—Sí. Es el Si yú ai. Yo se lo vendí, ¿por qué?
—¡¿Todavía lo preguntas?! —Naruto golpeó el mostrador.
Hinata estaba sin poder creer, ¿la anciana bondadosa y humilde que le vendió el brazalete era está joven y sensual mujer? ¡Por supuesto que no! Eso era imposible. La hermosa mujer que estaba retando a Naruto era por mucho más joven que la vieja vendedora, además de tener un rostro perfecto, y ni se diga el cuerpo... Jamás había visto a una mujer que tuviera más senos que ella, y eso era mucho.
—Disculpe —Hinata tartamudeó, al fin pudo llamar la atención de ambos—. Yo no recuerdo haberla visto... la mujer que me atendió era, bueno, una anciana.
—Era ella, Hinata. La viste en su forma ruin, la forma en la que atrae a los clientes ingenuos compadeciéndola. Le gusta arrastrarse por el dinero.
—¡Escucha, zorro, que yo sea una babosa no significa que sea una arrastrada! Además, no soy quien está en tu posición.
—U-Un momento, no entiendo, ¿todo esto es por el brazalete? Usted dijo que no funcionaba, que sólo era una leyenda. Usted, ¿me mintió?
La rubia hermosa dejó de contar los billetes que estaban atados por bandas elásticas.
—No te mentí. El Si yú ai no funciona en humanos, no es mi culpa que tu amado haya resultado ser un demonio, justo para quienes se diseñó esa preciosidad.
¿Demonio? Pensó Hinata, creyendo que aún seguía dormida y que nada de eso era real, ni el enamoramiento de Naruto, ni la anciana ahora joven, y mucho menos los demonios. Debía ser un sueño, sí, eso era.
—Dime cómo quitármelo, babosa.
—Mira zorro, para empezar me llamo Tsunade, y en segunda, no es mi problema lo que te pase... incluso si te ayudara... estás acabado —Tsunade sonrió más. Naruto gruñó, no como una persona molesta, sino, igual a un animal— ¿Recuerdas que el amor está prohibido para nosotros? ¿Sabes lo que pasa cuando un demonio se enamora, no es así?
—Lo sé —Hinata apenas reconocía la voz de Naruto. Sin atreverse a interrumpir comenzó a alejarse de ellos, porque a pesar de tan atemorizante situación Tsunade parecía gozarla, bufándose del temido chico rubio que en este momento estaba desconociendo.
Tsunade miró a Hinata, y a pesar de ser un ser sin humanidad claro está, sintió algo de lástima por ella. Porque en realidad su intención nunca fue mala, mas que la de vender y ganar dinero. Era verdad que el poder del brazalete no funcionaba en humanos, y ¿cuándo iba a imaginar que el portador iba a ser el terrible Naruto?
—El objetivo del Si yú ai no es encontrar el amor. Fue creado hace siglos por una sacerdotisa, su intención de crearlo fue la de protegerse a sí misma, usando a poderosos demonios para hacer el trabajo sucio. Pero, ¿quién querría proteger por gusto a una mujer? Ninguno. Lo que hace el Si yú ai es encadenar como esclavo a su portador, con el método más poderoso y confiable que los seres celestiales crearon; el amor. Atrapa el corazón de su víctima hasta que se sienta perdidamente enamorado de su dueña. Si ella llora, tú sufres el doble. Si a ella se le rompe el corazón, tú lo sentirás el triple. Si ella muere... bueno, ya te imaginas.
—¿Cómo me lo quito?
—Conozco una sola forma, y no creo que te guste. Ella tiene que morir.
Hinata se estremeció. ¡No estaba lista para dejar este mundo! ¡¿Qué clase de pesadilla estaba teniendo?!
—Claro que también es inútil porque no la puedes dejar morir. La vas a proteger de ahora en adelante, incluso de ti mismo... bueno, hasta que lo que ya sabes suceda.
Naruto se quedó sin palabras. Sin darse cuenta apretó su pecho. Tsunade tenía razón... no podía ni siquiera imaginar que Hinata moría, con solo pensarlo sentía que su corazón ardía. La amaba, como nunca imaginó. Por supuesto, tenía claro que era no era un amor real. Era intenso, pero falso.
¡Maldita sea! ¡Todo esto apestaba!
Si la mataba, no iba a soportarlo. Si la dejaba vivir protegiéndola... él iba a morir tarde o temprano.
—¿Por qué no hablas con el Rey Demonio? Él sabe de esto.
—Lo haré —dijo él, tomando sorpresivamente la mano de Hinata y llevándola a la salida.
Tsunade los veía alejarse, a Hinata tanto asustada como confundida, y a Naruto furioso. ¿Era mal momento para decirle sobre el cascabel negro que tomó ella antes? Sí.
—Ahora eres su guardián, zorrito. Es una desgracia que no habrá final feliz para ustedes.
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GUARDIÁN
FanfictionHinata Hyuga, estudiante de preparatoria, buscaba el regalo perfecto para su compañero de clases Naruto. ¿En qué podría afectar un simple brazalete? Hinata descubre la respuesta el día siguiente de San Valentín, cuando Naruto Uzumaki se presenta ant...