Cartas para Sebastian.

Enojo.

Tenía tanto miedo de decirte y que todo se acabara ahí... Que me botaras solo por no darte un hijo... Tenía tanto miedo.
¡Esto no podía estar pasandome a mí!
Cuando creí que ya todo era perfecto y no habrían más dificultades...

Pero tuve que decirte, cuando llegaste a casa, fuiste directo a abrazarme porque estaba llorando con dolor en el sillón. Me preguntabas que ¿Qué tenía? ¿Qué había pasado? Pero simplemente tenía miedo.

Entre tartamudeos logré confesarte lo que en el estudio decía.

—¿¡C-cómo que infértil!? ¡Maldita sea eres un bueno para nada! ¡Perdí mi tiempo contigo! ¡Mi valioso tiempo contigo! Me gritaste con enojo y entonces yo no pude sentirme más mal y deplorable.

Me tomaste del rostro con brusquedad y soltaste una fuerte bofetada que logró voltear mi cabeza con rudeza.
Yo solo en un murmullo dije: Perdóname... Entonces te enojaste más y terminé con varios golpes en el cuerpo tirado al lado del sillón.

Llorando abundantemente, con dolor, con decepción, con coraje por no poder defenderme como se debe.
¿Entonces... Todo fue una mentira?

Tomaste tu abrigo y tú chaqueta y te fuiste no sin antes lanzarme nuevamente billetes como si fuera una puta a la cual usas y maltratas para después pagarle.

Yo solo te amo con el corazón Sebby...