Cartas para Sebastian.

Huida.

El me ayudó ya que me dolía mucho el estómago, entonces salimos los dos justo cuando ibas llegando. Claude te miró con enojo cuando le susurré: Es el...

Preguntaste que ¿Qué hacia afuera de la casa y con un desconocido? Me ordenaste entrar, pero Claude habló por mí y se negó.

Intentaste golpear a Claude, pero me puse en medio antes que pasara, te dije que el era mi amigo y que me iría con él por unos días, que cuando me sintiera mejor.

Pero te negaste.

Claude no te hizo caso y rápidamente subimos al elevador, en ningún momento me soltó. Yo me sentía mal, porque ya habíamos subido un piso y aún escuchaba tus gritos.

Tenía miedo.

Me llevó a su departamento, y era muy grande, pero yo aún no paraba de llorar por la reciente conmoción. Estaba mal y lo sabía.

Me dió de comer, de cenar, me arropó y me dejó dormir en su cama mientras el dormía en la sala.

¿Por qué tanta amabilidad?
Yo estaba agradecido, pero aún tenía desconfianza.