28. 100% de la vida normal

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«100% de la vida normal»

El 10 de octubre, por la mañana, me dispuse a salir a correr; con tenis deportivo y ropa ligera. Llevaba nueve días encerrada en mi habitación. Mis padres y hermano hicieron el intento de alentarme para salir de mi enclaustramiento, no les funciono. Tan solo quería sostener mi almohada en mi cara y llorar hasta que se empapara; después contemplar las fotografías de Jasón e imaginarme que me besaba. Eso se volvió una rutina de mis días anteriores. Entonces me volví en un tipo de depresión.

Si antes de eso me hubieran preguntado qué significado tenía la depresión para mí. Les hubiera contestado con absoluta seguridad: "una idiotez y gasto innecesario de tiempo". Sí, me burlo de aquellas personas que se tiran en su cama y no quieren saber de la vida. Me burlo de su idea ridícula de morir por un suceso pasado del que se arrepienten. Me burlo de lo patético que es la definición («opresión», «encogimiento» o «abatimiento»). Me burlo de que se aferran al sufrimiento y no ven que hay un sol resplandeciendo. Me burlo más de la idea absurda de querer acabar con su vida. En conclusión: me burlo de mi situación.

¿Cómo una persona que pensaba que la vida es un regalo, ahora la ve como un suplicio? Hay varios conceptos que evolucionan a lo largo de todo humano. Los míos cambiaron. Digamos que antes eran de colores llamativos, y ahora son de una tonalidad opaca. Lo más cierto de todo lo que tenemos, es que, según lo que nos pasa, es nuestra apreciación y evaluación.

Antes no sabía lo que era las ganas de no vivir, ahora lo sé. Y ese concepto cambio por una partida. ¿Lo veo? Si, ahí está. Mis ganas de afrentarme a existir, se apagaron. Por un suceso que no debió pasar, pero así fue. Esto hizo girar mis pensamientos a una vuelta de 180º. Ahora que estoy de lado oscuro (por así llamarlo), comprendo muy bien esas ganas de dejar respirar.

Todos esos chicos que se han suicidado, lo hicieron por un motivo. Motivos que quizá no eran suficientes para abandonar el arca, pero eran los justos para querer desaparecer. Es fácil juzgar cuando las cosas no se palpan en propia piel. Llamaría a todos esos suicidas "estúpidos". A mi criterio lo fueron. Pero qué tal si nos visualizamos en su situación. Puede ser que al chico lo maltraten, o tenga problemas en casa y su papel solo sea el de la víctima. ¿Qué más solución se da cuando no hay otra alternativa? La más práctica que deslumbra en un momento de desesperación, es la muerte.

Respuesta fácil, eh. Y la más difícil al tiempo.

Quizá esto paso por mi mente en muchas ocasiones, cuando estaba acogida en la soledad de mi habitación. Pero descubrí que hay 50% de razones para vivir; y un 50% de razones para morir.

50% de razones para vivir: las personas que me han visto crecer y han aprendido a amarme.

50% de razones para morir: la pérdida de mi gladiador, que se había convertido un todo.

Juntándolas se vuelven un 100% de la vida normal.

Y, ¿qué obtengo? Las mismas razones que tenemos todos al pisar la tierra.

¿Por qué yo sería especial y solo tendría razones buenas para vivir? ¿O por qué yo sería un caso exclusivo de razones para morir? Es que no hay tal cosa. Todos contamos con la misma balanza de posibilidades (50/50). Solo que a veces estamos puesto el lugar de "50% de razones para morir", y cuando nos encontramos inclinados en ese sitio, el "50% de rozones para vivir" se disminuye. O viceversa.

No se confundan, no quieran morir cuando pueden vivir en un mundo de destrucción/alegría. ¿Es que todo lo queremos perfecto? Pues no hay tal cosa. Se viene a experimentar. No se viene a gozar y a todo el tiempo a bailar; venimos por una misión agridulce.

Decidan la vida ante la marea de conflictos. Somos iguales y tenemos los mismos porcentajes. Podemos decidir a cuál darle mayor importancia.

La costa se percibe apaciguada cuando llego. En el amanecer, unos que otros espectadores se reúnen en la orilla; por eso ahora, que ya ha pasado, la playa se ve un tanto deshabitada. Dejo de trotar cuando piso la arena. Me detengo ahí y observo el horizonte. Las dibujadas nubes que se mezclan en el color azul del cielo, claro e inmenso. El sol apenas y quitándose la flojera para salir en un nuevo día. El viento galopa con la marea, creando un ritmo patrón. Muy de lejos, se ubica una pequeña isla, que muy de apenas se distingue en forma de roca. Sería una aventura ir llegar hasta ahí. Los bañistas tiemblan por la frialdad del agua salada; igual no interesa, se quedan adentro.

The past leaves it's mark » Justin BieberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora