Traición (Parte 2/2)

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Ambientación: Apartamento.

Tiempo: Adultos. Entre los 20 y 25 años

Contenido: Giro de emociones. Quedáis advertidas.

***

Midoriya volvió antes del amanecer, sorprendido porque la luz del salón estuviera encendida cuando solías disfrutar de la penumbra en la seguridad del apartamento. Algo que no habías podido remediar al usar tu quirk para moverte fácilmente entre las sombras o con falta de luz, adaptándote a la oscuridad. Incluso sin tu peculiaridad todavía tenías buena orientación y muchas veces él se sorprendía porque no chocaras con los muebles... En ocasiones, él se levantaba sobresaltado por las noches al escuchar un ruido proveniente de la cocina y te encontraba abriendo el refrigerador, dejando que la luz azulada iluminara tu silueta para no confundirte con un villano.

Solo que esta vez esos pensamientos se vieron eclipsados por otra pregunta, como ¿qué hacia el equipo de su amigo de la infancia en el sofá cuando no le había avisado de que vendría de visita?

Bueno, sabía que Bakugō no solía informar de su llegada y simplemente se presentaba sin llamar, importarle poco o nada qué estuvierais haciendo o si tendríais mejores planes que disfrutar de su compañía... Así que, negó con la cabeza conforme se dirigía a la cocina y al ver tu albornoz en el suelo creyó que se habría caído cuando ibas a hacer la colada

Pero se quedó estático antes de agarrarlo del piso y notar que justo detrás de la encimera una musculosa negra con una cruz naranja en la parte delantera destacaba contra el blanco del mobiliario.

- Tal vez Kacchan estaba herido y tuvo que quitársela... - murmuró para sí mismo, pero una dolorosa tensión se alojó en su pecho cuando al girar la cabeza hacia el dormitorio vio el cinturón de su amigo.

Tropezando con sus propios pies siguió el rastro de prendas, encontrando un par de botas y unos pantalones con rodilleras justo en el suelo de la puerta entornada de su dormitorio.

Tragó duro, notando que un agujero comenzaba a formarse en su estómago cuando empujó la puerta con sus dedos y esta se abrió con lentitud, chirriando un poco al final por culpa de las viejas bisagras.

La habitación estaba a oscuras, silenciosa, pero en el momento en que sus ojos esmeraldas se acostumbraron a la falta de luminosidad pudo notar que había dos figuras en su cama.

Midoriya retrocedió, haciendo que patease con el talón el cinturón con las granadas... y el sonido metálico de las letales armas alertó su presencia, oyendo seguidamente como el colchón crujía con suavidad y ruido sordo de unos pasos se dirigían hacia él. Una sombra se proyectó en la pared, haciéndose cada vez más grande conforme se alejaba de la cama y sus facciones masculinas eran reveladas.

Midoriya sintió frío, temblando como si volviera a tener cinco años. Se encontró con los ojos rojos y decididos de su amigo de la infancia... que esta vez le miraban con seriedad y sin mostrar ningún tipo de arrepentimiento por lo que había hecho.

Bakugō cerró la puerta con cuidado para no despertarte, vistiendo únicamente su ropa interior antes de agacharse, asir sus pantalones de combate – quejándose de que todavía estaban húmedos por la lluvia – y ponerse su uniforme de héroe en absoluto silencio, viendo como Midoriya lo miraba perplejo con una notable palidez en sus pecosas mejillas.

K-Kacchan... - tartamudeó incapaz de pronunciar otra palabra que no fuera su nombre.

- Deku, te dije que la recuperaría y el que avisa no es traidor - dijo con dureza y reproche en sus palabras - La has descuidado. La has abandonado y ella ha llorado de nuevo por tu culpa.

Escenarios Katsuki BakugouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora