Chapitre Vingt-Sept

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Su prima no dejaba de molestarla con el maquillaje y ya era agotador, había sido más que clara que no lo quería recargado, pero como siempre la ignoró.

-Milly, te deje claro que no quería nada recargado.

Sus párpados eran rosas al igual que sus labios y no estaban tan recargados, sólo que ella los veía así.

-Prima no está tan recargado-responde sonriendo
-Para mi, si-contra-ataco

Milly rodó los ojos ante eso y prosiguió con su labor.

Cuando pidió a su prima que la maquillara se puso eufórica, sabía que era el sueño de esta poder ver la maquillada con colores claros.

Merlina estaba más que nerviosa, aun recordaba que esa noche conocería a los padres de su novio/profesor, ¿y si criticaban su relación por ser su alumna? O peor ¿Si prohibía que se vieran?

-Relájate-gesticuló su prima con una gran sonrisa

Sonó el timbre.

-Creo que ya llegó-canturreó su prima-hace más o menos unos minutos llamó diciendo que estaba a abajo y ya llegó ¡Que rápido!

Meri sonrió.

-Voy abrir la puerta Prima-dice-A tu Romeo-volvió a canturrear
-Adonis-murmuro ella sonriente a la nada

La puerta se abrió.

Francis vio a una chica alta del mismo tono de piel que Merlina, llevaba una gran sonrisa.

-Hola-extendió su mano-sou Milly, prima de Meri

Recibió su mano de igual manera.

-Francis-responde asintiendo con la cabeza en forma de saludó
-O claro que lo se-le guiña un ojo-se mucho de ti

Ese comentario lo incomodo e hizo que se sonroje.

-Pero pasa, por favor-dice la prima apartándose

Él se limita a sonreír. El departamento de su Afrodita es más pequeño que el suyo, pero tomando en cuenta que vive sola es adecuado para ella, aunque, si fuera por él la llevaría de inmediato al suyo.

-¡Ya estoy lista!-esa era su voz

Salió de una puerta.

Su corazón se detuvo.

Sus ojos brillaron.

Su boca entre abierta.

Ese vestido, su peinado ¡Por Dios! Sus ojos, esos bellos ojos que serían capaz de hechizar a cualquiera.
Tuvo de contraer su impulso de arrodillarse ante ella y alabarla cual diosa griega de la belleza.

Idéntica a Afrodita, su Afrodita.

Tenía que controlar su respiración y aquel inconveniente bajo sus pantalones.

Ese mensaje tenía razón, él la tenía.

"No importa que te pongas, tu belleza natural resalta con todo"

Y era así, resalta con todo.

Con falsa determinación se acercó a ella quedando frente suyo.

-Te vez...-comenzó, pero no pudo terminar la oración, cualquier adjetivo se quedaba corto a como se veía en realidad
-Hermosa-culminó por él
-Divina-susurró
-¿Divina?-preguntó
-Las diosas como tú sólo pueden estar divinas, pues lo que tienen, lo que la hacen diosas es su divinidad.
-¿Y tú?-pregunta
-Un simple mortal que estudia su belleza, mi diosa-respondió con una reverencia

UN CAFÉ CON MI PROFESOR Y SU EX ESPOSA [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora