Chapitre Dix-Huit

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Francis se encontraba recostado en su cama con Merianto sobre él.
Ambos hablaban sobre lo que más les apasionaba, literatura.

-Apolo y Dafne-soltó Francis-es mi mito favorito
-Es triste-comenta Merianto
-¿Porqué?-baja la cabeza, para observarla
-Porqué Apolo nunca podrá estar con ella y todo por culpa de cupido-frunce el ceño

Francis suelta una carcajada y toma su mano llevándola hacia sus labios besando cada uno de sus dedos.

-Es realista-dice-no siempre al que tú amas, te amara

Meri observa como su profesor besa sus largos dedos, la respiración se le para. Esa acción la ve como algo tan erótico que enciende sus bajos deseos.

Francis eleva la vista y al cruzar su mirada sonríe y con su otra mano acaricia su mejilla.
Acerca sus labios a su cuello y aspira ese aroma tan dulce.

-Se mi diosa protectora, Afrodita-susurra en el

Merianto traga en seco ante tal declaración o debería decir orden, pues eso le pareció.

-Si seré tu diosa protectora, tendrás que obedecerme en todo-respondió igual

Francis contuvo su respiración ¿Que quería decir con eso?
Sus oscuros ojos estaban ardiendo en deseo, y su cuerpo se encontraba en una temperatura alta.
Sintió como si estuviera frente a Helios, como si estuviera quemando contra él.

Francis observó a Merianto, como siempre se veía preciosa, verla es como estar presenciando a la hija de Afrodita y Ares, tan hermosa como la diosa del amor y tan fuerte como el dios de la guerra era la personificación de ambos grandes dioses.

Francis la hizo girar encontrándose así encima de ella.
Su cara era todo un poema tenía sus cejas en curva y sus labios entreabiertos y por primera vez se encontró con una inocente mirada en su rostro.

Él sacaba esa niña de su interior y la hacía querer ser mejor cada día, él era su Adonis y ella su Afrodita.

Francis inclinó su cabeza a su cuello besándolo con suma delicadeza y desesperante lentitud, muy frustrante. Llevo sus labios unos centímetros más abajo y así hasta llegar al inicio de su pecho.

-Sácamelo tú-susurra en su oreja-quiero que tú saques mi blusa

Francis y ella chocaron miradas.

Hace mucho que no hace esto y ella en cambio debe tener más experiencia. Con manos temblorosas fue a la zona inferior de su blusa, era transparente y eso no ayuda mucho a los bajos instintos que Francis tenía en ese entonces, además ese bralette moldeaba sus pechos de una forma tan apetecible.

¿Acaso pensó que eran "apetecibles"?

Niega la cabeza, ella siempre le hace pensar cosas muy impropias.

-Francis-su voz hace que vuelva a la realidad-No es por interrumpir, pero si fueras más lentos sería mejor

Sus mejillas se sonrojaron ante tal comentario, estaba llenando muy rápido.

-No tan rápido, entendido-dijo asintiendo la cabeza

Merianto soltó una carcajada.

-No, tontito. Todo lo contrario, quiero que te apresures-aclara ella
-Meri, porfavor. Apenas vuelvo hacer estas cosas. Tenme paciencia-

Merlina eleva sus espalda, sentándose en la cama.

-Mírame Francis-dice, tomado su mentón y elevándolo-sino quieres, no tenemos de hacerlo.
-Pero quiero-dice obligándola a caer en la cama-desde la primera vez que te vi quise tenerte en cuerpo y alma, es mi mayor deseo y ahora por fin podré
-¿Estas seguro de...

UN CAFÉ CON MI PROFESOR Y SU EX ESPOSA [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora