🔹Fantasmas en la casa🔹

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La voz de mi madre casi gritando me sacaron de mi sueño llena de borrosas imágenes. Un miedo loco se apoderó de mí cuando me sacudió y me dijo que Eliseo estaba peor de lo que pensabamos. Los médicos informaron que podría tener derrame cerebral y eso golpeó a mi madre  con una fuerza abrumadora.

Mamá se sentía abrumada por la culpa y la angustia. Sentía que había sido su culpa que Eliseo se hubiera caído y golpeado la cabeza después de ver la supuesta aparición de mi padre, Antoine.

—No puedo creer que esto esté sucediendo —dijo mi abuela con los ojos vidriosos por las lágrimas—. Si no fuera por la entidad que vimos, Eliseo no estaría en este estado.

Mi abuela Brigitt consolaba a mi madre, pero también se sentía angustiada por la situación. Decidió quedarse en casa por unos días para brindarle apoyo a mamá y ayudarla a lidiar con sus sentimientos de culpa.

—Cecil, querida, no puedes culparte por lo que le sucedió a tu novio —dijo mi abuela Brigitt, tratando de reconfortarla—. Fue un accidente, y no tenías forma de prever lo que iba a pasar. Lo más importante ahora es centrarnos en su recuperación y asegurarnos de que esté bien.

—Meteora, quita de mi frente la caja de pizza con ese inmundo olor a queso. ¡Hija! ¡Me siento para la mierda y tengo náuseas! ¿Entiendes?

—Nena, no te vayas a desmayar vos también —dijo Brigitte.

A pesar de sus esfuerzos por consolarla, mi madre seguía sintiéndose responsable por lo ocurrido. Decidimos que necesitábamos hacer algo para ayudarla a superar su culpa y encontrar una forma de lidiar con la aparición de Antoine en la casa. Fue entonces cuando mi abuela propuso una idea que nos dejó a todas sorprendidas.

—Creo que deberíamos ir a un centro o un templo de la religión Umbanda y pedir ayuda para hacer una limpieza espiritual en la casa —sugirió mi abuela—. Necesitamos encontrar una manera de liberarnos del espíritu de Antoine y asegurarnos de que no vuelva a aparecer para atormentarnos.

—¿Ir a pedirle ayuda a los macumberos? —medité—. Si, claro está que no había pensado sobre eso. Puede que nos den alguna solución... ¿no?

La idea de una limpieza espiritual nos intrigó a todas, y decidimos que era una medida necesaria para restaurar la paz en la casa y ayudar a mi madre a superar sus sentimientos de culpa.

—Veré que puedo hacer —instó mamá—. Puede que funcione y tu padre vuelva al cielo o al infierno...Luego veremos.

—Mejor averiguar por internet primero, —asentí levantándome de mi cama—. Ahora limpiaré la mesa y tiraré la pizza a la basura, me bañaré y buscaré las opciones en mi celular.

Nos pusimos en contacto con un Templo espiritual y programamos una cita para la limpieza con salvia o ruda macho, tal como sugirió mi abuela.

Mientras esperábamos el día de la limpieza, nos aferramos a la esperanza de que Eliseo se recuperara pronto y de que pudiéramos encontrar una solución para poner fin a las apariciones de Antoine en la casa. Pero hasta entonces, nos quedaba la incertidumbre y la angustia de enfrentar las consecuencias de nuestros actos.

                          .................

La atmósfera en la casa estaba cargada de tensión mientras esperábamos la llegada de los practicantes de la religión Umbanda para realizar la limpieza espiritual. Mi abuela Brigitt y yo estábamos ansiosas por poner fin a las apariciones de mi papá y restaurar la paz en el hogar.

Después de dos horas de espera, finalmente llegaron el Pai y la Mai, nos quedamos impresionadas por su apariencia. Vestían ropas blancas de pies a cabeza, adornadas con numerosos collares de cuentas de colores y amuletos.

El hombre llevaba un sombrero de paja, mientras que la mujer tenía un pañuelo blanco enrollado en la cabeza. Parecían serenos y seguros de sí mismos mientras entraban en la casa.

—Buenas tardes, señoras —saludó el Pai con una voz grave y resonante—. Venimos en respuesta a su llamado para realizar una limpieza espiritual en esta casa. ¿Están listas para comenzar? ¿Díganme que vieron?

—Durante el cumpleaños de mi mamá, llegó la hora de soplar las velas de la torta, entonces apagamos las luces —expliqué señalando la ventana— de pronto un viento horrible abrió las ventanas con una violencia implacable y tiró las sillas del comedor al suelo. Una figura semi-humana apareció detrás de esta cortina blanca y empezó a susurrar palabras con una voz gutural y nosotras creímos que era nuestro finado padre Antoine —dije sin vacilación o temor.

—Muy bien. Comenzaremos ahora —dijo la mujer de blanco.

Asentimos con determinación, ansiosas por poner fin a la presencia inquietante de Antoine en nuestra vida. El Pai y la Mai intercambiaron unas palabras en voz baja antes de dirigirse hacia la ventana.

—Bien, nosotros sentimos la presencia de una entidad en esta casa, una entidad cuyo propósito es causar temor y confusión —explicó la Mai, con una mirada seria en sus ojos—. Pero estamos aquí para ayudarlos a deshacerse de esta entidad y restaurar la armonía en este hogar.

Mi abuela Brigitt aceptó el arancel que nos pasaron, a pesar de que era un precio bastante alto por la limpieza de la casa. Estaba decidida a hacer lo que fuera necesario para asegurarse de que Antoine no volviera a aparecer como una ánima en nuestra vida.

El Pai y la Mai comenzaron la ceremonia de limpieza, encendiendo ramitas de salvia y esparciendo agua bendita por toda la casa. Recitaban una oración en un idioma que no entendíamos, pero que resonaba con un poder y una autoridad indiscutibles.

Al principio, nos sentimos un poco nerviosas al ver el humo de la salvia y escuchar las palabras desconocidas de la oración. Pero rápidamente nos dimos cuenta de que estábamos en manos de profesionales y que estaban haciendo todo lo posible para ayudarnos.

A medida que avanzaba la ceremonia, sentíamos como la atmósfera en la casa cambiaba gradualmente, volviéndose más ligera y pacífica. Parecía como si una carga pesada se levantara de nuestros hombros, y comenzamos a sentirnos aliviadas de que finalmente pudiéramos dejar atrás el tormento que habíamos enfrentado.

Cuando la ceremonia llegó a su fin, el Pai y la Mai nos aseguraron que habían expulsado con éxito la entidad que estaba causando problemas en la casa, pero no había garantía de que la entidad quiera regresar. Nos desearon paz y buen augurio antes de despedirse de nosotras.

Mi abuela y yo nos miramos con alivio y gratitud, sabiendo que habíamos tomado la decisión correcta al buscar ayuda para resolver el problema de Antoine. Ahora, con la casa limpia y liberada de su presencia, esperábamos que finalmente pudiéramos seguir adelante con nuestras vidas sin miedo ni preocupación.

 Ahora, con la casa limpia y liberada de su presencia, esperábamos que finalmente pudiéramos seguir adelante con nuestras vidas sin miedo ni preocupación

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METEORA y las secuelas de la muerteOnde histórias criam vida. Descubra agora