Aquí Lía y Lou liberando al mundo historias cortas que escribimos del chico explosivo x lector femenino. Las publicaciones serán completamente aleatorias y se irán subiendo conforme las creemos y corrijamos.
✔ Al inicio de los capítulos se notificar...
Tiempo: En línea con el manga. Los alumnos ya conviven en el edificio de dormitorios
Contenido: Para todos los públicos. Nada original, pero al leer un comentario de PerfectBlackRose en la obra Quirk Baby me animé a intercambiar papeles entre Bakugō y el lector.
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Incluso con los auriculares cubriendo sus orejas y volumen de su teléfono móvil casi al límite de destrozar sus tímpanos, Bakugō todavía seguía oyendo revuelo a su alrededor, queriendo suprimir cualquier sonido molesto de sus compañeros de clase mientras esperaba en el aula a que Kirishima volviese de un entrenamiento con Tetsutetsu. O algo parecido escuchó cuando el pelirrojo le pidió que aguardase para recoger sus cosas y regresar al edificio de dormitorios.
El rubio ceniza negaría hasta la muerte que estaba siendo paciente por su mejor amigo, pero estaba intentando entretenerse con su celular... Sin éxito, ya que sus molestos compañeros no dejaban de incordiar y hacer ruido.
Justamente detrás de él. Reunidos en torno al escritorio de Deku.
Sus dedos engarrotados se crisparon cuando un nuevo golpe en el respaldo de su silla hizo que prendiera la mecha de la dinamita... contando los agónicos segundos hasta el siguiente golpeteo que le hizo voltearse con brusquedad mientras prácticamente arrancaba de sus orejas los auriculares.
— ¿¡Qué mierda crees que estás haciendo, Deku?! — gritó a pleno pulmón, exhalando por la nariz con tal fuerza que el aludido y sus amigos creyeron ver humo salir de sus fosas nasales.
— K-Kacchan...
Los ojos verdes de Midoriya se fijaron en su amigo de la infancia por unos instantes antes de bajar a su pupitre, donde una pequeña figura se quedó petrificada ante el bramido del rubio. Bakugō siguió la mirada del peliverde, encontrándose con unos coloridos ojos que le contemplaban abiertos y sin parpadear, brillantes y expresivos al ver cierto reconocimiento en ellos.
— Oi, ¿por qué demonios hay un bebé en...?
Sus palabras se vieron cortadas por unas suaves bofetadas en sus mejillas y su reflejo involuntario fue apartarse rápidamente para que aquel bebé no abarcase su rostro entre sus pequeñas y regordetas manos. Sin embargo, su súbito movimiento desequilibró a la criatura que se precipitó hacia el borde de la mesa para caer de bruces contra el suelo.
Un coro de jadeos fue secundado por los rápidos reflejos de Bakugō que logró atrapar al bebé con una mano, agarrando su camiseta por la espalda y levantándolo en el aire como si fuera una especie de saco de carne que le sonada de algún lado... lo había visto en otra parte...
— ¡Estúpido bebé! ¡¿Acaso eres idiota?! — bramó encolerizado — ¡Podrías haberte matado con esa caída!
— ¡Bakugō-kun, ten más cuidado! — le recriminó Uraraka.
