30. Preguntas retóricas

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«Preguntas retóricas»

Las miradas a mi llegada a la preparatoria por la mañana, no se hacen disimular. Una parte racional de mí, sabe que no pasaría desapercibida en mi llegada. Cuando marco el paso junto con mis amigas de acompañantes, hay unos cuantos que murmuran sobre mi repentina aparición. No estoy siendo egocéntrica en ningún sentido, pero esa es la firme realidad. Aún no doy cavidad de mi fuerza de voluntad al presentarme a clases, pero mis padres me acompañaron hasta la puerta de la entrada y se despidieron con un firme beso en mi frente, después musitaron un "Suerte, hija". Puede interpretarse como raro el hecho de que no me molesto que se comportaran como padres primerizos que dejaban aterrada a su bebé en su primer día de clases. No me avergonzó en lo absoluto; doy carta blanca a que todos los días me acompañen hasta la preparatoria. Si eso me hacía parecer un bebé, con gusto lo sería.

A veces me sucede o me cruza por la mente, la idea loca de volver hacer una hija de brazos. De esas veces en las que tus padres te abrazan por el placer de sentir el diminuto cuerpo en su protección. Quisiera ser de nuevo tan pequeña para caber en sus brazos levantados. O es que a sucesiones las situaciones me sobrepasan, y anhelo ser un bebé. Por lo mucho que me oprima el corazón la idea que no puedo esconderme de mis responsabilidades, debo aceptar que tengo que crecer. Y ahora hay preocupaciones verdaderas que rigen mi vida. Como por ejemplo el examen de francés para el cual no estudié. Puede sonar una ridiculez a comparación de todas las preocupaciones mundiales que nos asuelan.

Kate y Victoria se frenan en mi casillero, sin cortar la plática del desayuno ligero y la importancia de éste como primer alimento del día. Kate replica algo sobre que Victoria es demasiado esbelta para ponerse en régimen; estoy acuerdo con ella. Saco algunas cosas de mi mochila y deposito algunos de libros que no ocuparé adentro. Aparto el libro de biología de Jasón que dejo hace un par dejo semanas en mi casillero. A él le daba pereza ir hasta el otro extremo de la preparatoria para dejarlo entre sus cosas, así que lo dejo ahí, justo en la cima de mis libros. Mi gladiador desconocía que su descuido ahora me haría sufrir. Apuesto que si lo hubiera sabido, ahora ese libro no estaría en mí en mi casillero.

Hace un par de semanas parecen lejanas, casi un sueño que se acabó en cuando desperté de una siesta.

Respiro hondo y dejo fluir el aíre desinflando mis mejillas. Tengo que hacer frente a la agonía. Lo prometí. Basta de llorar. Ya no se puede hacer nada.

—¿Estás bien, Niki? —Pregunta mi mejor amiga. Posa su mano en mi hombro.

—Es obvio que no está bien –Alude Victoria con enfado ante lo evidente.

Quiero derrochar sorna para que no se preocupen, pero al parecer soy mala fingiendo.

—No me dejen hoy. No sea aparten de mí, ¿sí? —Imploro. Me doy cuenta que no podré estar sola paseando por la preparatoria sin ellas, o sin alguien que me haga compañía. Por todos lados me encontraré una esquina o espacio en el que Jasón me acorralaba para besarme entre clase y clase.

Amabas asienten. La primera en abrazarme es Victoria, luego Kate se lanza al ataque en un abrazo de tres.

—Siempre juntas — Dice solemnemente. Me muerdo la lengua para contradecirla.

Ya no creo en "siempre". Esa palabra está muy sobrevalorada.

***

No sé qué tanta discusión se puede generar por un libro, pues nunca me integro a ese tipo de discusiones. En primer lugar, es tan absurdo replicar por otro final de los lectores cuando un escritor lo deseo así; es decir, no es su jodido libro, el escritor puede hacer mierda con él si así lo desea. En segundo lugar, que patéticos son los que leen con tanta pasión. En tercer lugar, un repugnante, jodido, fantasioso, mal escrito, aburrido libro no haría la vida más feliz. Es un libro por el amor a todo lo bueno, ¡Solo un maldito libro que no los sacaría de la bajeza de ser cualquier perdedor que lo leyera! No es que le tenga un odio inconsiderado a la lectura, es solo que no me agrada que sean tan mentirosos. Apasionarme por leer nunca sería una de mis virtudes. Mejor vivo agonizándome con mi realidad y desconozco otras vidas que puedan ser peores.

The past leaves it's mark » Justin BieberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora