La noche de la segunda cita entre mi madre, Cecil, y Eliseo, estaba llena de expectación y emoción. Después de la cena familiar exitosa, mi madre y Eliseo estaban ansiosos por pasar más tiempo juntos y conocerse mejor. Decidieron ir al cine de trasnoche a ver una película de terror, una elección que prometía emociones fuertes y la oportunidad perfecta para acercarse aún más. Como yo también quería ver el filme y era noche del sábado, decidí unirme, pero yo invité a mi amiga de la infancia, Pattie.
Mientras esperábamos en la fila para entrar al cine, mi madre y Eliseo parecían radiantes de felicidad, estaban tomamos de la mano y eso me asombró considerablemente. Hablaban y reían juntos como si fueran viejos amigos, y yo no podía evitar sentir una oleada de emoción al verlos tan contentos juntos.
—¿Estás lista para ver esta película, Cecil? —preguntó Eliseo, con una sonrisa juguetona en el rostro—. He escuchado que es bastante aterradora y te puede asustar bastante.
—Pamplinas, estoy lista, ya he visto el tráiler en la computadora de Meteora —respondió mi madre, con una sonrisa nerviosa—. Pero espero que no sea demasiado aterradora.
Compramos pochoclos y gaseosas, mamá y Eliseo se sentaron adelante de todo y Pattie y yo, nos sentamos en la parte trasera de la sala.
La película resultó ser exactamente lo que esperábamos: llena de sustos y momentos de tensión que mantenían a todos al borde de sus asientos. A medida que la trama se desarrollaba y los sustos aumentaban, mi madre y Eliseo se acercaban cada vez más, buscando consuelo y apoyo mutuo en medio de la emoción.
Cuando finalmente salimos del cine a las 2 de la mañana, todos estábamos emocionados y llenos de adrenalina por la experiencia que acabábamos de vivir. Sin embargo, la noche daría un giro inesperado que cambiaría todo.
Mientras caminábamos hacia el estacionamiento, nos topamos con Yuri, la dominicana que había sido amante de mi padre, acompañada de un hombre alto y apuesto. Al ver a mi madre de la mano de Eliseo, Yuri pareció enfurecerse instantáneamente, y su rostro se llenó de ira y resentimiento.
—Mirá quien está aquí —gritó Yuri, avanzando hacia nosotros con paso decidido—. ¿Cómo te atreves a salir con otro hombre después de la muerte de Antoine? ¡Eres una descarada! ¡Una puta!
Mi madre se quedó paralizada de sorpresa ante el repentino ataque de Yuri, sin saber qué decir o cómo reaccionar ante sus acusaciones.
—Yuri, cálmate —intervine, tratando de mantener la calma a pesar de la creciente tensión en el aire—. No es asunto tuyo lo que haga mi madre con su vida. Por favor vete de aquí.
Pero Yuri no parecía estar dispuesta a escucharme, y continuó lanzando insultos y acusaciones contra mi madre sin ningún tipo de remordimiento.
—¡Ja! Mírala a ella, la vieja trola... —chilló Yuri cuando estaba yendo hacía su auto.
—¡Señorita, cállese, deje de insultarme como una loca! —gritó mamá, con el rostro lleno de ira.
—¡Seguro que Antoine te engañaba porque tú también lo hacías! ¡Eres una mentirosa y una traidora! —gritó Yuri, con rabia en la voz—. Seguro que tienes a este hombre desde antes que Antoine se muera, estoy segura que sos una mosquita muerta y engañaste a Antoine durante toda su vida.
La ira se apoderó de mí al escuchar las palabras de Yuri, y sentí el impulso irresistible de defender a mi madre y protegerla de su odio injustificado.
—¡Basta, Yuri! —exclamé, enfrentándome a ella con determinación en los ojos—. Mi madre no merece tu odio ni tus acusaciones infundadas. Déjanos en paz y sigue con tu vida.
—Nunca van a estar tranquilas, ¿conocés el karma, Cecil? —gritó nuevamente.
—¡Ja! No me hables de karma, eres una idiota y una perra estúpida —refunfuñé mientras nos sentábamos en el auto de Eliseo para volver a casa.
—Perra eres tú, Meteora, pero más perra es tu madre que se cree una jovencita para andar de la mano con tipos jóvenes —dijo y nos enseñó el dedo del medio.
—¡Vete a la mierda! —gritó Pattie con fuerza.
—¡Vete al carajo gata flora! —chillé.
Yuri me miró con furia, pero finalmente se dio la vuelta y se marchó con su compañero, dejándonos solos en el estacionamiento en medio de la noche.
Mientras nos dirigíamos de regreso a casa, el incidente con Yuri seguía pesando en nuestras mentes, pero también nos recordó lo fuertes que éramos juntas y lo mucho que nos necesitábamos mutuamente en momentos difíciles como este. Y con eso en mente, nos prometimos seguir adelante juntas, sin importar los desafíos que enfrentáramos en el camino.
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Después del tenso encuentro con Yuri en el cine, nos subimos al auto de Eliseo y comenzamos el viaje de regreso a casa en silencio. La tensión en el aire era palpable, y ninguno de nosotros parecía saber cómo abordar el tema que acababa de surgir de la nada.
Sin embargo, Eliseo, con su naturaleza directa y curiosa, finalmente rompió el silencio y preguntó la pregunta que estaba en la mente de todos.
—¿Quién era esa mujer y qué pasó con tu ex esposo, Cecil? —preguntó Eliseo, con un tono de voz que denotaba su preocupación y confusión—. Pensé que estabas divorciada, no viuda. ¿Por qué no me lo dijiste desde el principio? ¿Por qué me ocultas cosas de tu pasado?
Mi madre, Pattie y yo nos sentimos incómodas, y mamá estaba sin saber como responder a las preguntas directas de Eliseo.
Por un lado, queríamos ser honestas con él y compartir nuestra historia, pero por otro lado, nos preocupaba como reaccionaría y si la juzgaría a mamá por ello.
—Lo siento, Eliseo. No te lo dije porque no quería que pensaras mal de mí —respondió mi madre, con la voz temblorosa—. Antoine, mi esposo, falleció repentinamente hace unos meses. No fue un divorcio, fue una tragedia que cambió nuestras vidas para siempre.
Eliseo se quedó en silencio por un momento mientras tenía las manos en el volante, procesando la revelación que acababa de escuchar. Parecía sorprendido y conmovido por la noticia, y yo podía ver la compasión en sus ojos mientras miraba a mi madre.
—Lo siento mucho, Cecil. No tenía idea de lo que habías pasado —dijo Eliseo, con sinceridad en la voz—. Deberías haberme contado antes. Te habría apoyado sin importar qué.
Mi madre asintió con agradecimiento, visiblemente aliviada por la comprensión de Eliseo. Pero su respuesta también despertó un sentimiento de culpa en mí por no haber compartido nuestra historia con él desde el principio.
—Lo siento, Eliseo. Deberíamos haberte contado desde el principio, pero no sabíamos como hacerlo —me disculpé, con sinceridad en la voz—. Espero que puedas perdonarnos por no ser completamente honestas contigo.
—Y vos, Meteora, te veo todos los días en el colegio y no fuiste capaz de contarme lo que te había pasado —dijo mirándome por el espejo retrovisor.
—Simplemente, no me gusta que sientan pena, no se lo conté a muchas personas en realidad. Solo lo supo Pattie y las personas de mi familia... Infelizmente otras personas como Yuri también se enteraron —murmuré y rodé mis ojos.
—Yo quiero saber quien es esa mujer y también quiero saber si tú lo engañabas a tu marido en vida —preguntó Eliseo seriamente.
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METEORA y las secuelas de la muerte
Short StoryAlgunas personas juran amor y fidelidad eterna cuando se casan, pero llega un día inesperado, donde la oportunidad de tener sexo y lujuria con otra persona lo cambia todo.