7. Un baile de amor

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Perla y Greg se van en marcha en la furgoneta de el hacia Empire city. Hablan de sus cosas de esto de si lo otro y se ríen y disfrutan.

Llegan al hotel de incógnito.

Empiezan a sonar exactamente las mismas canciones reproducidas en el sueño de Perla. En cuanto se empieza a reproducir la primera canción, ella y Greg bailan juntos.

Todo lo acontecido sucedió según como Perla lo veía en su sueño. Es increíble, piensa.

Una canción, otra...otra...otra....hasta que ya se cansan y se sientan.

Es hora de cenar.

Llegan los platos y Greg se come los dos platos de Perla y el suyo, ya que Perla no come.

Tras terminar de comer, Greg se sentó y decidió sacar a bailar a Perla.

GREG: ¿Me concedes este baile, señorita?

PERLA: Claro que si, caballero.

Y así, siguieron bailando al son de la música. Hasta que llega la hora de irse. Se despiden amablemente de los propietarios y suben a la furgoneta.

No articularon ni una sola palabra durante el trayecto. En cuanto llegaron al templo, Perla se bajó del coche. 

PERLA: Gracias por traerme, Greg. 

GREG: ¿Te ha gustado? 

PERLA: Sí, ha estado genial

GREG: (Un poco rojo) Gracias, Perla... Ya nos veremos en otro momento, ¿No crees? 

PERLA: Eso espero 

GREG: Podríamos vernos otro diíta. (Anota una nota y se lo da) Este es mi número de móvil. Hasta pronto, Perla. 

Perla se quedó extrañada al ver tantos números en el papel. 

PERLA: Pero, Greg, espera un momento. 

Greg no puede oírla porque ya se ha ido con su furgoneta. 

Perla, intrigada, se dirige hacia la playa cuando ve allí a Steven y a Connie. Estaban sentados en la orilla, mientras charlaban y se reían. Connie se percata de ello, y se alegra ante su vuelta. 

CONNIE: Mira quien está ahí, Steven. 

Steven se vuelve y la ve. 

STEVEN: ¡Perla! ¿Qué tal te ha ido? Lo queremos oír todo, así que no te saltes nada. 

CONNIE: Eso, Perla. Cuenta, cuenta. 

Perla, al principio un poco tímida, pero luego se espabiló y contó todo lo que había pasado. Se le salen un poco los colores, pero también sonrie mientras lo contaba. Cuando hubo terminado, Steven y Connie se alegran por ella. Por los dos, pero se quedan intrigados ya que todavía no se habían dado un beso. Pero, no hay prisa. 

No hay prisa. 

Ellos deciden cuando llega el momento adecuado. 




Del Odio Al Amor Solo Hay Un PasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora