El cambio a la vida citadina a la costera trajo consigo una paz y una alegría inconmensurable. Cecil, mi mamá, se metió de lleno con en su negocio de joyas para novias y encontró nuevos amigos en un bar de karaoke local. Este lugar se convirtió en el lugar de encuentro de cada sábado por la noche, un sitio donde ella podía relajarse y divertirse en compañía de personas que compartían su amor por la música ochentera y el baile.
Comenzó a tomar clases de tango en un club se la podía ver bailando con nuevos amigos de su edad, muchos de los cuales también vivían muy cerca de la playa.
Sus días de viuda triste fueron reemplazados por los nuevos momentos del presente, llenos de diversión y amistad.
Mientras tanto, yo, Meteora, decidí aprovechar las oportunidades que la costa atlántica ofrecía. Durante las vacaciones de verano, tomé clases de surf y descubrí una nueva pasión que me conectaba con el mar. Las olas y el calor del verano se convirtieron en una parte esencial de mis días en mi nueva locación. Además, seguí ayudando a mi madre en la confección de joyas, aprendiendo técnicas y contribuyendo al creciente éxito de su tienda online. El trabajo no solo fortaleció nuestros lazos y eso poco a poco nos dió algo que compartir.
La abuela Brigitte, como siempre práctica y previsora, no se quedó atrás. Pronto se interesó en el mercado inmobiliario local y comenzó a invertir en propiedades. Estaba a punto de comprar tres departamentos tipo dúplex y un triplex, con la intención de alquilarlos a los turistas.
Esta nueva idea aunque sea bastante cara, en un futuro será una fuente de ingresos que no solo proporcionaría una entrada de dinero extra, sino que también le permitiría a mi abuela mantenerse activa y ocupada, algo que siempre había hecho. Su espíritu emprendedor y su habilidad para adaptarse a los cambios eran buenísimos.
Las tres, logramos transformar nuestras vidas. Los fantasmas del pasado quedaron atrás, enterrados en el fondo del mar junto con los viejos recuerdos. La costa nos ofreció un nuevo comienzo, una oportunidad para redescubrirnos y reconstruirnos. Las nuevas amistades y los nuevos proyectos nos llenaron de optimismo.
La vida frente al mar nos trajo paz y alivio, convirtiéndose en el escenario perfecto para desarrollar los sueños y aspiraciones.
El futuro se veía prometedor y tendríamos una nueva vida, lejos de las secuelas de la muerte.
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METEORA y las secuelas de la muerte
Historia CortaAlgunas personas juran amor y fidelidad eterna cuando se casan, pero llega un día inesperado, donde la oportunidad de tener sexo y lujuria con otra persona lo cambia todo.