Cartas para Sebastian.

Dolor.

Regresé de la escuela más temprano, por un inconveniente, no te quise avisar ya que no le darías importancia y de alguna manera pensaba que te haría feliz el verme antes pero no fue así.

Estabas en nuestra cama, desnudo, encima de un pelirrojo de cabello largo, gimiendo y sudando, solo retrocedí pero hice ruido, terminé llorando en el elevador del edificio, llorando amargo, llorando triste, llorando con coraje, si no me querías o no era lo suficiente... Debiste haberlo dicho.

Saliste tras de mí solo con los pantalones puestos, pero ya era tarde. Hace unos meses comenzamos a vivir juntos por insistencia tuya, logré que mis padres me odiaran por ello, ahora no tengo donde ir, no tengo amigos, familiares o conocidos, todo mi mundo eras tú, Sebastian.

El elevador se abrió mientras yo sentado en el piso del elevador lloraba con dolor.

Me abrazaste, me pediste perdón, me besaste. Me metiste otra vez. Pero yo te amo...

¿Por qué Sebby? ¿Si no hubiese llegado temprano me hubieses tratado con la indiferencia habitual? ¿Si no te hubiera descubierto cuántas veces más lo hubieras hecho? Me dijiste que no era lo que yo pensaba.

¿Qué estoy pensado?

Pero por alguna razón no te aparté, no te maldije, no te odié.
Porque te amo con locura.