DIEZ

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—¿Tuvieron relaciones?

Hinata se detuvo abruptamente antes de salir, en sigilo y sin avisar, de la casa del Presidente Obito Uchiha. La pregunta le pegó como un golpe en la cara.

La tarde anterior, después de que Naruto casi matara a su amigo Toneri y luego de que se desmayara por el dolor que sentía en su pecho, Hinata se comunicó con la única persona que creyó podía ayudarla, el Rey Demonio.

Obito no tardó mucho en aparecerse. Una vez se aseguraba de que el zorro siguiera con vida, lo llevó hasta su casa, y Hinata lo acompañó. Fue sugerencia de él que ellos dos durmieran juntos, con la excusa de que Hinata cuidaría mejor de Naruto.

Por la mañana, Naruto no despertaba aun cuando Hinata decidió que tenía que alejarse. Lo dejó dormido y ella salió, pero al abrir la puerta el Rey demonio se apareció detrás de ella con esa pregunta totalmente fuera de lugar.

—¡N-No! ¡S-Sólo dormimos!

—Eres de las que se van sin despedirse —Hinata contrajo sus cejas, se sintió un poco ofendida por eso—. No me lo tomes a mal, lo digo porque preparé el desayuno. ¿Por qué no te quedas? El zorro va a tardar un rato en despertar.

—Está bien —respondió no muy segura. Ella lo que quería era estar lejos de Naruto, para protegerlo.

{...}

—Te noto rara. ¿Pasó algo entre ustedes?

No había probado la comida que el Rey Demonio se esmeró en preparar. En su lugar, con el tenedor movía de un lado a otro las verduras al vapor junto al pedazo de filete.

—Naruto, él no me ama realmente ¿verdad?

—Sí. Te lo dice a diario. ¿Por qué lo dudas?

—Él dice, te amo, pero no es sincero. Es por culpa del brazalete. No es un amor real, entonces, no deberían castigarlo.

—Hinata —Obito tomó las manos de ella, se inclinó hacia en frente—. ¿Quieres saber lo que Naruto siente realmente?

—Me gustaría, Rey Demonio. Pero también sé que eso es imposible.

—Bueno, hay manera... Como rey tengo beneficios.

—¡¿De verdad, usted puede?! ¡¿Cómo?!

—Hay alguien que te puede ayudar.

Ese día, Hinata se vio con una persona amiga de Obito. Haku era su nombre, una mujer amable al parecer, aunque si es amiga de Obito y conoce la condición de Naruto seguramente también se trate de un demonio o un ser espiritual.

—El Rey Demonio me comentó que necesitas de mí. Yo puedo ayudarte a que conozcas los verdaderos sentimientos de Naruto, pero, no me hago responsable de la respuesta de él.

—Eso no importa. Si Naruto no siente nada por mí, podría abogar por él. No habría cometido pecado si él no está enamorado.

Haku dejó la tacita de té caliente sobre la mesa. Cruzó las manos, con esa expresión pensativa en el rostro.

—Puede que tengas razón.

—¿Cómo me va a ayudar?

—Hinata, yo no soy un demonio, soy el guardián de la estación de invierno —¿él? Pensó Hinata—. Yo, por treinta segundo, puedo congelar el tiempo... en ese lapso de tiempo, el Si yú ai dejaría de funcionar, su poder se volvería completamente nulo. Durante treinta segundos podrás preguntar lo que quieras a Naruto, y él no va a mentir, tampoco se verá obligado a sentir ese amor que produce el brazalete.

¡Era perfecto! Hinata recibió con alegría esa pequeña luz de esperanza.

—¿Cómo sabré cuándo es el momento?

—Esta noche, habrá luna llena, además será el día más frío del año. Cuando la luna comience a salir detrás de las montañas comenzará tu tiempo, y sabrás que se terminó cuando comience a nevar. Es la única oportunidad que tienes para conocer los verdaderos sentimientos de Naruto.

GUARDIÁNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora