—He decidido con el corazón. Es mi voluntad entregar mi vida a cambio de la de él. No pido nada a cambio, sólo, no quiero que él desaparezca por mi culpa, porque... —Hinata respiró profundo, empuñando la daga que le había dado Obito, hablándole al cielo—. Porque, yo lo amo.
Cerró los ojos, sintiendo el viento helado golpear su rostro. Elevó sus manos entrelazadas deteniéndolas en el aire, con el filo del cuchillo apuntando a ella. Durante el intervalo recordó a su familia, a su padre y a su primo que tarde o temprano se enterarían de lo que hizo, por eso dejó una carta explicándoles con mentiras no tan dolorosas. Después, la imagen de Naruto surgió, sonriendo como las pocas veces que lo hacía pero tan lindo como siempre iba a recordar.
—Perdóname. No fue mi intención meterte en esto, Naruto. En verdad, lo siento tanto.
Respiró profundo, y rápidamente enterró el filo de la daga en el medio de su pecho. Y como lo prometió el Rey Demonio, no sintió dolor, no más del que ya sentía. La sangre comenzó a emerger en considerables cantidades, ella se sujetó del barandal cuando sus rodillas flaquearon, después cayó al suelo.
La nieve que hace unos segundos veía caer se detuvo. Todo se detuvo. Las hojas de los árboles cubiertos de blanco dejaron de moverse, el ruido de la ciudad calmó en el silencio. Tumbada, pudo ver los pies de la persona que se acercaba a ella.
Haku se puso en cuclillas frente a ella, fue hasta entonces que Hinata, débilmente, pudo reconocerla.
—No te vayas todavía. Hay alguien que tiene que decirte algo importante.
En una estela de luz, Naruto, junto al Rey Demonio, apareció.
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GUARDIÁN
FanfictionHinata Hyuga, estudiante de preparatoria, buscaba el regalo perfecto para su compañero de clases Naruto. ¿En qué podría afectar un simple brazalete? Hinata descubre la respuesta el día siguiente de San Valentín, cuando Naruto Uzumaki se presenta ant...