Chapitre Vingt-Six

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Francis ajustó su corbata muchas veces.
¿Estaba bien echa? ¿Acaso necesita ajustarse más?

Woow, los nervios lo carcomen, es algo muy normal en él. Como no estar nervioso si sus padres conocerán a su novia.
¿Era su novia? Esperemos que si.

Llevaba un terno azul marino con una corbata rosa. Había decidí ese color, pues era el color favorito de Merianto, además era el tono de su vestido.

Merianto.
Sus padres.

¡Por Dios! Volvió a ponerse nervioso, pero es que no puede evitarlo. Sus padres conocerán a su novia ¿Y sino la aceptan? ¿Y si la odian?

-Relájate, Francisco, por Jesús relájate-suspiro con fuerza

Se llamo "Francisco", ya había perdido la cabeza, si se llamaba el mismo por su nombre quería decir que estaba delirando ¡Genial!

Observó el reloj de pared que se encontraba a su izquierda, ya iba a ser hora de ir. Volvió a observarse en el espejo.

No había ningún defecto y en este caso hubiera deseado que haya uno para así hacer más tiempo y largar su tiempo antes de su penitencia.

Sabía que estaba exagerando.

Sus manos estaban sudorosa y muy pronto lo estaría su frente.

Muy tarde.

Ya lo estaba.

Francis tomó su pañuelo que se encontraba en el bolsillo de su camisa y posó la delicada tela sobre su frente mientras votaba aire por su boca.

Volteó su cabeza y observó la puerta, que se le hacía muy lejana y desaba que en realidad fuera así.

-Bueno, Francis. Hay vamos-dijo

Tomó sus llaves del tocador dirigiéndose a su puerta saliendo de ella, camino por el pasillo y fue al ascensor entrando y presionando el botón del primer piso. No tardo mucho en llagar a la primera planta, salió del ascensor y camino por el corredor, seguido de la puerta del living, que llevaba a la calle y a su sedan que se encontraba estación frente al edificio.

——

La suerte estaba de su lado y no había tráfico en el camino al departamento de Merlina.
Francis no paraba de exhalar y exhalar, debía prepararse psicológicamente para ver a Merlina y no desviarlos de la cena de Raquel.

¿Cuando ascendió a esto?

Ah...,verdad que no tenía opción porqué Raquel es una espesa que no descansa hasta obtener lo que quiere.

-Me debes una Raquel-susurró a la nada

Estacionó frente al departamento, que ere un edificio verde. Sacó su celular de su saco y buscó el número de Meri.

¿Que, como lo había encontrado?
Simple.

En lo que es la ficha de la universidad se puede divisar el número de los alumnos, y como Francis es un intento de "Joe Goldberg"  se permitió dar una miradita en sus archivos.

Como los nervios no lo dejaban termino llamándola.

Grave error ¿Como le explicaría la razón de tener su número telefónico? Pero ya era tarde.

Timbró.

Aun puedes colgar

Una.

Tienes tiempo

Dos.

Última oportunidad

Tres

Mejor ya cuelga y....

-¿Como, cojones obtuviste me número?-directo al grano como siempre, aunque, de una manera muy brusca

Le encantaba.

Su voz era de seriedad, pero había un tono divertido oculto.

-Vi tu ficha-responde si mas
-¿Quien te crees? ¿Joe Goldberg?-dice
-No, pero sigo sus pasos-soltó una risa para calmar las aguas-soy su discípulo-contínuo

Merlina río.

-Sube, hombre-ordenó-Es el cuarto piso
-¿Número?
-Pero que acosador-soltó otra risa-407-¡Sube ya!
-A tus órdenes-gesticuló entrando al edificio

Tuvo suerte que Merlina viviera en el cuarto piso, porqué subir más escaleras de las que ya había subido no podía.

Llegó a las justas viviendo, porqué el aire no llegaba a sus pulmones.

-Nota personal...-susurró muy cansado-hacer ejercicio.

Aunque nunca fue bueno en él ejercicio, bueno si caminar tres cuadras cada domingo para hacer las compras no contaba como ejercicio, entonces nunca lo hizo.

Dio unas zancadas mientras observaba el número de cada puerta.

-403-murmuró-404-habló-¿Donde rayos está?-cuestionó

Paseo por todo el pasillo, hasta ubicar la última puerta, la cual decía 408

-¡Oh, vamos! ¿Donde está?

Enseguida se tapó la boca, no tomaba en cuenta que alguien podía estar descansado. Al estar frente a la 408, vio a su izquierda encontrándose con la 407.

-Era obvio que estaría antes-soltó nervioso

Elevó su mano para apretar el timbre.

Uno
Dos
Tres

Creo que eran necesarias solo dos tocadas, pues no quería verse insistentes.

Nadie le abría.

Tocó otra vez tres veces y era igual.

Inhaló y exhaló par tranquilizarse.

¿Tal vez aun se preparaba? ¿O tal vez cambio de opinión? Tal vez y solo tal vez había decidido no ir y dejar todo.

Si tiene sentido era obvio que lo haría, él no tenía nada que ofrecerlo, ¡Oh Dios mío! ¿Y si se fue con Sebas? ¿Y si decidió dejarlo? ¿Y si ya no lo amaba?

¿Y si...?

Se abrió la puerta.

UN CAFÉ CON MI PROFESOR Y SU EX ESPOSA [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora