Café: Caramelo (3/4)

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Nota de la autora: este shot se me alargó a más de 5200 palabras... Al final verán por qué.

Limpiar mesas jamás había sido tu trabajo soñado

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Limpiar mesas jamás había sido tu trabajo soñado.

Tampoco lo era el retirar los platos y las tazas, barrer el piso por cada cliente que se retiraba y evitar a los que ni siquiera cruzaban una mirada contigo porque iban directos al mostrador a pedir sus consumiciones.

Ayu y tú habíais intercambiado puestos por orden del jefe, quien se encargó de darte una charla paterno-empresarial de cuáles debían ser tus correctas acciones de cara al público. No obstante, ahora respetabas mucho más el trabajo de tu compañera, pues estabas harta de que te pisotearan tanto chiquillos como adultos, te tuviesen esperando como una sirvienta para tomar sus órdenes, se quejasen de que lo que habían pedido no tenía el sabor que ellos creían y tuvieras que pasar un trapo por cada mesa porque ciertas personas parecían tener manos de cerdo y pocos modales.

Podías soportar esos desplantes, ya que al fin y al cabo ese trabajo tenía ciertos inconvenientes... pero lo que más te molestaban eran los continuos paseos de tu jefe por el local. En cualquier momento, sin avisar ni decir nada, él aparecía detrás de tu espalda y comprobaba tu servicio mientras resoplaba por su nariz.

Ahora te tenía más vigilada que nunca... y eso te ponía muy tensa.

Eras una buena camarera y dependienta. No había motivos para que él estuviera respirándote en la nuca para asegurarse de que no cometías ningún fallo.

Habían pasado dos semanas desde ese "incidente" y tanto Kirishima, Kaminari como Sero pasaban a tomar su refrigerio algunos días. Teníais una breve charla, les preguntabas acerca de sus trabajos como héroe y te permitías el lujo de desconectar unos segundos con ellos mientras les servías. Eran unos jóvenes muy risueños y amigables, así que siempre era un placer platicar en tus descansos, e incluso, llegar a intercambiar teléfonos por si algún día les necesitabas para una emergencia.

Pero Bakugō no había vuelto por el lugar... Aunque tampoco les preguntaste a sus compañeros por el motivo.

Dejaste sobre la encimera otra bandeja de vajilla sucia que habías retirado de la sala para que la señora de la cocina la enjuagase. Tus brazos ya se estaban cansando de sostener las bandejas cargadas, tus piernas ya hormigueaban por culpa de tus zapatos y tu cabello ya comenzaba a despeinarse de las vueltas que estabas dando entre tomar pedidos, servirlos y recoger los restos.

Al salir de la cocina, Ayu te hizo un sutil gesto con su cabeza para indicarte que te faltaba un cliente por atender y, aunque no te diste cuenta de la mirada de advertencia que te profesó, tú ya ibas encaminada mirando al suelo al inclinar ligeramente tu cabeza hacia delante para armar tu cabello en un rápido recogido.

—Buenos días. ¿Qué le sirvo? — sonriendo seguiste las reglas de personal a rajatabla, bueno... casi todas, pues estabas mirando la tablilla donde apuntarías el pedido...

Escenarios Katsuki BakugouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora