Capítulo 1: "Diferente"

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Negaba con la cabeza rotundamente, mientras observaba todo a mí alrededor con los ojos bien abiertos. ¿Acaso se había vuelto loco? Podía entender lo que estaba diciéndome, por supuesto, lo habíamos hecho toda nuestra vida, desde la adolescencia hasta la universidad, a veces por diversión, otras porque eran de vida o muerte. Ambos sabíamos que siempre estaríamos para apoyarnos y sacar provecho de nuestra genética, pero cuando incluía lastimar a terceros, mi respuesta siempre sería un "No"

Lo tuve que pensar un largo rato, frente a mí, me necesitaban para un ensayo, pero por la línea, mi hermano gemelo me hablaba desde miles de kilómetros, expresando su angustia y estrés hacía su situación actual con su trabajo y su novia. No sabía que tenía una novia, menos que estaba comprometido, y tomándome por sorpresa desde el inicio de la conversación, esta tornaba a ser más bien una llamada de cómo había ido su vida desde hacía años, de la cual yo no sabía mucho.

—Hermano, necesito que me hagas un favor, y no puedes decir que no—dijo en cuanto conteste a su llamado.

—La última vez que oí eso, terminé siendo tú, amigo.

—Es que necesito que lo seas, solo por una noche.

—¿A qué se debe?

—Debo romper mi compromiso.

—¿Tu qué?—exclamé sorprendido.

—¿Recuerdas cuando me dieron un trabajo de profesor en San Diego hace dos años? Bueno, ahí conocí a una chica y nos enamoramos. Estuvimos ese tiempo juntos, el punto es que, hace un mes me dieron un trabajo en Nueva York, y es genial, hermano, pero ella no ha querido venir conmigo. Hemos estado separados ese mes y he tomado mi decisión, pero no puedo volver allá. Como tú estás siempre en Los Ángeles, y no sabe de ti, creí que podrías ir un día, terminar con ella por mí y volver—cerré los ojos y sacudí la cabeza.

—Tú no eres así, Sami.

—No sé qué más hacer, Rami, he hecho de todo, discutimos siempre, ella empieza a llorar y termino cayendo a sus pies, sé que tú resistirás, ¡ganaste un Óscar! Te admiro tanto, hermano, y te necesito. De verdad, amo mi trabajo aquí y no quiero dejarlo, y talvez no estoy listo para casarme—pauso y miré a mi alrededor sintiéndome entre la espada y la pared—Yo lo haría por ti si se tratara de tu carrera.

—¿Qué le diré a Lucy?—hablé bajo, refiriéndome a mi novia.

—Dile que te surgió un asunto familiar, y lo resolverás pronto. Solo un día, Rami, por favor. Entras, dices tú líneas y te vas—me reí de la forma en que lo dijo.

—Bien. Saldré a San Diego esta tarde—acepté sin más remedio.

—¡Gracias, hermano!, eres el mejor—exclamó y finalizó la llamada.

Guardé el teléfono en mi bolsillo. Al terminar los ensayos, fui al encuentro con mi novia y me despedí de ella, argumentando que una situación se presentó en casa con mi hermana pero volvería mañana y quedamos para almorzar.

Una vez en mi auto, conduje alrededor de dos horas hacía San Diego en una hora poco transitada. No podía creer lo que era capaz de hacer por mi hermano.

Sami me mandó la dirección de una cafetería en la que ya había quedado de verse con su novia en un rato para charlar. Le dije que me mandara una fotografía de ella para reconocerla y no delatarme en el primer segundo de verla. No ensaye lo que iba a decir, solo algo como esto "cariño, lo nuestro no funcionará, amo mi trabajo en Nueva York y lo tomaré"

Llegando a la ciudad, localice la cafería en seguida con ayuda del GPS. Aparqué el auto en el estacionamiento exclusivo y me bajé. Revisé mi celular entrando al local, buscando si mi hermano me había mandado la fotografía, pero aún no lo había hecho. Miré a mí alrededor, el lugar estaba lleno. Las mesas ocupadas y la fila en la caja obstruía el paso hacía en otro lado del local.

Una mano delgada se asomó por entre el gentío. Di un paso y entonces, la fila se movió un poco y entre las personas, apareció una hermosa chica de cabello castaño y piel bronceada. Al verme sonrió, se acercó a mí y me abrazo. Me petrifique un poco, apenas le correspondí el abrazo cuando ella se separó.

—Te eché de menos—murmura. Nos miramos un instante y luego me jala hacía el otro lado del local y nos sentamos en una mesa.

—Pedí tu café favorito—dijo. Observé ambos vasos sobre la mesa. Mi celular vibró sobre mi mano. Abrí el mensaje y la fotografía adjunta. Se trataba de la misma chica que ahora tenía sentada frente a mí, mirándome fijamente.

La estudié; sus cejas eran tupidas, sus ojos azules y sus labios gruesos. Era delgada, bronceada por el sol, y llevaba puesto un vestido de verano. Era muy atractiva, sin duda, una chica de revista, una modelo. La miré fijamente durante un largo rato, y ella hizo lo mismo conmigo. Pronto, sus facciones cambiaron y me miró un tanto extraña.

—Estás muy diferente, Sami. 

Corazón de niña 《Rami Malek》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora