11. ¿Hombreriega?

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«¿Hombreriega?»

Admiro la perpetua armonía del cielo. Cuando el sol se funde para dar paso a la noche. Se contrasta con colores cálidos. El ligerear del color rojo, atenuados con la profundidad del color naranja, con una línea del incoloro morado. Como se desvanece entre el ocaso, afirmándome que el día acaba de culminar, para caer a nosotros la oscuridad, acompañado de una bola plateada que nos apacigua en las veladas. El viento me refresca del sofocado clima. Mis primos corren a mí alrededor y saltan sobre mi cuerpo. Lo ignoro, y me conservo tumbada en el pasto del patio trasero de la casa de mi abuela; aunque seco por la falta de agua y de lluvias, es un lugar cómodo para descansar del fatigoso viaje de carretera. Con mis manos cubriendo y descubriendo mi vientre, entre tanto, lo masajeo de manera circular. 

Mi abuelita Dolor, lloró como la misma Magdalena en la crucifixión, cuando vio a mi madre cruzar el umbral junto con Pattie. A esta última la conoce desde que mi mamá se mudó a California para estudiar gastronomía. Con Amanda se desgasto en halagos y piropos, envidio sus ojos enormes color avellana. Felicito a Pattie por la familia tan hermosa que estaba formando, también por sus hijos tan educados, reconoció su gran labor de ser viuda y ver que eso no le impidió seguir adelante. Rápidamente hizo conexión con la pequeña Tiffany, dejando mis sospechas confirmadas: esa nena me odia. A mi papá lo trato con la simpatía acostumbrada. 

Ya pasado el bullicio de la llegada de mis padres y la familia Bieber restante, en la casa todo está más amanso, salvo a los 8 pequeños traviesos, a esos no se les acaba la pila ni mojándolos. Mis tíos, como era de esperarse, están confabulados para armar una fiesta; por la mañana se pasaron por el rastro, e hicieron que mataran a un puerco que tenían engordando para ocasiones especiales. Así que esta reunión familiar, se celebrara con una cena de carnitas estilo Michoacán (eso es lo que se pavoneo mi tío Pedro). 

Cuando aún no entendía muy bien mis raíces mexicanas, yo repudiaba todo lo que tuviera que ver con la familia Hernández. Fue una de las razones por lo que existió un distanciamiento entre mi madre y su familia. Después, aprendí a querer todo lo que conlleva ser una mexicana. Me defendí con las costumbres y hable de ellas con orgullo. Empezamos a venir a Tijuana para la celebración del 15 de septiembre, también llamada "El día de la independencia de México"; grite junto con mi familia "Viva México"; me emocione al ver todos los juegos pirotécnicos; y me fascine del porte de los hombres al usar un traje charro. Así que hoy en día me enorgullezco de ser mitad gringa y mitad mexicana. Tengo lo mejor de ambos países.

—¡Nicole! —Me siento de sopetón. Reconozco la voz de mi primo Ángel. Es algo afeminada, pero con ese acento norteño característico entre todos mi tíos.

—¿Ángel? —Me esfuerzo por imitar el acento, pero solo queda en intentos, porque mi dialecto estadunidense predomina. Me ofrece su ayuda para levantarme, la acepto. Nos damos un fuerte abrazo y botamos dando vueltas. 

—Cariño, estas más sensual de lo que te recordaba. —Me doy una vueltecita coqueta. Mi tía María chifla desde la cocina y me grita: "Chula, hijita". Ambos nos reímos, pero después lo empalago de muchos besos por toda su delgada cara. 

—Tú estás mejor, guapo. 

Mi primo Ángel es alto (le llego hasta más por debajo de su hombro), cara afilada, tez morena, ojos castaños, de complexión escuálida, barba que lo hace ver más maduro. Tiene una chispa avasalladora, con la que a todos nos trae cortitos sin contestar; es gracioso y ocurrente, nunca se puede dejar de reír en su presencia; es un consejero estupendo, encuentra la solución a todo tipo de problemas impropios; es un locuaz con un lenguaje obsceno, nunca se le acaba el tema de conversación, que van desde trivialidades a cosas profundas; siempre esta actualizado en los asuntos de moda y chismes de la farándula. Es lo que llamamos las mujeres: desperdicio de hombre. Encima de toda aquella magnifica personalidad, tiene gustos diferentes y desentonados, yo no se los critico, porque al fin y al cabo, ¿Quién soy yo para juzgar a las personas que tienen gustos sexuales diferentes? Al contrario, soy muy desinhibida cuando se trata de aquello. No me interesa los hombres con hombres o mujeres con mujeres, todo eso es punto y aparte de mi vida. Si no fuese porque mi primo es homosexual, no tendría a nadie cerca con esas preferencias. 

The past leaves it's mark » Justin BieberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora