DIECISÉIS (parte nueva)

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Hinata.

Sucedió cuando era una niña.

Poseía un don espeluznante. Yo, podía ver cosas que nadie más podía. Las personas muertas que tenían cuentas pendientes en la tierra me buscaban para que les hiciera favores, pero era sólo una niña, me aterraba cuando ellos aparecían. Algunos me buscaban para molestarme, y esos eran los peores.

Desde que tuve conciencia fue así. Hasta que apareciste tú.

—¡Monstruo!

—¡Lárgate, das miedo!

Los niños eran malos conmigo, porque a veces me veían conversar con los seres que sólo yo podía ver. Muchas veces traté de explicarlo pero nadie me creyó, todos decían que estaba loca o que solo quería llamar la atención. Mi papá dijo que eran producto de mi imaginación, y si él no me protegía, nadie lo iba a hacer.

—De-Déjenme, por favor.

Me golpeaban con sus pies, me tiraban con piedras. En muchas ocasiones tiraron mis cosas en el contenedor de basura.

¡Odiaba todo eso! ¡¿Por qué podía ver esas cosas?!

—¿Les divierte molestar a un niña indefensa?

Eras tú. Te recuerdo tal como eres ahora. No envejeciste nada, tampoco cambiaste.

—Tienen tres segundos para desaparecer de mi vista si no quieren que algo malo les pase.

Les mostraste unos ojos aterradores y unos colmillos espeluznantes, los hiciste mojar sus pantalones. Fue impresionante, debí temerte pero no tuve miedo, porque por primera vez en mi corta vida me sentí segura.

¿Por qué tomaste mis recuerdos más preciados? ¿Por qué desapareciste de mi vida cuando me sentía protegida?



{...}

Naruto cayó de rodillas cuando miró a Hinata en el suelo. La tomó de la cabeza y la sostuvo de los hombros mientras ella abría lentamente los ojos. Sacó la daga, después la abrazó tan fuerte como pudo.

—Estás aquí. ¿Por qué tan triste?

Él la separó un poco para poder apreciar su rostro, mientras luchaba por no llorar frente a ella.

Hinata subió su mano ensangrentada y la posó en la mejilla de Naruto.

—¿Por qué hiciste que te olvidara?

—Porque... —Guardó silencio cuando notó que su voz se quebró—. Porque soy un idiota egoísta. No podía encariñarme con nadie, no deseaba tener un lazo con una humana y después morir por ello.

—Me alegra que no te hayas encariñado conmigo... ahora que ya no estaré, vas a ser libre.

—No, tú no sabes...

—Siempre haces todo lo que yo te pido, eso, me hacía sentir culpable... pero ya me siento bien, estoy en paz porque podrás quitarte el Si yú ai y no morirás —Hinata acarició su mejilla con el pulgar para limpiar una lagrima que escapo—. Puedes estar tranquilo. Cuando me vaya, te quedarás solo como siempre quisiste... podrás olvidarme, eso es un alivio.

—Hay algo que no sabes.

Naruto subió el brazo y mostró su muñeca. Hinata tomó un aliento débil.

—¿C-Cómo? ¿Cómo es posible? —Sus ojos brillaron en lágrimas—. Entonces...

—Dices que todo está bien porque tengo el Si yú ai, y quitándomelo el dolor desaparecerá junto con tu recuerdo, pero estás equivocada... En el día más frío, cuando hiciste esa pregunta... Si actué como un idiota, lo hice para protegerte —Hinata sollozó—. Si lo deseas, puedes volver a preguntarlo. Por favor, pregúntame.

Hinata tragó saliva, sorbió por su nariz.

—Y-Yo, ¿te parezco bonita?

Naruto puso su mano sobre la de ella.

—Sí. Eres bonita... y te amo.

Hinata se aferró a él en un abrazo mientras lloraba en su cuello.

—Lo siento, mucho. Siento mucho tener que dejarte... me duele saber que esto no va a funcionar... sacrifiqué mi vida porque pensé que serías libre, pero ahora...

Naruto la apretó con fuerza, impidiendo que siguiera hablando.

—Sé que voy a encontrarte. Donde sea que estés y en lo que sea te conviertas, yo te voy a reconocer. Recuerda mi nombre, por favor... y te prometo que te voy a encontrar, y estaremos juntos.

—Te esperaré... porque cuando te llame, sé que siempre vendrás. Nunca te olvidaré, te estaré esperando. Te amo, Naruto, no importa que no crean, yo sé lo que siento en mi corazón. Me alegra saber que nuestro amor no desapareció.

Hinata cerró los ojos, un par de lagrimas rodaron por sus mejillas, y segundos después su mano cayó.

—¿Hinata? —su voz sonó trémula.

—Su tiempo se terminó —explicó Haku con tristeza, al lado de Obito, acercándose después de alejarse de ellos por respeto—. Murió.

Naruto permanecía aferrado a su cuerpo, estallando en llanto —¡Hinata! —rugió dolorosamente su nombre.






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