Aquí Lía y Lou liberando al mundo historias cortas que escribimos del chico explosivo x lector femenino. Las publicaciones serán completamente aleatorias y se irán subiendo conforme las creemos y corrijamos.
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Contenido: Kirishima y Kaminari descubren un secreto de Bakugou que tiene que ver con el café...
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— ¡Estoy aburrido! — Kaminari se quejó mientras se echaba sobre la mesa de trabajo.
Kirishima levantó la vista del papeleo que se acumulaba en sus manos, viendo a su amigo suspirar y distraerse con su teléfono móvil. Probablemente acabaría en alguna aplicación de juegos para entretenerse hasta su siguiente suspiro de cansancio, pero repentinamente el dispositivo se apagó y los ojos ambarinos destellearon con horror y súplica.
Una mueca de sorpresa y consternación se apoderó del rostro de Kaminari, sabiendo que una parte de su sueldo de este mes acabaría en gastos de un nuevo celular.
— Te advertí que sobrecargarías la batería — exhaló el pelirrojo, también acomodándose en su asiento ya que le dolía la retaguardia de pasar horas allí sentado.
— ¿¡Ahora cómo le pediré el número a las chicas si no tengo donde apuntarlo?! — se quejó, llevándose las manos a la cabeza y pasándoselas por el rostro hasta quedarse como el cuadro de El Grito de Edvard Munch — Estoy en la ruina y moriré solo...
— Hombre... no seas tan pesimista — Kirishima intentó animarle, pero con su vitalidad por los suelos ni él mismo tenía fuerzas para ser entusiasta.
Ambos héroes profesionales llevaban horas trabajando sin parar, a destajo, rodeados de papeleo e informes que muchas veces no entendían ni sabían clasificar. Decir que llevaban días sin ver la luz del sol sería una completa exageración, pero el pobre par de jóvenes ya empezaban a desnutrirse como una planta seca.
Kaminari incluso creyó que sus mejillas estaban más hundidas al ver su reflejo en la pantalla negra del celular.
— ¡Quiero salir de aquí! — exclamó de golpe, sobresaltando a Kirishima que estaba a punto de quedarse dormido en su asiento — ¡Necesito aire! ¡Luz! ¡Bullicio! ¡Ayudar a preciosas damiselas y revivir con sus sonrisas! ¡Descargar toda esta tensión de trabajo porque me estoy consumiendo como la batería de mi celular!
— Kaminari, tenemos que esperar a Bakugō y a Sero — le recordó, muy a su pesar y echándole un rápido vistazo al reloj de pared — No deberían tardar mucho en aparecer.
— Claro... ellos sí pueden salir a patrullar — masculló, cruzando sus brazos y hundiéndose más en la mullida silla de oficina conforme miraba de reojo a la contigua — Incluso Bakugō tiene la mejor butaca para sentarse y no nos permite usarla.
— Estamos en su oficina... — puntualizó — Creo que no deberías-
Llevándose una mano a la frente, sabiendo que proseguir con su consejo hacia Kaminari no le haría más que gastar saliva, Kirishima dejó los documentos sobre el escritorio y observó a su amigo ponerse en pie y desplazarse a su derecha.
