brujas que brindaban por y con Pansy Parkinson. La primera audiencia de la bruja Granger había sido un rotundo fracaso y la mayoría de los miembros del Tribunal de Wizengamont votaron en contra de la creación legislativa de la P.E.D.D.O.; su padre quien más orgulloso y confiado alardeaba las innegables aptitudes de Pansy para la sangre fría que tenía en los negocios, no daba marcha atrás en cuanto a los contratos que celebraba y estratégicamente conseguía ir por delante de los clientes, siendo cautelosa para que éstos tampoco perdieran... tanto.

La producción aumento debido a los pedidos.

Las finanzas retomaron su cause habitual.

Saber qué ganaron la primera batalla contra la heroína de guerra les hacía creer que algunas cosas no iban a cambiar en la sociedad mágica de Gran Bretaña y los abusos obrero-patronales sobre los elfos permanecerían impunes.

Sonreír y agradecer su victoria es lo que repetía Pansy aquella noche. 

Su presencia estaba en esa pequeña celebración pero sus pensamientos no. 

Su primer éxito no sabía ni se sentía como ella esperaba. 

Tremenda la vida con sus altas y bajas, jodidos nosotros, los seres humanos, con nuestras constantes fallas. Un movimiento de varita provocó que una copa de vino elfico apareciera en una de sus manos.

Señorita, creo que debería reservarse a esa bebida. Mañana es un día en donde se requiere toda su atención.

Farmer, nada que una poción no arregle, ¿verdad?.

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