Un último paseo.

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Claude y yo habíamos salido nuevamente, esta semana hemos salido mucho, ya que tenemos más confianza al hacerlo.

Era un parque muy hermoso, habían muchos árboles, el clima era un poco caluroso pero con una brisa refrescante. Nos sentamos en una banca bajo la sombra de un gran árbol. Me abrazó con cariño y su otra mano estaba en mi vientre, me hizo sonrojar. Me robó un par de besos.

—¿Quieres que traiga algo de tomar? Veo que estás sonrojado por el calor. Me preguntó muy amablemente, ya me había acostumbrado a su amabilidad extraña.

—Claro. Le sonreí y me quedé esperandolo en esa misma banca, saqué mi teléfono celular y me entretuve en un jueguito, hasta que el regresó con un jugo fresco, le sonreí y tomé de su mano ese jugo al parecer era de manzana.
—Gracias Claude... Te amo. Sí un sorbo del popote de la bebida y me recargé en el.

—¿No te parece un gran día Ciel? Todo es tranquilo, y tengo a mis mayores tesoros junto a mi. Comenzó a hablar con un tono meloso y una sonrisa muy grande.

—Hace mucho calor, pero si. Es muy lindo. Claude se levantó de su asiento y se puso frente a mí con su típica sonrisa inocente. Se acomodó los lentes y se rascó la nuca con nerviosismo.

—Ciel... Llamó mi atención y volteé a verlo directamente a los ojos. —Ya ha pasado tiempo, y aunque sea poco... Yo ya no me quiero separar de ti. ¿Piensas lo mismo amor? Ciel... Puso una rodilla en el pasto sacó de no sé dónde una caja roja y la abrió para mí poco a poco, el estaba sonrojado un poco. —Ciel... ¿Te quieres casar conmigo?
Soltó finalmente y yo le sonreí, me emocioné tanto que le abracé con cariño.

—Sabes la respuesta Claude... Claro que s-...

—Vaya... Vaya... Vaya... ¡Ja!
Una voz conocida habló tras de nosotros, me dejó helado pero Claude reaccionó rápido, se levantó y me puso detrás de él.
—No debes esconderte Ciel, no seas Cobarde, mejor deja de jugar al buen chico y regresa conmigo. Habló aquel azabache de ojos rojos con la voz cargada de soberbia y altivez, como si fuese a aceptar.

—C-claude... Susurré con miedo, y me aferré a sus ropas.

—¿Qué veo aquí? Al parecer el que no servía era yo ¿No? ¡Vas a tener un hijo! Recuerda que aún eres mi esposo...
Me tensé aún más, pues era cierto solo que lo había olvidado, Claude no decía nada. Pero su mirada decía más que mil palabras. Quería retar a Sebastian pero lo jalé antes de que fuese a hacer alguna tontería.

—V-vamonos a casa Claude... Le pedí asustado y el negó.

—¡Lárgate de aquí! ¡Ciel ya no siente nada por ti! Ciel es feliz conmigo. Claude estaba enojado. Y se notaba me tomó de la mano.

—¡Ja! Lo embarazaste para que no te dejara, es eso. Además dudo mucho que le hagas sentir lo que yo en todos los aspectos, ¿Te acuerdas Ciel? ¿Cómo gemias mi nombre pidiéndome más, rasguñando mi espalda y gritando que me amabas? Escondí la cara, peor estoy seguro que estaba completamente sonrojado, ya que no era mentira pero ya era parte de un pasado.

—¡No te permito hablar así! Jalé nuevamente a Claude para que nos fuéramos pero él me jaló a mí y dimos unos pasos hasta Sebastian. Yo tenía miedo.

—¡C-claude vámonos, n-no lo vale! Grité asustado cuando estaban a nada de golpearse. Claude comprendió mi miedo y me rodeó con un brazo pidiéndome perdón diciendo en un susurro: Perdóname amor, pero esto no se puede quedar así. Se separó de nuestro repentino abrazo y se abalanzó contra Sebastian, le dió un golpe sorpresa en la mejilla que lo hizo tambalear y caer sentado en el césped.

Yo miré horrorizado la escena, Claude se sentó encima de Sebastian y lo golpeó unas dos veces con el puño cerrado, pero él no se inmutó, solo sonreía a pesar de tener la cara hinchada y unos pequeños brotes de sangre en su cara.

—¡Claude no hagas eso! ¡Detente! Supliqué con miedo, conocía a Sebastian, algún truco sucio tenía bajo las mangas.

—Mira, estás haciendo alterar a mi pobre Ciel. Habló Sebastian y se rió aprovechando que Claude de distrajo lo volteó de un golpe, dejándolo aturdido.

—¡Claude! Lo llamé y me acerqué unos pasos a la pelea, estaba asustado y Claude empezaba a dar golpes cada vez más débiles. —Claude vámonos, vámonos ya. Levántate no me dejes solo. Me hinqué junto a él una vez Sebastian decidió dejar de golpearlo, estaba consciente y me miraba con una sonrisa.

—No te preocupes amor, estoy bien. El bastardo pega fuerte. Se rió como si nada y me acarició la mejilla, se levantó nuevamente y me tomó de la mano. —Es hora de irnos amor. Asentí nervioso ante la mirada de Sebastian. El parecía aturdido.

—S-si... Le tomé del brazo pues con trabajos pudo parase. —Yo te dije que no lo hicieras... No me hiciste caso, vámonos ya. Le dimos la espalda y comenzamos a caminar lentamente, yo estaba un poco aliviado.

—¡Hey Ciel! ¿Piensas que puedes deshacerte tan fácil de mi? Recuerda que todo lo que quiero lo obtengo, incluso a ti. Si no estás conmigo, no vas a estar con nadie. Giré la mirada de soslayo, y pude ver lo que tanto temía desde hace mucho tiempo. Me estaba apuntado con un arma, no era muy potente, pero lo suficiente para malherirme de un tiro.
—Nada de esto estaría pasando si tú no te hubieras ido como un cualquiera con ese estúpido. Con las pocas fuerzas que alcancé a juntar le dí un empujón a Claude y por los recientes golpes fue fácil tirarlo.

—Claude... Te amo. Susurré y le miré, lo último que pude ver fue su rostro asustado, sentí algo parecido a una mordida cerca del pecho seguido de otra en el estómago, a la altura de mi vientre. Sabía que había disparado, el lloraba. Y yo me sentía culpable por verle así, todo sucedió en segundos. Con poca energía alcancé a poner mi mano en mi vientre, y con una sonrisa me despedí de Claude.

—¡Ciel! ¡Ciel! ¡No No! ¡No! Su voz poco a poco se iba alejando, yo veía cada vez más oscuro. —¡No huyas! ¡Bastardo! ¡Ciel, amor! No puedes... No puedes. Finalmente dejé de escuchar su voz, su voz preocupada y asustada. Mi vida se había extinguido junto con la del pequeño bebé que pereció cuando ya no recibió energía ni alimento de mi parte.

Amé, amé dos veces.

Amé con locura la primera vez, amé sin darme cuenta del maltrato. Amé más tarde porque un ángel me rescató.
Amé tanto que morí por amor.
¿Por amor a quién?
Te amo Claude...
Te amo Sebby...

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Bueno amikos, esto ya se acabó, agradezco su apoyo, sus lecturas. Y bueno.
No amen a la persona equivocada, ni se dejen lastimar.

Escribiré lo que resta de mi otra historia, pero bueno, dudo seguir escribiendo sebaciel. O no lo sé, escribiré sobre Yakusoku no Neverland ¿Les gusta la idea?

Gracias por haber leído.
❤️

Cartas para Sebastian.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora