Escenarios Katsuki Bakugou

Baile de máscaras (2/2)

Nota de Lía: esta es la última parte del shot. Tiene 2000 palabras más que el anterior (en total unas 5500). Disfruten.

***

Solicitando un baile.

Tus ojos se agrandaron antes de que parpadearas con suma lentitud, sosteniendo una respiración temblorosa dentro de tu pecho cuando tus labios se entreabrieron de la impresión. Su diestra se mantuvo estática en el aire, esperando a que la tomaras porque solo tenías la opción de aceptar su oferta... y no fue hasta que sus dedos se crisparon en clara señal de impaciencia cuando te viste alzando tu mano hasta que levitó sobre la suya. Las puntas de tus dedos rozaron la callosa palma con una caricia fantasmal, apenas un roce de pieles que le provocó un incontrolable cosquilleo al rey. Demasiado acostumbrado a portar mortíferas armas y no la delicada mano de una joven.

Sus dedos pronto se cerraron sobre los tuyos con un agarre firme, pero suave, tirando de ti hacia el pasillo principal con vuestras manos alzadas hacia delante, guiándote bajo su mando. A vuestro alrededor, la multitud se separó mientras él te llevó hacia el centro de la habitación. El monarca detuvo su decidido caminar y orientó su cuerpo hacia ti, nuevamente esperando a que tomaras tu posición frente a él. Estabas confundida e intentando asimilar lo que estaba sucediendo, pero respondiste por inercia a pesar de que tenías la mente en blanco y no sabías qué pensar de la situación. Desde que había ascendido al trono nadie había bailado con él, ya no solo por el hecho de que eran los hombres quienes solicitaban una compañera para la danza, sino porque el rey Bakugō jamás había estado interesado en participar en dicho ritual.

Su mano prácticamente abarcó la tuya cuando te ubicaste frente a él, notando que tu extremidad era más pequeña y frágil. Un estremecimiento recorrió tu columna al sentir el toque de su otra mano en tu cintura, ubicándose por encima de tu cadera para atraerte más cerca para comenzar el baile. Tu diestra vaciló sobre su antebrazo antes de subirla hasta su bíceps, sin atreverte a ir más arriba con tu toque. No obstante, y tras un chasquido de lengua, el rey corrigió tu postura tomándote con cierta brusquedad de la muñeca para que ubicaras tu mano sobre su hombro, cosquilleándote el plumaje de su capa al hundir tus dedos en ella.

En ningún momento alzaste la mirada más allá de los collares que rodeaban su cuello, pero intuiste el movimiento que hizo con su cabeza para indicarle a la orquesta que comenzara a tocar un vals, siguiendo vuestros pies el ritmo de los violines cuando sus dedos afianzaron su agarre en tu mano y en tu cintura, avisándote del instante en que él iniciaría el baile.

La música te hizo vibrar al escucharla con precisión, eclipsando el sonido de los zapatos contra las baldosas para no perder la coreografía. Te adaptaste a sus pasos con facilidad, ya que él te dirigía con soltura a través del gran salón, pero todavía notabas que algunas partes de tu cuerpo estaban rígidas por la tensión, notándose en tus movimientos que no estabas tan cómoda o confiada con su presencia. Hiciste todo lo posible para tranquilizarte, pero sin siquiera conocer o ver la expresión de tu pareja de baile los giros alrededor de la pista fueron pocos... ya que Bakugō se negó a soltarte y simplemente danzó contigo a su manera.

Lo que resultó ser un baile de salón sencillo y clásico. De pasos hacia los lados y hacia delante y atrás, pues se apreciaba que había una distancia abstracta entre vosotros. El temor de encontrarte con su mirada te hacía ser cauta, pero la curiosidad pudo con el miedo a las represalias tras unos minutos danzando de un lado a otro en los que no apartaste la vista de su pectoral en ningún momento. Las piedras ónice que rodeaban su cuello reflejaban las llamas de los candelabros, como si fueran cristales que albergaban almas que intentaban liberarse. El contraste con los rubíes transparentes te mantuvo distraída y enfocada en los destellos de sus joyas, pero no era suficiente como para atraer toda tu atención en aquellas piedras preciosas.