Aquí Lía y Lou liberando al mundo historias cortas que escribimos del chico explosivo x lector femenino. Las publicaciones serán completamente aleatorias y se irán subiendo conforme las creemos y corrijamos.
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Tiempo: En línea con el manga. Los alumnos ya conviven en el edificio de dormitorios
Contenido: Para todos los públicos. Dilema del lector. Bakugō maldice, aunque no es un cretino en este one-shot.
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Era la octava, no, la novena, por no decir décima vuelta que dabas en tu cama, arrugando las sábanas cada vez que te arrastrabas por ellas en un intento de conciliar el sueño, pero los acontecimientos de esa misma mañana estaban golpeando tu mente con tanta fuerza que cada vez que cerrabas los ojos parecía que estabas físicamente dentro de tus pensamientos, en las imágenes que habían quedado grabadas en tu cabeza y que te producían un desagradable vuelco en el estómago.
- ¡Agh! ¡Vete a la mierda, cerebro estúpido que me tortura sin parar! - te quejaste golpeando los puños sobre el colchón.
No entendías por qué hace unas horas estabas contenta por tu amiga, aunque realmente no sentías nada, viéndote como una hipócrita y huyendo durante el resto del día para no ver su cara de felicidad.
Suspiraste al levantarte y dirigirte al baño para refrescar tu rostro con agua fría, queriendo despejarte de esa manera, pero tal vez necesitabas salir de tu habitación y dar un paseo nocturno por el edificio de los dormitorios.
Tu refrigerador se había quedado sin suministros y quizás en la cocina de la planta baja abría algo que pudieras picar, por lo que te pusiste las zapatillas y arrastrando los pies te dirigiste hacia los ascensores.
Los pasillos estaban desiertos, la sala común y el comedor vacíos y apenas iluminados cuando recorriste esas zonas para ir a la cocina, buscando cualquier cosa que llenase el vacío de tu estómago o te ayudara a desconectar un rato, cansarte y poder conciliar el sueño más tarde.
Una botella de jugo llamó tu atención y la tomaste sin pensar, desenroscando la tapa y llevando la boquilla a tus labios para degustar el sabor a naranja.
Tu mirada se perdió por las sombras reflejadas en los estantes mientras te apoyabas en la encimera y tus dedos tamborileaban distraídamente la superficie.
Por fin tenías la mente en blanco y nada te inquietaba, estando a gusto por unos momentos en el que el silencio de la noche hasta que se vio interrumpió por una áspera voz.
- ¿Qué demonios haces aquí?
Te sobresaltaste, estando a punto de tirar la botella que agarraron antes que tú y te giraste hacia ese par de orbes rojos que te miraban con recelo.
- No podía dormir y bajé a tomar algo.
- Ya te veo. No me digas lo obvio, maldición, pero ¿tu estúpido cerebro no ha pensado que puede haber más gente que quiera jugo? - preguntó agitando la botella.
- Lo siento, Bakugō. Realmente no lo pensé e iba a beberlo entero ya que tomé de la boquilla.
- Lo que sea - gruñó dando un trago sin que cambiara su expresión enojada y limpiando su boca con el dorso de su mano - Responde.
