🔹La costa atlántica🔹

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Un día me desperté después de haber tenido una pesadilla, donde papá volvía a la vida para decirme que nunca había amado a mi madre. Lo que hice fue lo siguiente: sin decirle nada a nadie me fuí directamente a la casa inmobiliaria más cercana a mi domicilio y pedí que algún agente inmobiliario venga a tasarla. El precio de venta era bastante bueno, entonces decidí ver que opciones de vivienda había en la costa atlántica.

La decisión de vender nuestra casa no fue fácil, pero si fue era necesaria. Las experiencias traumáticas y la constante presencia de mi padre fallecido hacían que nuestra vida fuera insoportable en ese lugar. Incluso después de la limpieza espiritual con el Pai y la Mai de la religión Umbanda, los sucesos extraños continuaban. Los placards se abrían y cerraban solos, y los ruidos nocturnos eran inexplicables se hacían cada vez más frecuentes en la cocina. Mamá y yo estábamos al borde de un colapso nervioso, y la abuela Brigitte también se veía afectada por los fenómenos paranormales.

Una noche, mientras cenábamos decidí hablar sobre mi plan con ellas.

—Mamá, abuela, quiero charlar de algo importante  —dije, colocando una botella de cerveza sobre la mesa.

Mamá levantó la vista, con los ojos chinos producto de las noches de insomnio, por haber estado hasta tarde elaborando sus productos.

—¿De qué se trata, hija? —preguntó la abuela, mientras nos servía el guiso de pollo y arroz amarillo.

—He estado pensando en nuestra situación familiar y creo que es hora de vender la casa —dije con firmeza—. No podemos seguir viviendo aquí, con todo lo que ha pasado. Necesitamos nuevos aires.

Mamá asintió, como si mis palabras estuvieran confirmando algo que ya estaba pensado con anterioridad.

—Seguro, Meteora. Este hogar... ya no es un lugar seguro y cómodo para nosotras. Es una jaula que me recuerda el pasado.

La abuela ladeó la cabeza afirmando lo que mi madre decía.

—Por mí, está bien. Este lugar está lleno de demasiados recuerdos y fantasmas. Necesitamos mudarnos y empezar de nuevo, nos hará muy bien psicológicamente.

Con el correr de los días pedimos varias docenas de cajas por Mercado Libre y nos pasamos las siguientes semanas empacando nuestras cosas y preparando la casa para la venta. Había que dejar todo impecable y pulcro.

Al final decidimos comprar una casa en la zona costera, donde el aire marítimo y la tranquilidad podrían ayudarnos a relajar nuestras mentes.

Mamá empezó a trabajar a través de internet, vendiendo sus joyas para novias, y por fortuna, el negocio despegó rápidamente. Fue inesperado y mágico, tenía más ventas en la costa, que en la capital.

Una tarde, mientras estábamos acomodando las mantas en los placards, mamá se detuvo y me miró con una mezcla de tristeza y alivio.

—Meteora, ¿crees que aquí no habrá actividad paranormal?

—Espero que no. Si papá aparece... Bueno.

—Sí, tendremos que aceptarlo. Confío estamos haciendo esto por nuestro bienestar. Necesitamos dejar el pasado atrás y que todo nos vaya bien para relacionarnos con las personas correctas.


Finalmente, llegó el día en que todo estaba en su lugar,todo ordenado, aunque teníamos pocos muebles ya que no queríamos trasladar el pasado en el camión de mudanza. Una joven pareja que estaba buscando un lugar para empezar su vida con su hijo compró la casa, aunque me preocupaba que ellos también pudieran sentir la presencia fantasmagórica de mi padre, pero también sabía que era lo mejor para nosotras.

METEORA y las secuelas de la muerteOnde histórias criam vida. Descubra agora